Después de ver "Balnearios" e "Historias extraordinarias", las dos cintas de Mariano Llinás que se pudieron ver en nuestras pantallas, podríamos definir a este realizador porteño independiente como una especie de "Sherezade masculino"; un contador compulsivo de cuentos, un demiurgo de pensamientos y juegos narrativos que, por un lado más subjetivo, parecen inspirados en biografías épicas, en secuencias REM, en diarios personales y por otro lado, se nutren de un entramado de múltiples referencias literarias y cinematográficas.
Su filmografía es un paradigma, una obra compleja, inspirada en el descubrimiento de los caminos y de las causas que este tránsito puede afectar a los viajeros despistados o perdidos. Una mirada romántica, decimonónica de del género "road movie".
En "Balnearios" (una tesis sobre las costumbres y los personajes que habitan en las comunidades costeras del país y más allá) e "Historias extraordinarias" (tres historias situadas en distintas ciudades del interior de Buenos Aires de 245 minutos), se esparcen las reglas del documental, el policial, el western y lo romántico, asimiladas en un muy nutrido séquito de personajes ambulantes, solitarios , nómades y excéntricos que se pasean por los más diversos paisajes humanos y geográficos.
Todo esto, multiplicado por tres define el proyecto "La Flor"; una trilogía protagonizada por cuatro actrices del teatro independiente que se amalgama al cine independiente y consigue una antología de relatos más que extraordinarios que dura 12 horas. El mismo Mariano Llinás, nos explica todo y además estará presente en el estreno de hoy.
-¿Cuáles fueron las más grandes satisfacciones de cruzar acá el cine y el teatro independiente?
-No creo que se cruce el cine y el teatro: Yo diría que se cruza gente que viene de ambas tradiciones, pero el resultado no aspira a ser, digamos, "teatral".
El hecho de trabajar con chicas que vienen de una actividad en la que el cuerpo es la principal herramienta de expresión no equivale a que ellas hagan, con la cámara delante, lo mismo que hacían en el escenario.
De hecho, creo que uno de los mayores rasgos de interés del film es ver cómo a través de los años las chicas van comprendiendo el cine hasta adueñarse por completo de él, o mejor, dejando que el cine se adueñe de ellas. Si bien hay momentos que no se parecen a lo que en general se actúa en cine (hay momentos de gran intensidad, largos monólogos, etc.), creo que el resultado no se parece en nada al teatro.
- ¿Sentiste durante el rodaje que esta epopeya cinematográfica podría incluso seguir rodándose varios años más?
- Creo que a todos los que componemos El Pampero Cine (y también a las del grupo Piel de Lava) lo que más nos gusta es salir a filmar; andar por ahí filmando
. En ese sentido el proyecto de La Flor era una magnífica excusa para estar filmando todo el tiempo, por todos lados: una situación de rodaje permanente.
En ese sentido, lo único que tiene de bueno el hecho de terminar "La Flor" es el hecho de dar lugar a otros proyectos que tal vez se vieran relegados por semejante competidora monstruosa.
Hay que decir que los días de rodaje de "La Flor" fueron de los más felices que puede haber, y en ese sentido, podría haberme dedicado a ello toda mi vida.
- ¿Desde aquel 5 de septiembre de 2009 tenías ya la idea de que estabas en un proyecto con multiplicidades narrativas?
- Como tal vez algunos ya sepan, "La Flor" del título responde a un dibujito (con la forma de una flor) que resume la estructura narrativa de la película.
Ese dibujito estaba listo desde el primer día, de modo que siempre supimos que habría seis historias, y que esas historias acaso se diversificaran, etc.
La idea de trabajar con las chicas como disparadoras de ficción, como herramientas de la ficción implicaba de alguna manera una especie de Juegos Olímpicos de la narración, que las obligara a pasar por una infinita sucesión de disfraces.
La idea era dejar la sensación de que habíamos hecho con ellas todas las películas posibles, de modo que la ambición del proyecto estaba escrita en su misma génesis.
- ¿Podrías en tres adjetivos, en un flash, definir el trabajo, ya de por sí asombroso, de Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa?
- Hay que entender que pasé los últimos diez años de mi vida con esas cuatro mujeres como preocupación central. Si pudiera resumirlas con cuatro palabras, debería concluír que soy un idiota o que el resultado de todos esos años ha sido un fracaso.
- ¿Es funcional para vos la idea de hacer una especie de "Cine colectivo" o el director siempre tiene que imponerse?
- El cine es forzosamente colectivo: aunque uno pretenda trabajar sólo, lo infinitamente probable es que tarde o temprano aparezca alguien más: un actor, alguien que haga la música, alguien que haga la mezcla de sonido. Además, está el mundo, aquello que registra la cámara, lo imprevisto y esa instancia (que podemos llamar "lo real") merece pensarse como un colaborador más.
Me gusta pensar el cine como una actividad de un fuerte mutualismo, en la que concurren diferentes saberes, habilidades y elementos de órdenes diversos que - en mayor o menor medida - aceptan ser dirigidos hacia un ritmo, una musicalidad y un tono. Hay directores que hacen eso de un modo más amable que otros.
El problema aparece cuando en medio de esa actividad grupal se cuelan feas cuestiones de egoísmo y de poder, en las que los diferentes actores no se dejan dominar por el material sino que se ponen por encima de él. Eso es muy desagradable, pero hay que decir que en general, para nosotros el cine es una actividad muy generosa, en donde todos trabajan para un objetivo común y viven el resultado como propio.
La prueba de ello está en que a esta pequeña gira vienen no sólo el director, la productora y las actrices, sino mucha gente que participó en la fabricación de la película en forma más anónima, pibes muy jóvenes que participaron del film poniendo todo su corazón y su trabajo y ahora quieren salir de viaje con ella.
Ellos sienten que la película es suya y eso es un gran éxito de una forma de trabajo que venimos desarrollando hace mucho tiempo. Nunca entendí esos tipos que ponen "una película de…" ¿En qué sentido es de ellos? Nada me interesa menos que pensar que La Flor es mía. ¡Qué esperanza! ¡No es mía en absoluto! La Flor no es de nadie.
- ¿Cuándo vendrán las segundas y terceras partes de "La flor"?
- Esperemos que sea el año que viene. Por ahora, diviértanse con la primera, que ya es bastante larga.
- ¿Qué razones hay para diseñar este circuito de estrenos por las provincias de Córdoba, San Juan, Mendoza, Santa Fé y Rosario?
- El film estuvo casi un año editándose, primero la imagen (muy rápido) y luego el sonido (muy lento). Fueron muchos meses del film encerrado en un estudio. Ya era hora de sacarlo a pasear.
El cruce
En el marco de las actividades programadas por el festival "GrabaLab", la productora El Pampero Cine y la compañía de teatro Piel de Lava estrenarán en exclusiva la primera parte de "La flor".
Inspiración: en 2005, Mariano Llinás vio la obra del grupo Piel de Lava, formado por Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa y ahora ellas protagonizan una trilogía de aproximadamente tres horas cada una, en un relato multifacético que incluye aventuras con escenas rodadas en el tren Transiberiano, en Berlín, París, Mongolia y Colombia. El film está producido por Mariano, Agustín Mendilaharzu y Laura Citarella.
¿Qué se verá en este primer volumen? En el primer episodio, en un laboratorio antropológico de San Juan, les llega una momia precolombina a un par de científicas (Laura Paredes y Elisa Carricajo).
La segunda parte es sobre tres cantantes melódicos: un dúo que parece imitar a Pimpinela (Héctor Díaz y Pilar Gamboa) que se desequilibra con la llegada de una cantante pop (Valeria Correa) cuando intentan grabar un disco entre los tres. A este melodrama se le cruza una mafia adicta a los escorpiones se que infiltra entre los tres intérpretes.
La función: hoy, a las 19 horas, en la Sala Verde, del Cine Universidad, en Nave Universitaria (Maza y España).