Despiertos. Atentos para denunciar los excesos del poder y la política que socavan el bien común. Con los ojos bien abiertos, la cabeza en alerta y el cuerpo ávido por desenredar tramas ocultas, en un mundo donde la justicia se hace presente a cuenta gotas.
Así, en tiempos donde la instantaneidad parece haber ocupado todos los espacios de información, la magister en periodismo de investigación, nacida en Mendoza, Marina Walker, persiste de pie con la investigación como bandera.
Es que para la actual vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas Investigadores (ICIJ, por sus siglas en inglés) -red internacional con sede en Washington, Estados Unidos- la labor periodística del futuro ya no será individual, esa que busca rasgarse las vestiduras en busca de una primicia.
El periodismo colaborativo y en equipo, el que se da tiempo para consultar fuentes variadas, corroborar datos y analizar la realidad de manera crítica, desde una óptica global, es el que finalmente persistirá, sostiene con convencimiento Walker.
De hecho, lejos de quedar en la esfera de los conceptos, su manera de concebir la profesión que tanto ama es lo que le permitió abrirse camino en el país del norte y llegar a ser una de las referentes que comandó la investigación periodística más importante de los últimos tiempos y que el lunes pasado mereció el premio Pulitzer: los Panamá Papers.
Gracias a la labor del equipo que la mendocina comandó y que incluyó aportes realizados por al menos 400 periodistas de 82 países, quedaron al descubierto las operaciones clandestinas concretadas por políticos -entre ellos el presidente Mauricio Macri- empresarios poderosos, deportistas, criminales y reconocidos millonarios para "guardar" dinero en paraísos fiscales en el Caribe de manera ilícita, es decir, pasando por alto los impuestos correspondientes, entre otros aspectos.
Gracias al trabajo en red de los periodistas que colaboraron con el consorcio desde su propio país y una vez que los medios de todo el mundo pusieron de relieve la compleja trama de corrupción, la temática quedó revelada a la opinión pública. Pero además el material ha servido como base a numerosas investigaciones judiciales que se encuentran en curso.
"Los papeles de Panamá implican investigación que ya es patrimonio de la humanidad y que va a seguir revelando nuevos secretos. No podemos pensar que todas las historias están contadas porque quizá lo más importante aún no se ha revelado", considera a modo de cierre Walker, al contestar la última de las preguntas que responde a Los Andes, en un breve diálogo vía Whatsapp.
Ahora, cuando ya inició el camino de una nueva y exhaustiva investigación global de la que no puede comentar demasiado pero -asegura- “la gente se enterará en los próximos meses”, su tiempo es acotado.
Pero igual ella busca el momento para compartir los tramos de su vida que la llevaron de Mendoza a Estados Unidos para seguir su formación, activar estrategias, aprender y potenciar su vocación.
- ¿Cómo se abrió camino en Estados Unidos una vez que partió desde Mendoza?
- Vine a este país por primera vez en 2002, por una beca de seis meses, en el marco de una experiencia en la cual periodistas de distintos países trabajan en un diario de distintos lugares. A mí me tocó trabajar en un diario de Filadelfia. Fue una muy buena vivencia, me esforcé mucho para entrar y poder sacar el mayor provecho posible en cuanto a experiencia.
"Tengo un gran compañero, amo a mi familia y mi profesión. Siempre elijo a mi familia primero".
- ¿Cuál fue el paso siguiente?
- Decidirme a venir a estudiar acá. Quería trabajar en la prensa escrita y para eso necesitaba perfeccionar el inglés y especializarme en algo que marcara la diferencia. Me di cuenta de que no contaba con el conocimiento necesario para hacer periodismo de investigación.
Marina Walker es egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo y entre sus primeros pasos en el periodismo figura su destacado desempeño en diario Los Andes.
Una vez en Estados Unidos, continuó sus estudios con una maestría en periodismo de investigación en la Universidad de Missouri.
Entre sus grandes descubrimientos profesionales se destaca el trabajo “Los niños de plomo”, una investigación que dejó al descubierto cómo una empresa norteamericana había empeorado la calidad del aire y en lugar de invertir dinero en mejoras, lo había utilizado para destinar los fondos a los propios inversores de la companía.
“Quería aprender una metodología para hacer periodismo de investigación, no hacerlo de manera amateur. Para ello se requiere de herramientas, como sistematizar la información o manejar bases de datos, entre otras”, destaca y comparte que ante todo, la clave para abrirse camino y llegar a formar parte del consorcio que hoy co-dirige, fue siempre mantener las ganas de aprender, con constancia, esfuerzo y valor.
Porque en realidad, asegura, para cumplir un sueño siempre hay que empezar de abajo y demostrar las capacidades.
“Aquí el mérito sí se reconoce”, dice Marina y destaca que su gran motor siempre fue la pasión por el periodismo.
-¿Cuándo comenzó a formar parte del Consorcio?
- En 2005 empecé con una pasantía, luego me ofrecieron un trabajo permanente. Más adelante fui editora. Desde 2009 soy vicedirectora. Para mí trabajar aquí era un sueño cumplido después de tanto esfuerzo por lograrlo.
- En tiempos de periodismo instantáneo, ¿cuál es la clave para que la investigación siga en pie?
- Desde el punto de vista del reportero el secreto está en tener ganas de hacer investigación. Por más que hay que cubrir la coyuntura, siempre hay chances de revelar lo desconocido, ir más allá de las conferencias de prensa, documentar los hallazgos. Esto es algo con lo que se nace, esa inquietud por descubrir, revelar, exponer. Hay que tener además, un sentido de la justicia muy grande.
- ¿Cuál es su mensaje para las empresas periodísticas?
- Que necesitan comprometerse con el periodismo de investigación. Trabajar de manera colaborativa es una opción.
Implica un esfuerzo, pero cuando surgen los resultados, la inversión se vuelve con creces, porque le medio no sólo gana en visibilidad, sino también en credibilidad porque los lectores valoran y apoyan a un medio que se juega, que invierte en una mirada en el largo plazo y que busca generar un cambio positivo en la sociedad.
Por eso mi mensaje es que no se dejen comer por la coyuntura.
- ¿Cómo logra equilibrar su vida profesional con la personal?
- De la misma manera que lo hacen todas mujeres que trabajan. Me apoyo mucho en mi marido que hace más del 50% del trabajo en casa y con nuestros hijos.
Él también es periodista y entiende las demandas de la profesión. No tengo grandes recetas, simplemente tengo un gran compañero, amo a mi familia y mi profesión. Siempre elijo a mi familia primero.