Marta Betoldi tiene 65 años y una larga experiencia como actriz y como guionista. Entre otras ficciones, fue autora de "Socias" (2008), "Ciega a citas" (2009), "Solamente vos" (2013) y "Esperanza mía" (2015), tiras en las que también colaboró con breves apariciones.
Este año recibió el encargo de Adrián Suar de convertir en una tira diaria "Las Estrellas", la ficción que emite El Trece y aquí Canal 7 desde hace un par de semanas, y que en un principio iba a ser un unitario con el título de "Cinco Estrellas".
Betoldi se unió con sus colegas Mara Pescio y Santiago Guerty para armar una historia que gira alrededor del mundo femenino con los protagónicos de Celeste Cid, Marcela Kloosterboer, Violeta Urtizberea, Natalie Pérez y Justina Bustos.
Ellas encarnan a las hermanas Estrella, hijas de Mario Estrella y de diferentes madres, las que al morir su padre quedan a punto de recibir una gran fortuna pero con una condición en el testamento: antes de recibir el dinero, las cinco jóvenes deben regentear con éxito, durante un año, un hotel boutique que pertenecía a su padre.
Lo que buscaba Mario Estrella era unir a sus hijas, que a partir der ahora deberán limar asperezas y reacomodar sus propias vidas, dentro de las cuales se mueven varios hombres como Luciano Castro, Esteban Lamothe, Rafael Ferro, Gonzalo Valenzuela, Nico Francella, Nicolás Riera, Ezequiel Rodríguez y Nazareno Casero.
“Las Estrellas” ha logrado muy buena recepción de público y tiene un promedio de rating de 15 puntos, lo que le ha permitido a Canal Trece recuperar algo de los cifras perdidas en el prime time, donde viene liderando Telefé desde hace tiempo.
-Usted recibió el guión de "Las Estrellas" cuando decidieron convertirlo en una tira diaria. ¿Cómo es el cambio? ¿Cuál es el pasaje que hay que hacer en cuestiones técnicas y en la trama para convertir un unitario en una tira?
-Son dos formatos totalmente distintos porque, en general, en un unitario todo está más condensado y se tira la carne al asador mucho más rápido. Nosotros hicimos un trabajo igual en los primeros capítulos, o sea que sucedieran muchísimas cosas. Pero armar una historia de 180 capítulos para los personajes no es lo mismo que cubrir 30 o 40 capítulos. Lo mismo con los personajes satélites que rodean a los principales.
-¿Pero el minuto a minuto en una tira diaria también exige tirar la carne al asador mucho más rápido?
-Sí, puede ser, aunque hoy las cosas han cambiado bastante y trabajamos en nuevos tiempos donde competimos no solo con canales de aire o cable, sino contra Netflix o las distintas aplicaciones de los canales Premium. La construcción dramática de Netflix ha modificado también la mirada del espectador, desde la manera en que se mira un producto, que se puede ver todo de corrido y ya no le alcanza con ver un capítulo por día, a la forma en cómo se cuentan esas historias. Me parece que eso también está influyendo en la manera de captar un espectador de televisión, que es totalmente distinta a la de hace algunos años.
-Algo que lograron las plataformas digitales es atenuar eso que tenían las primeras series de Internet que eran muy cortitas, en cambio ahora ya son de 45 minutos para arriba. ¿Cómo afectó eso? ¿De qué manera las plataformas obligan a cambiar una historia? ¿O no es para tanto?
-Nosotros tenemos un espectador mucho más masivo, que tiene acceso a muy buenos contenidos en plataformas visuales que no son las convencionales. De hecho, yo escribí “Socias” hace 8 años y el público de “Socias” está hoy en Netflix. En aquel momento no existía Netflix y el espectador de ese tipo la tenía que buscar en la televisión o en el cable. Hoy en día nosotros tenemos ese tipo de plataformas donde podés ver los géneros que quieras desde tu celular o en tu casa, pero tenemos una cosa a favor: que el espectador quiere ver a sus actores argentinos y quiere que le cuenten parte de su realidad. En ese sentido, el público no sólo quiere ver el contenido de Netflix sino que busca a tal actor o actriz y quiere seguir la comedia romántica como en otros tiempos.
-"Las Estrellas" parece destinada a un público más bien femenino...
-Sí, es un formato netamente femenino que tiene que ver con la mujer del año 2017, con mujeres de 30 años que atraviesan todas las crisis que atravesamos las mujeres a los 30 años y que además tienen que aprender a convivir en una relación de hermanas que, en parte, no se conocían o estaban distanciadas por una herencia. Es una comedia, no blanca sino romántica con galanazos, porque también tenemos un grupo de varones maravillosos. Pero también es una comedia moderna, que puede interesarles tanto a hombres como a mujeres.
-¿Intenta la serie desmitificar el mito masculino de que cinco mujeres juntas es sinónimo de conflicto?
-Mirá, yo creo que las mujeres tenemos comportamientos muy particulares. Somos tribales, nos manejamos en grupo, esto fue históricamente así porque las mujeres se quedaban a cuidar a sus hijos o a otros hijos y todas juntas hacían las tareas de la casa. Me parece que eso va más allá de la prensa negativa, las mujeres tenemos ese espíritu de salvataje de la otra mujer y de funcionar aún cuando estemos peleadas, pero si le hacés algo a mi hermana te mato. En ese sentido también hay una especie de corporativismo emocional y que se va construyendo. Dos de ellas son de un matrimonio, dos de otro y la quinta de otro, y en sí tienen muchas rispideces por el tema de las madres y tienen que aprender a conocerse y a quererse más allá de las cuestiones históricas familiares que heredaron.
-¿Los 180 capítulos le permitieron hacer una profundización de la veta comedia y dramática en cada personaje?
-El tono de los personajes tiene muchas situaciones de comedia que se viven dramáticamente. Les van a pasar cosas a cada una en distintas instancias, en temas de identidad, de la prostitución, de “me enamoré de alguien y estoy casada” y no desde un lugar superficial. Sí, por un lado es el personaje de Lamothe con Celeste Cid, que está casada y se siente movilizada por otra persona. Además aparece una historia que tiene que ver con el pasado de una de las hermanas. También está la diferencia entre cobrar o no cobrar por sexo, qué significa cobrar, qué significa el rescate masculino de una persona que quiere ser prostituta, si lo eligió o es un daño emocional que cubre… De todos esos temas, algunos son más profundos y dramáticos y otros más divertidos, como pasa siempre.