Sin las modificaciones a la ley 7.722, Mendoza cerró sus puertas a toda actividad minera que utilice sustancias químicas para sus procesos de extracción. En el camino, la geóloga, ambientalista y secretaria de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros, Marita Ahumada, consideró que jugaron un papel clave algunos mitos e informaciones inciertas para "atemorizar a la población".
- ¿En qué punto se encuentra hoy Mendoza en cuanto a minería?
- La provincia cuenta hoy con un desarrollo incipiente de minería no metalífera compuesta por minerales de la tercera categoría que son desarrollados por pequeñas empresas locales. En cuanto a la minería metalífera no existe ningún proyecto activo o cerca de su ejecución debido a las prohibiciones de la ley 7.722.
- Sin la modificación de la ley 7.722, ¿en qué puede avanzar el sector para desarrollar la actividad?
- Con la actual ley 7.722 no ha sido posible en sus casi trece (13) años de vigencia avanzar o bien desarrollar un proyecto minero metalífero. Es muy complicado conseguir inversores que quieran aventurarse en un desarrollo de este tipo aun dentro de los estrechos márgenes que permite esta ley. Si a ello le sumamos la inseguridad jurídica y la agitación social, tenemos un escenario de alta complejidad y escasas expectativas.
-¿Existe la posibilidad de hacer minería minimizando los riesgos al medioambiente?
-Seguramente existe la posibilidad. Hoy en el mundo no se contempla una minería que ponga en riesgo al medioambiente. Se logra a través de la tecnología y con el compromiso de las empresas para con las comunidades a través de un canal de comunicación transparente y participativo, integrando a la sociedad no sólo a la fuerza laboral sino también en su incumbencia con los controles.
-¿Qué mitos persisten en la minería, quizás de épocas en que se tenían menos estudios, o menos cuidados?
-El mito más repetido es que va a dejar sin agua a la provincia, juntamente con que necesariamente va a contaminar. La minería no consume agua sino que la usa para sus procesos que se realizan en circuitos cerrados, pero las cantidades que toma son ínfimas en comparación con otras industrias ya instaladas en la provincia. Como ejemplo todas las minas de San Juan juntas no llegan a usar el 1% del agua de dicha provincia.
Nuestra legislación vigente en referencia al uso del recurso hídrico contempla prioridades en donde la actividad minera sólo podrá acceder a su uso sólo si antes se abastece el consumo humano y agrícola. No existe ninguna posibilidad de que compita con otras actividades o consumos.
-¿Qué procesos se podrían aplicar en Mendoza para facilitar la minería?
-El tema de las sustancias es otro de los mitos que se repiten para atemorizar a la población. El cianuro sólo se utiliza en el proceso de lixiviación para la obtención del oro. Mendoza cuenta con un potencial muy importante, pero en cobre, donde no se utiliza cianuro sino otras sustancias. Más allá de ello, hay que aclarar que existen protocolos y códigos internacionales de uso de cianuro que han demostrado su seguridad. De hecho, en Argentina se consume cianuro en diversas actividades no mineras sin que se hayan producido accidentes.
En cuanto a la modalidad de “cielo abierto”, es una de las formas de desarrollo de los proyectos y dependen de la geología o de cómo se presenta el yacimiento. Es otro mito el de contraponer la modalidad de cielo abierto como más riesgosa en comparación a la subterránea. De hecho, los accidentes más complejos han sido justamente en esta última modalidad, recordando por ejemplo el caso de los 33 mineros en Chile.
-¿Se puede minimizar el uso del agua?
Se puede eficientizar, pero reitero que la minería ya de por sí usa escaso recurso hídrico. La fallida ley 9.209 disponía que parte de las regalías mineras fueran a obras de infraestructura hídrica e inversión para eficientizar su uso. Hoy Mendoza necesita tecnificar el riego y la minería podría financiar esas obras que en definitiva lograrían mejorar su aprovechamiento y, por ende, crear mayor disponibilidad.
-¿Qué diferencias hay entre la afectación del suelo con otras actividades como la petrolera?
-La minería y la industria petrolera no deben afectar el suelo ni el ambiente. No podemos partir de esa base afirmativa. Lo que realizan son trabajos en los lugares donde se encuentran los yacimientos, pero en el caso de la minería no están permitidas labores en donde existan otras actividades, como por ejemplo las agrícolas. Esto está expresamente prohibido en el Código de Minería de la Nación.
- ¿Existen ejemplos en el mundo de minería exitosa y que coexista con actividades agrarias como las locales?
Claramente. En muchos países conviven armónicamente y sin ningún inconveniente.
Podemos dar muchos ejemplos, pero tal vez el más tangible y cercano es el de Chile que, siendo el primer productor mundial de cobre, también produce y exporta vino, frutas y verduras que son regadas con la misma agua que utiliza la minería. Plantear esta incompatibilidad es otra de las falacias que arteramente se utilizan para sensibilizar a la población.
- ¿Están medidos los recursos económicos que hay bajo el suelo mendocino?
Existen trabajos que estiman el potencial, ya que para poder tener certeza sobre los mismos, hacen falta años de trabajo en el terreno, perforaciones, cubicación de yacimientos y demás, algo que no puede realizarse debido a la ley 7.722 que ha puesto un “cepo” a la posibilidad de que los mendocinos sepamos qué tenemos en nuestro suelo. No obstante ello, las estimaciones nos muestran un potencial cercano a los 350 mil millones de dólares.
Perfil
Marita Ahumada es geóloga, estudió en San Juan, Chile y España y desde hace poco más de 9 años que trabaja como consultora externa para diferentes empresas mineras en áreas de prospección y exploración, medioambiente y comunidades. Además coordina la Tecnicatura Superior en Minería del Instituto Superior Tecnológico y es secretaria de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros.