Este documental es apto para todo público, menos para vegetarianos. Y veganos ni hablar... ¿O sí? Todos deberíamos saber más sobre nuestra identidad. Y para eso es que llegó una vez más la dupla de Mariano Cohn y Gastón Duprat (“El hombre de al lado”, “El ciudadano ilustre”).
Ellos apuntaron, se aventuraron, viajaron, entrevistaron, emparrillaron, comieron y filmaron... ¡y aplaudieron al asador! Porque en el documental “Todo sobre el asado”, que después de mostrarlo por festivales se estrena de forma exclusiva por I-Sat hoy a las 22 (en septiembre estará en Netflix), dieron forma a esos kilómetros y kilómetros recorridos. ¿La travesía? Insólita: radiografiar al animal carnívoro más grande del mundo. Nosotros mismos, los argentinos.
Además, la voz que dirige esta comilona audiovisual tenía que ser también bien nacional, por eso es que convocaron como relator al Negro Álvarez, que presume de haberse sentado en más de tres mil asados durante su vida.
¿Y es verdad que es el primer documental sobre el asado? De no creer. “Sí, absolutamente sí, en el país del asado, donde la comida emblemática y nacional es el asado, ¡no había ninguna película o documental que retrate e indague sobre el fenómeno de comer y hacer asado!”, le dice casi escandalizado Mariano Cohn (41) a Estilo.
-¿Y cómo es que surgió la idea entonces?
-Justamente en un asado, donde unos amigos nuestros productores nos preguntaron si había alguna película sobre esto. ¡La tienen que hacer ustedes, y tienen que hacerla ya! Nos dijeron y, como se puede ver, es una película que tiene mucha cantidad de material, mucho viaje, mucha investigación, mucha producción, a lo largo de cinco años. Mientras, en paralelo, producíamos, dirigíamos y editábamos “El ciudadano ilustre”.
Lo define bien, porque aquí se trata el tema con un escalpelo afilado desde diferentes perspectivas: el psicólogo que asegura que el asado es algo así como un ritual homosexual, un asador que se emociona hasta las lágrimas cuando habla de este corte, el matarife avezado, el ojo médico que dice que produce mal aliento, el empresario parrillero que confiesa ser un amante de las pastas...
-Quizás tampoco haya sido una propuesta casual, porque ustedes en sus películas indagan sobre la argentinidad todo el tiempo.
-Sí, es una de nuestras búsquedas. Más que indagar, es poner el ojo, observar situaciones cotidianas que son propias de nosotros, del círculo al que pertenecemos, sea el mundo del arte, de las películas, la literatura, la comida, el asado... Son territorios que nos quedan cómodos para observar y, si uno se detiene y ve en detalle, son cosas que son cotidianas pero que resultan extraordinarias una vez que se empiezan a elaborar.
-Fueron unos antropólogos de la parrilla, digamos.
-Ponele, sí. De la parrilla, de los asadores... nos interesaba mucho el fenómeno del asador amateur, del asador autodidacta, no del cocinero profesional.
-En todo lo que hacen siempre queda en evidencia el eterno dilema argentino: civilización y barbarie. ¿También acá?
-Creo que el documental tiene varias lecturas, y una puede ser esa, que de hecho muchos amigos o críticos la han hecho. En otras lecturas me parece que no, que simplemente son retratos de personas. Sí tiene esa parte brutal, descomunal e intensa relacionada con el consumo de carne, con la matanza, con el ritual de comer asado, que es una cosa bastante cavernícola pero que todos practicamos.
-Vienen provocadores desde el principio, porque se animan a decir que el asado no es argentino...
-El punto de partida es ese: tratar de provocar, de incomodar y de dar una visión renovadora y filosa sobre un tema gastronómico que, si te lo cuento de entrada, puede resultar hasta aburrido. Creo que la película confirma esa tesis, que una película o programa de televisión culinario no tiene que ser aburrido, no tiene por qué ser solemne ni tampoco respetuoso del tema que se aborda.
-¿Pinchar el ego argentino?
-Era la idea. Siempre haciendo uso del humor, con una distancia crítica para ver fenómenos cotidianos y también con la ayuda de un gran humorista. Pero también, el tema de cruzarse con lo argentino, con los emblemas, con las cosas que generalmente son como “cuestiones de Estado” con las que uno no debería meterse a nosotros nos apasiona y ya lo hicimos en otros trabajos, como en “Yo Presidente”.
