Mariano Cohn y Gastón Duprat: “El asado no es argentino”

Tras el éxito en Venecia, los realizadores presentaron en San Sebastián el desopilante documental “Todo sobre el asado”, que llegará aquí en 2017 y donde desmitifican un ritual que, se supone, es sinónimo de “argentinidad”.

Mariano Cohn y Gastón Duprat: “El asado no es argentino”

Triunfaron en Venecia con “El ciudadano ilustre”, que le valió la Copa Volpi como mejor actor a su protagonista, Oscar Martínez, y el premio del Jurado Joven a sus realizadores, Mariano Cohn y Gastón Duprat.

Tras este triunfo, la dupla de cineastas pasó también por el Festival de San Sebastián con un flamante documental que, bajo el título de

“Todo sobre el asado”, reflexiona sobre el peculiar vínculo que une a los argentinos con la carne y todo el folclore kitsch que rodea a esa especie de ceremonia de la parrilla.

Además de un exhaustivo estudio antropológico, la película invita al público a reírse de sí mismo y de varios tópicos bastante absurdos que coincidimos en incluir dentro de lo que llamamos “la argentinidad”.

“Todo sobre el asado” es una coproducción con España que, dicen sus directores, “propone un viaje a lo profundo de la Argentina, tomando como eje el ritual que rodea al asado y los asadores, y que parte desde la llegada de las primeras vacas a la región para desarrollar una suerte de enciclopedia variopinta sobre mataderos, matarifes, carniceros, asadores, cortes típicos, distintas maneras de asar y de comer, revelando con originalidad y humor uno de los rasgos esenciales de la identidad nacional”.

-Sin embargo, la película empieza diciendo que el asado no es argentino...

Cohn: -Sí, la película arranca con ese baldazo de agua fría, pero también hay otras revelaciones sobre "la argentinidad" que pueden ser muy sorprendentes y hasta generar alguna polémica. Veremos cuando la película se estrene en el país.

-Y los extranjeros que la ven, ¿cómo lo toman?

Duprat: -La disfrutan igual y se divierten, porque la película es como un retrato de la Argentina a través de ese fenómeno que es hacer y comer un asado.

Cohn: -Indagar y cuestionar está práctica tan argentina nos llamaba, de alguna manera, a hacer una reflexión más grande: el asado como excusa para hablar de lo argentino.

Esa es la búsqueda que nos propusimos, un viaje de exploración para mirarnos a nosotros mismos con una lupa gigante. Pero al mismo tiempo, para cualquier extranjero resulta algo tan curioso como si estuviera viendo un documental etnográfico. Al que se le suma mucho humor, por supuesto.

-De todos modos, el espectador argentino quizá se vuelva más cómplice de ese humor...

Cohn: -Sí, es probable. Y hasta puede reconocer el código de nuestros trabajos anteriores, tanto en cine como en televisión. Obviamente que contamos con un espectador activo y dispuesto a llevar adelante este ejercicio, esta gimnasia que muchas veces termina en risas.

-Cuando presentaron la película en San Sebastián ustedes mismos dijeron que no se trataba de un documental en sentido estricto y que la frontera entre realidad y ficción era bastante difusa...

Duprat: -Sí, básicamente porque la película no pretende ser un documento de nada. No hay búsqueda de objetividad periodística, aunque por supuesto que todo lo que mostramos es real. Pero con eso lo único que pretendemos es generar una reflexión sobre un fenómeno que es muy argentino, más que despacharnos con alguna teoría o descubrimiento científico.

-¿Por qué eligieron el relato en primera persona, con la voz en off de un humorista como el "Negro" Álvarez?

Duprat: -El "Negro" es un bastonero al servicio de la película, una suerte de narrador y protagonista muy filoso. Es una autoridad a la hora de hablar de asados. De hecho, él confiesa haber comido más de 3.000 asados en su vida, lo que significaría algo así como 2.000 kilos de carne.

Cohn: -El Negro remite a la época de los capocómicos de la vieja escuela, que son una raza en extinción. Además, el tono cordobés le aporta un extra a la película, porque tiene una música única y le da un carácter federal al asunto.

-A la hora de cuestionar un "tema de Estado" como es el asado para los argentinos, ¿el humor facilita la tarea?

Cohn: -Más bien tiene que ver con una forma de trabajo que nosotros hemos tenido siempre. Desde programas como "Televisión abierta" o

“Cupido”, la película “Yo Presidente” o la misma “El ciudadano ilustre” si querés. Si bien tenemos una búsqueda en el terreno estético y discursivo, en todos nuestros trabajos cuestionamos el uso de los géneros y pasamos del humor a la seriedad y al drama sin escalas.

Duprat: -Del mismo modo podemos ser fríos y distantes con los personajes por momentos, y de repente acceder a través de la cámara a una intimidad intolerable que termina en risa. O no editar una escena y decidir ponerla entera, a una sola cámara, porque ahí se invita al espectador a observar y hacer más lecturas de un mismo plano.

También sucede algo parecido con el uso de los silencios de los personajes, que pueden ser más narrativos que cualquier parlamento. Creo que acá batimos el récord mundial, con un personaje que hace un silencio a cámara durante un minuto y medio.

-Pero hay también escenas que parecen provocar al espectador argentino...

Cohn: -Y sí. Una es la aparición del psicólogo interpretando la vinculación "asado-macho argentino" y diciendo que la reunión de un grupo de hombres frente a una parrilla es, más bien, una "ceremonia de putos reprimidos".

-Y otra muy delirante es la discusión que se da entre la vegana militante y Alberto Samid, el llamado "Rey de la carne"...

Duprat: -Sí, también. Todo eso tiene un tipo de construcción autodestructiva que los argentinos tenemos como latente y nos caracteriza. Y de algún modo la película se encarga de encender esa mecha.

-En la película parece haber también una especie de fascinación por el absurdo y lo kitsch, tanto en los personajes como en el folclore que rodea el asado.

Cohn: -Hay de todo, la información dura y reveladora sobre el tema convive con el disparate, con lo impredecible.

Duprat: -A nosotros lo único que nos movió fue el interés genuino por retratar personas, escuchar su discurso y observarlas, sin intervenir en la escena. No vemos lo kitsch como una cosa particular de este tema del asado. Cualquier cosa de la realidad que sea retratada con estas premisas, tan simples y elementales, va a dar siempre bizarro o absurdo. No hace falta forzar nada.

-¿Cómo toman el hecho de haber sido aplaudidos en Venecia por "El ciudadano ilustre" y después pasar a San Sebastián con esta película?

Duprat: -Para nosotros es un lujo que muy pocos directores se pueden dar. De todas maneras, eso no te garantiza que al público le vaya a gustar tu película o que la gente quiera pagar una entrada para ir a verla.

En este caso el reconocimiento y los aplausos del público en los dos festivales fueron muy impactantes. Hicimos ambas películas sin resignar nada de lo autoral, pero siempre pensando en el público, que para nosotros es lo más importante.

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