Martín Sánchez es un malargüino de 34 años, hijo de José Sánchez y Juana Aburto. Es el menor de cuatro hermanos, casado, tiene tres hijos, es laboratorista de suelo y hormigón y trabaja generalmente fuera de la provincia.
Desde su lugar transmite parte de la historia y del presente de Malargüe. De a poco, este hombre dio rienda suelta a su gusto por las rimas y la escritura.
Martín se crió en el marco del bar de su familia, llamado don Juan. Ese lugar es considerado el más tradicional y antiguo de Malargüe. Según recuerda Martín, su abuelo lo alquilaba como bar y luego su padre se hizo cargo.
Ese lugar era muy frecuentado por gente de la zona rural y participó, de oyente, de charlas de personas que compartían sus vivencias, historias. Algunas veces acompañados por una guitarra y, en algunos casos, con una rima de por medio.
Sin darse cuenta se fue nutriendo de esa esencia y con el paso de los años se animó a recitar parte de esa idiosincrasia que le llamaba la atención. Sus palabras no eran propias sino “prestadas”, como él dice.
Recuerda que en ese bar, ubicado en pleno centro, se mezclaba lo urbano y lo rural. Tanto es así que con el paso de los años pasó a ser un punto de encuentro obligado para el día del departamento.
Los vecinos de la zona saben que después de los actos protocolares esa cuadra de la avenida San Martín se corta y la música acompaña el festejo con pasteles de por medio y los caballos atados en algunos casos en los bicicleteros del sector, en lugar de palenques.
De a poco Martín se fue animando, se fue soltando y comenzó a recitar sus propios versos basados en las historias que le contaban, o inspiradas en personas que han sido parte del departamento, personas comunes, que quizá no todos llegaron a conocer, pero que aportaron desde su lugar, como un criancero, un cantor, un lechero, una enfermera, un veranador, un quiosquero… “Ellos son gente que hizo desde abajo a este pueblo”, destaca.
Sus versos comenzaron a ser leídos desde hace un tiempo a través de la red social Facebook, mediante “Infancia de Pueblo”. Los contenidos netamente malargüinos han sido muy bien recibidos por la comunidad y de a poco fue sumando seguidores.
Con la colaboración de algunos malargüinos y de fotógrafos de la zona, los escritos de Martín, en algunos casos, se acompañan de antiguas fotografías.
La intención suya es volcar sus escritos a un libro, que se llamará Infancia de Pueblo, pero reconoce que tiene un problema. “Sigo sumando historias y he decidido postergar este gran anhelo que tengo”, señaló. También aclaró que su tarea la hace porque le gusta y que no busca fines de lucro.
Teniendo en cuenta que Malargüe vivirá en los primeros días de enero la Fiesta Nacional del Chivo, Martín anticipó que él estará sobre el escenario donde participará como recitador.
“Esto me obliga a seguir investigando, a seguir buscando, porque mis rimas son en base a lo que la gente me va contando”, dijo. Esta presentación de Martín se enmarca en otras que realizo en otros momentos, en distintos eventos culturales.
Ser el receptor de distintas historias no es una tarea fácil, por lo que reconoce que esto se ha ido dando con el transcurso de los años.
“La gente me cuenta sus cosas en el marco de ser reconocida, de mostrar lo íntimo y humano”, cerró.