-¿Qué comentarios reciben afuera?
-En cada lugar que lo presentamos, lo primero que hacen es pedirnos que hagamos una película sobre la comida típica de ese país. Por ejemplo, en San Sebastián nos pidieron que hagamos una sobre la paella. De hecho, la película se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián, el Culinary Zinema, que es una muestra de alta cocina reservada para películas sofisticadísimas que tienen que ver con la gastronomía. Los directores y organizadores del festival nos comentaron que era la primera vez que la gente se reía con una película culinaria. Y sí: serían “Todo sobre la paella”, “Todo sobre el chuletón vasco”...
-¿Y les pinta a ustedes ese territorio?
-Sí, sí. De hecho estamos planeando ya esas películas. Estamos evaluando también hacer una serie en la que “Todo sobre el asado” sería el primer capítulo, y seguirían “Todo sobre el sushi”, “Todo sobre el spaghetti”, etcétera... Siempre tomar una comida emblemática como excusa para radiografiar una idiosincrasia.
-Y, siguiendo con la argentinidad, que la vienen radiografiando muy bien, ¿no se les pasó por la cabeza el mate también?
-Bueno, es otro de los proyectos (risas). Juan Becerra, que es uno de los guionistas de “Todo sobre el asado”, ya está escribiendo “Todo sobre el mate”, dato exclusivo...
-¿Se encontraron con algo bizarro en ese proceso?
-Yo cambiaría la palabra “bizarro” por “singularidad”. Lo que destacamos como realizadores es la búsqueda de la singularidad: en una nota, en una película, en una manera de filmar. Si eso alguien lo quiere llamar “bizarro” okey, es una de las posibles lecturas. Hay otras personas que lo ven como un fresco social de lo argentino, otros como una situación dramática, como puede parecer el final de la película, con un parrillero que se emociona mucho hablando de lo que significa para él el oficio...
-¿Llora?
-Sí, llora muy emocionado. Es un momento muy duro. Es el parrillero de una muy buena parrilla. Hay muchos matices en la película, que no busca ser políticamente correcta, rompe con la convención del documental. Nosotros la llamamos “película”, pero no deja de ser un “artefacto”, que pone a prueba al espectador, que lo obliga a tomar posición sobre ciertos temas, a opinar, a discutir, que es lo que pasa cuando la gente sale de la sala de cine... el espectador termina de completar la obra. La película plantea interrogantes y ninguna certeza, es muy contradictoria con lo que plantea, y eso refleja también un poco nuestra manera de mirar el mundo.
-¿Una obra de arte?
-Ojalá, ojalá. Si fuera así me quedaría satisfecho, porque fue hecha desde ese lugar, aunque tiene revelaciones muy importnates sobre el asado en serio, eh.
-¿Lo volviste a mirar con los mismos ojos después de esto?
-Bueno, a mí me encanta el asado, y después de todo lo que aprendimos o desaprendimos, que serían las dos variables, la conclusión a la que llegás es que aunque se queme, se haga rápido, se haga a fuego lento, con el hueso para arriba, con el hueso para abajo, con poca sal, con mucha sal, aunque salga mal es rico igual. No lo podés arruinar porque ya la materia prima y el corte es tan especial que no lo arruinás ni quemándolo.
Próximos proyectos
Además de “Todo sobre el mate” y del proyecto de una serie de comidas típicas, Cohn nos dio de forma exclusiva detalles de sus próximas dos películas, donde intercambiarán roles con su compañero.
En “Manual de supervivencia”, que dirigirá Duprat y producirá Cohn, se seguirá la línea de “El artista”, “El hombre de al lado” y “El ciudadano ilustre”. Protagonizada por Guillermo Francella y Luis Brandoni (atenti a esta dupla), muestra la historia de dos viejos amigos, un galerista y un artista plástico, que pergeñan una gran estafa en el mundo del arte contemporáneo. Empezará a filmarse en agosto.
En “4x4”, que se filmará en marzo, dirige Mariano y produce Gastón. “Es una película de encierro, un tour de force que toca el tema de la seguridad / inseguridad, que no fue tocado hasta ahora en el cine argentino y de por sí es polémico. Trata lo delictivo, pero también el esfuerzo que hace la clase media en tomar medidas de seguridad, y todos los prejuicios que se activan a la hora de opinar sobre el tema”, anticipó el director.
