Marruecos: miles de nenas, explotadas como “pequeñas sirvientas”

Según el último estudio, realizado en 2010, hay entre 66.000 y 80.000 “esclavas” de menos de 15 años. Muchas trabajan desde antes de los 10.

Marruecos: miles de nenas, explotadas como “pequeñas sirvientas”
Marruecos: miles de nenas, explotadas como “pequeñas sirvientas”

Fátima, Latifa y Hayat trabajaron durante años como "pequeñas sirvientas" sufriendo el maltrato y la explotación por parte de sus empleadores, un calvario que comparten miles de empleadas domésticas menores de edad en Marruecos, pese a que una ley busca limitar los abusos.

"¡Incluso un animal doméstico recibe mejores tratos!", dijo Fátima, de 17 años, llorando. La joven llegó en busca de ayuda al centro de acogida para mujeres víctimas de violencia Annajda, ubicado en Rabat.

“Yo lo único que quería era ayudar a mis padres, ya que me daba tristeza ver la miseria en la que estaba sumida mi familia”, dijo murmurando esta adolescente que trabajó durante dos años como “pequeña sirvienta”.

Fátima dejó su pequeño pueblo natal en el sur de Marruecos a los 15 años para trabajar como empleada doméstica en la capital, con la ayuda de un intermediario local, un "semsar".

“Al principio, me trataban bien. Pero, poco o poco, la violencia se volvió algo habitual”, dijo la joven, con una voz temblorosa y la cabeza cubierta por un velo. “La dueña de casa me pegaba, me insultaba, siempre encontraba algo que reprocharme”, contó.

La directora del centro Annajda, Fátima El Maghnaoui, dijo que se "trata de una forma de esclavitud". "Una violación (...) de los compromisos internacionales de Marruecos", criticó, señalando que Fátima debería estar en la escuela.

Degradación

No hay cifras oficiales sobre las "pequeñas sirvientas". Pero según un estudio encargado en 2010 por las asociaciones, entonces había en Marruecos entre 66.000 y 80.000 empleadas domésticas de menos de 15 años.

"Sufren condiciones de trabajo y de vida degradantes"; estas menores vienen muchas veces del campo y son analfabetas, según la asociación de defensa de las mujeres Insaf. Además, sin recibir ningún salario.

"Habíamos convenido un salario de 800 dírhams por mes (70 euros, 86 dólares, es decir un poco menos de un tercio del salario mínimo) pero no recibí ni un céntimo", contó.

Cuando exigió su paga, después de un año de trabajo, la dueña de casa "le confiscó su carnet de identidad y le impidió el contacto con su familia", dijo. Entonces, fue cuando decidió huir. Pero, "yo no conocía a nadie, no tenía dinero y no sabía ni siquiera la dirección de donde trabajaba", dijo.

Finalmente, un joven del barrio la ayudó a contactar con una tía que vivía en Salé, una ciudad vecina de Rabat, y ella “puso fin a su calvario”.

Trabajando a los 9 años

Omar Saadoun, responsable del programa de la lucha contra el trabajo infantil en el Insaf, explicó que, al igual que Fátima, le destino de las "pequeñas sirvientas" se gesta muchas veces en el entorno rural, la pobreza y la ignorancia de los padres.

En algunas zonas rurales, "la niña es considerada como inferior al varón, entonces es la primera en ser sacrificada para encontrar fuente de ingresos complementarios, ya sea casándola o enviándola a trabajar como empleada doméstica", explicó.

Una ley promulgada a mediados de 2016, esperada por años después de debates interminables, fijó a los 18 años la edad mínima para las empleadas domésticas, poniendo en teoría fin al trabajo infantil, hasta entonces muy extendido.

El texto impone un contrato de trabajo, un salario mínimo, un día de descanso semanal, vacaciones y multas para los empleadores en caso de infracción. Sin embargo, autoriza durante cinco años más el empleo de adolescentes de entre 16 a 18 años.

"Es necesaria una estrategia global (...) Esta ley no presenta ninguna garantía, ya que no hay un dispositivo de acompañamiento, para la reinserción, la identificación de las familias. Muchas empleadas domésticas menores de edad no conocen ni siquiera la dirección de sus empleadores", destacó Omar Saadoun.

Pese a la nueva normativa, las ONG, incluyendo la asociación Insaf, afirman que todavía hay niñas de sólo ocho o nueve años empleadas en casas.

Después de años de maltrato y de explotación, muchas sufren todavía las secuelas, como Hayat de 38 años, que comenzó a trabajar con nueve.

"Cuando pienso hoy, 30 años después, esto me sigue entristeciendo. Mi infancia fue sacrificada", confió en una entrevista telefónica.

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