Mario Ricardo Ortiz nació en San Miguel, una localidad del secano lavallino, por lo que desde pequeño participó de las tareas de crianza de cabras. Cuando se casó, se fue a vivir a la villa cabecera y trabaja como empleado municipal. Pero sigue siendo productor caprino e integrante de la Asociación Ganadera Centro Cuyano de Lavalle (que presidió por años).
Sostiene que la sequía, que sufren desde hace más de seis meses -la última lluvia, a principios de año, fue escasa-, y los precios altos del alimento balanceado, les complica mantener los animales. Pero asegura que la demanda se ha sostenido y se ilusiona con la posibilidad de exportar en un futuro.
- Este año están complicados con la sequía, ¿cómo los ha afectado y cómo alimentan a los animales?
- Sí, hace bastante que no llueve. Está todo seco. Los animales cada vez se van poniendo más flacos y preparar un chivo para poderlo faenar te lleva tiempo y aparte hay que suplementar, o sea ayudarlo con forraje. Sino, no se puede llevar al peso que uno quisiera para comercializarlo. Y está todo caro. Subió el alimento balanceado, todo lo que es grano se fue a las nubes, y se hace difícil poder alimentar a los animales. Estamos en una situación complicada.
- ¿Cómo ha estado enfrentando esto?
- Tratamos siempre de sobrevivir con el ganado. Lo que pasa es que tenemos pérdidas.
Han aumentado los pumas y los zorros, y no se autoriza la caza para mermar estos animales. Está bien, pero nos complica. Cada uno tiene que sostenerse con lo que tiene, tratar de sobrevivir y mirar para adelante.
- ¿Ha perdido animales este año o ha podido mantener el número?
- Uno trata de mantener el stock. Hay productores que tienen 200 cabras, como otros 60. Se ha mermado muchísimo. Ya hace años que venimos en pique para abajo y es lo que uno tiene.
- ¿Por qué se ha ido reduciendo la producción?
- Por malos años, sequía, epidemias también. Pero pasa por el tema de la sequía más que nada. Y los pumas.
- ¿Dónde comercializa su producción?
-Nosotros faenamos en el frigorífico municipal y después se venden en lugares céntricos, el Mercado Central, parrilladas. A quien necesita comprar uno por acá, se le vende también. En mi caso lo vendo yo para darle valor agregado y uno se defiende con el precio, porque con los caminos en mal estado y la suba del combustible, todo se encarece para traerlos y faenarlos en el frigorífico.
Hay gente que va y los compra en el campo, en unos 700 pesos el animal de 4 kilos, que la gente los saca porque se empiezan a poner grandes y no les alcanza la leche, y tienen que comercializarlos con menor peso (Después aclara que lo ideal es llegar a 10 o 15 kilos).
- Y quien puede ir al frigorífico y faenarlos, ¿qué precio consigue?
- Los que traen algunos chivos le hacen una diferencia. En mi caso, a quienes quieren vender les estoy pagando entre $ 800 y $ 900. Tal vez ahora, con estas subas, se puede negociar un poquito más.
- ¿El consumo de chivo se ha mantenido este último año o ha habido cambios?
- Las ventas han sido casi normales. A lo mejor, no tanto como años atrás, pero hay salida, aunque la situación económica del país nos perjudica a todos. Pero las fiestas que hay en Lavalle, en las que se consumen muchos chivos, como las fiestas de la Asunción y de Lagunas, son una oportunidad. La gente que tiene cabritos los trata de tener listos para esas fechas porque hacen una diferencia.
- Desde la asociación ganadera, ¿en qué están trabajando para acompañar la producción de cabras?
- Siempre la idea es arrimar más chivos al frigorífico para faenarlos y comercializarlos como debe ser. Cuando llega un animal, se le suma valor agregado y uno lo puede comercializar con un sello, en cualquier lugar. Le da más seguridad al consumidor que pase por un frigorífico, que comprarlo en el campo.