Preside el Directorio de Frigorífico María del Carmen S.A., tradicional establecimiento ubicado en Corralitos, Guaymallén. Su empresa tiene corrales de engorde en el Este provincial, faena hacienda propia y de matarifes, tiene bocas propias de expendio al público y vende carne por mayor.
A sus 72 años, y después de 55 de trabajo en distintos eslabones de la cadena, Mario Glielmi aquilata una experiencia que lo habilita para analizar la coyuntura y las perspectivas de la actividad.
-¿Cuál es el panorama de la industria frigorífica?
-Los frigoríficos de Mendoza no escapan a la situación general del sector en el ámbito nacional. Hay más de 140 frigoríficos cerrados en todo el país y aquí hay algunos que están en una situación económica muy comprometida. El problema está en cómo se maneja el comercio exterior.
-¿De qué manera impacta en esta actividad la política comercial con el exterior?
-Sabemos los problemas que hay para exportar carne, porque los números no cierran con el tipo de cambio que tenemos. Además, por las restricciones que ha impuesto el Gobierno argentino a las importaciones, los países que nos compraban subproductos han reducido hasta en un 50% la demanda, particularmente de cuero.
-¿Cómo repercute esto en el negocio?
-Cuando baja el precio de los subproductos, sube el precio de la carne, porque por algún lado hay que hacer cerrar las cuentas. Cuando aumenta el valor de la carne, la gente consume menos y eso hace caer la actividad en los frigoríficos, al punto que empezamos a tener problemas para cubrir los costos. Esto, al margen de la situación de los últimos días, con el paro del personal del Senasa.
-La situación ya venía complicada…
-Venimos con problemas de arrastre. Fíjese que hace seis meses, el kilo de cuero lo estábamos vendiendo a $ 21 y ahora vale $ 10 y no hay compradores. La grasa comestible se llegó a vender a $ 7 al contado, y ahora pagan $ 5 el kilo, y a 40 días y tenemos que pedir turno para que nos reciban.
- Habló del tipo de cambio como una de las causas principales del problema…
-Es que el dólar no tiene el valor real. Por eso Brasil, que ha devaluado su moneda, se ha llevado a todos los clientes extranjeros que venían a comprarnos. Es lógico, acá venían con un dólar y compraban un kilo de cerdo y en Brasil, con un dólar, compran dos.
Por eso ha bajado mucho la venta. Lo mismo ha pasado con la carne. Eso nos ha llevado a perder muchos mercados, ha desalentado a las empresas. Las consecuencias repercuten en todo el país. Acá, hay frigoríficos que están en situación difícil.
-¿Qué impacto tendría, en el mercado interno una eventual liberación del comercio exterior?
-Tengo 72 años y llevo 55 años trabajando en esto, y siempre que los gobiernos quisieron regular los mercados por decreto, las consecuencias han sido negativas. Cada vez que se ha querido poner tope al precio de un producto (porque a eso tienden estas medidas de restricción del comercio), ese producto empieza a escasear.
En muchas oportunidades, se arman mercados paralelos porque nadie puede vender a menos del costo y lo único que se logra es hacer trabajar a la gente como si fuera un delincuente, mientras el Estado pierde ingresos, por los impuestos que no cobran. En estos mercados, cuando se deja actuar a la oferta y la demanda, se regulan solos.
-¿Cómo ve el panorama hacia adelante?
-Le tengo miedo. Creo que hace falta una devaluación urgente, porque mientras más se demore, la situación de crisis va a ser peor. Hemos perdido mercados por estar cuidando un dólar que no existe. No es un problema que afecte sólo al negocio de la carne. A los exportadores de fruta o de cualquiera de nuestras producciones, les pasa lo mismo.
Hay exportadores que han tenido que tirar mercadería. ¡Es que no nos van a comprar, porque tenemos un dólar que no es el verdadero! Además, nunca ven los dólares, porque los agarra el Gobierno y se los liquida a cualquier precio. Aparte de eso, hace mucho tiempo que no les devuelven el IVA. Así, los costos no dan.
Quejas por Ingresos Brutos y controles del Senasa
Sobre las condiciones del negocio, en la provincia, el industrial mendocino Mario Glielmi señaló, en primer lugar, que “entra más carne de afuera que la que faenamos todos los frigoríficos en la provincia”. Precisó, en ese sentido, que “entre carne vacuna, pollo y cerdos, están ingresando más o menos 8 millones de kilos por mes y, por distintas razones, en condiciones con las que nos resulta difícil competir”.
Según el titular del Frigorífico María del Carmen, “tenemos una pelea de toda la vida con el gobierno de Mendoza por el tema del impuesto a los Ingresos Brutos”.
Recordó que “nosotros estábamos exentos, hasta que nos pusieron una tasa del 4%, mientras que en Córdoba por ejemplo, a los matarifes que faenan allí les cobran el 1,5%, pero los que ingresan carne de animales faenados fuera de esa provincia tienen que pagar el 4% de ingresos Brutos y 5 pesos por kilo, como tasa de reinspección”.
Advirtió que “en Mendoza operan frigoríficos de afuera, que facturan con talonarios de sus provincias de origen, así pagan una tasa menor. Además, la tasa de reinspección que tienen que pagar acá, es de 30 centavos por kilo (contra los 5 pesos de Córdoba o los $ 7 por kilo que cobra Tucumán, por poner otro ejemplo). Lo hemos planteado, pero nunca tenemos respuesta del Gobierno”.
Por otra parte, en materia de normas sanitarias (dentro de Mendoza) los controles no se realizarían con igual rigor, en todos los casos.
Desde el sector advierten que las exigencias son mayores para los frigoríficos controlados por Senasa que para los que están en jurisdicción de la Dirección de Ganadería o los municipios, según los casos.
“Las exigencias no son las mismas y los costos tampoco”, reflexionó Glielmi. “Acá hay un médico veterinario del Senasa desde que empieza la faena, a las 4 de la mañana; tengo que pagar una tasa de $ 6,50 por animal, y si el profesional tiene que quedarse un poco más, o si tiene que venir a certificar una carga, tengo que pagar aparte en concepto de servicio requerido”.
El empresario apuntó, además, que “hemos sabido de casos en los que, con una guía de faena, se puede traer más de una jaula de hacienda, porque no falta un camionero que elude el sellado de la guía en los puntos de control y ese documento le sirve para traer otra jaula en negro”.
Según Glielmi, “eso se puede en hacer en mataderos municipales, donde no se hace un control como debe ser”.