Tras las últimas declaraciones xenófobas y pronazis del fundador y presidente honorario del Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, su hija Marine -que lidera el ascendente partido francés de extrema derecha- rompió con el patriarca e impedirá que encabece una lista en las elecciones regionales de diciembre, que la agrupación ve como promisorias.
En un comunicado de prensa, Marine ratificó el cisma final. “Su único objetivo es perjudicarme”, afirmó en referencia a su padre, y lo acusó de “tomar de rehén” al FN, al que llevó a una “crisis sin precedentes”, según declaró además en un reportaje a Le Monde.
Previamente, el muy mediático secretario general y segundo al mando en el FN, Florian Philippot (que por primera vez fue objeto de una crítica directa del veterano fundador), emitió un tuit donde decía que la escisión era “total y definitiva”.
En el comunicado, Marine Le Pen, de 46 años, anticipó que durante la próxima reunión del comité ejecutivo partidario impedirá, “con profunda tristeza”, que su padre, de 86 años, encabece la lista de candidatos en la región Provence-Alpes-Côte d'Azur en los comicios regionales de diciembre.
Hace ya una semana que el matutino de derecha Le Figaro adelantaba que para ese cargo Marine Le Pen prefería a la diputada por Vaucluse, Marion Maréchal Le Pen. Marine Le Pen responde así a una corriente de opinión interna del FN en la que algunos dirigentes, como por ejemplo Gilbert Collard, llegaron a declarar hoy que estarían “encantados de que Jean-Marie Le Pen dejara de ser el presidente honorario”, después de afirmar por la BFM TV que acaba de entrar al “museo de cera”. El vicepresidente del FN, Louis Allot, también expresó su furia en Twitter, donde dijo que sus desacuerdos políticos con Le Pen padre son “a partir de ahora, irreconciliables”.