La dulzura de su voz es inconfundible. Con el encanto propio del timbre colombiano, bien latino, Marta Gómez llega hasta la fibra más íntima interpretando el cancionero latinoamericano y versos propios, atravesados por la niñez, el amor a la tierra y el universo. Porque a la colombiana la conmueve el hombre, la humanidad y sus circunstancias.
Y de circunstancias y momentos se hace el camino. Trayecto que tuvo la oportunidad de compartir con el bajista argentino Andrés Rotmitrovsky. Luego de tres conciertos en Suiza donde grabaron un material, decidieron continuar con este proyecto titulado "Un silencio que llegó de lejos".
En este show la sonoridad que crea la dupla es extraña. Acá el bajo y la voz de Marta Gómez son los protagonistas de un recorrido musical con diferentes temas de la colombiana y clásicos del cancionero latino, como "Plegaria para un niño dormido", "El día que me quieras", composiciones de Piero, Jorge Drexler, autores y versos que los interpelan a ambos.
Entre canciones, los músicos enlazan sus anhelos y su mutuo amor hacia la música latinoamericana, en este concierto que llega esta noche al teatro Plaza, en el marco de su gira nacional.
"Al comienzo me resultó extraña esta unión del bajo y solo la voz. La guitarra aparece en algunos momentos. Pero lo lindo de todo es poder crear desde lo diferente. Y aunque parecía muy loco funcionó; la manera que tiene de tocar el bajo Andrés y sus arreglos son la diferencia, y sintetizamos un espectáculo con poemas cantados. Donde el silencio nos acompaña mucho en el escenario. Salió muy bien y decidimos traerlo a Argentina, Colombia y Ecuador", comenta la artista colombiana radicada en Barcelona desde hace una década.
Marta Gómez sigue cultivando su carrera. Después de esta gira planea grabar un nuevo álbum. Porque si algo bueno tiene la independencia es que no hay ataduras. Es solo tiempo, esfuerzo, talento y las ganas de seguir creando. Algo que la cantautora tiene muy claro luego de editar catorce discos, reconocida con un premio Latin Grammy, creadora de la canción y campaña internacional "Para la guerra nada", que la catapultó a ser una de las artistas colombianas con mayor proyección en la música latina.Como mujer es más difícil todo, nos toca aún más demostrar que a los hombres. Pero particularmente en algunas ocasiones me he sentido beneficiada por el hecho de ser mujer, porque participé de discos, festivales que son para mujeres. También he sentido la necesidad de comprobar en el lugar en que estoy a través de la composición. Las mujeres nos hemos trasladado a un campo en la interpretación. Pero en la composición es un poco más difícil. Sentía esa pregunta, ¿Pero qué compones? ¿Por qué no cantas lo que ya está escrito? En ese sentido sentí un poco de discriminación, que no sucedió con el canto. Pero con los años creo que me he ganado el lugar donde estoy.
-¿Cuál es tu próximo anhelo en la música?
-Los sueños siempre son nombres propios. No sueño con ciudades, con escenarios, festivales, más ventas. Sino con personas que quiero compartir el escenario. Y están los de siempre, como Silvio Rodríguez, Jorge Drexler, Pablo Milanés, Rubén Blades. Pero lo lindo es que ese sueño se va aumentando cada vez que conozco gente nueva. Hay una cantante catalana Judit Neddermann y estoy enamoradísima de su voz y me encantaría cantar con ella. Me gustaría cantar con Rozalen de España. Y lo más bonito es que así como yo sueño cantar con alguien, hay gente que quiere cantar conmigo. Y si me gusta lo hago enseguida y cada mes estoy grabando canciones, para compartir con otra gente. La lista es interminable.