Con la conferencia internacional sobre el climaCOP22, Marruecos se hace paladín del transporte 100% eléctrico.
La primera pick-up marroquí 100% eléctrica, la “Aslan”, fue mostrada en público esta semana a los participantes de la conferencia.
Las baterías del vehículo se cargan en cerca de siete horas en una toma de corriente de 220 voltios.
Con una velocidad máxima de 129 kilómetros por hora, la pick-up, creado por la Sociedad Nacional del Transporte y la Logística, “respeta la naturaleza y el medioambiente y se carga en casa sin necesidad de un dispositivo específico”, según sus creadores.
El “Supercar”, otra innovación presentada en la COP22, esconde bajo su aspecto de bólido un coche eléctrico.
“La idea es ir a lo más difícil para volver luego a lo más sencillo”, explica su creador, el ingeniero Imad Morchid. “Si somos capaces de producir coches deportivos eléctricos, podremos fabricar fácilmente pequeños coches urbanos”.
“En el futuro, el objetivo es comercializar coches 100% eléctricos marroquíes, siempre con la misma problemática: menos emisiones y una autonomía máxima”, añade.
“Los cambios climáticos atañen a todo el mundo, tanto en el norte como en el sur”, recuerda Said Mouline, miembro del comité de dirección de la COP22 y director general de la Agencia marroquí para el Desarrollo de las Energías Renovables y la Eficiencia Energética (ADEREE).
“El sector privado de los países del sur es cada vez más dinámico en los sectores del transporte, la energía, el agua, los alimentos, las ciudades sostenibles, la financiación del clima... Hablamos de transición energética, pero es todo un mundo el que está cambiando”, asegura.
Marruecos, organizador de la COP22, lo entendió. Con una estrategia nacional muy voluntaria en materia de energías limpias, el reino, que construyó una de las mayores centrales solares del mundo a las puertas del desierto del Sahara, aspira a cubrir el 52% de sus necesidades eléctricas gracias a las energías renovables de aquí a 2030.
Si lo consigue, Marruecos pasará directamente a un modelo de desarrollo sostenible, sin pasar por una industrialización a ultranza. Dejando atrás las energías fósiles, el país entraría directamente en la era solar o eólica, o en cualquier caso en un modelo mixto que valore las energías renovables.
La idea consiste en ganar tiempo al adoptar enseguida las buenas prácticas y las innovaciones responsables, sostenibles y eficaces.
Para Rabat, la COP22 es ocasión de presentar una ola de proyectos “verdes”, especialmente en el sector de los transportes.
En Marrakech, una treintena de colectivos 100% eléctricos, de origen chino, transporta a los participantes de la COP22 y seguirán circulando en la ciudad después del evento. Y el Ayuntamiento instaló 300 bicicletas de uso compartido cerca del lugar donde se celebra la conferencia.
Pese a los esfuerzos de las autoridades, los atascos y el humo de los caños de escape siguen saltando a la vista en la célebre ciudad ocre y son un serio recordatorio para los participantes de la COP22, ahogados bajo la contaminación de los coches en cuanto salen del recinto de la conferencia.