En la tierra del sol y del buen vino, en días donde se musicaliza el aire provincial con tonadas y gatos cuyanos, puede resultar curioso hablar de los mariachis, suponiendo en especial que ya casi no se ven estos artistas en la vida cultural mendocina.
Pero para sorpresa de muchos, el mariachi como género musical y sus intérpretes (tanto solistas como grupales) siguen vigentes, tanto en el acervo de la música escuchada como en la elección de quienes los buscan para alegrar un evento, animar un casamiento, despedir a un ser querido, declarar el amor romántico o sorprender a la abuela en su cumpleaños.
El boom de los mariachis en nuestro país, Mendoza incluida, comenzó hace unos 20 años, y se recuerda como una moda muy fuerte entre el 2000 y el 2010. Pero tras el auge, aún quedan muchos sobrevivientes que siguen ofreciendo su música, no sólo por gusto, sino porque siguen siendo solicitados.
De los tiempos del boom data el debut de los cinco integrantes del Grupo Mariachi de Oro, quienes traen a la memoria sus inicios como músicos jóvenes (entre 17 y 20 años), en ese contexto propicio para la música mexicana en estas tierras tanto como para que fuera una oportunidad de unos pesos, dado lo novedoso y lo bien pagos que estaban estos artistas.
"Tuvimos que aprender a hacer esta música porque no lo traíamos en la sangre", dice Leo Gómez, uno de los trompetistas del grupo. "Nos vimos obligados a investigar con las pocas herramientas que había en ese momento: sacar un tema de un CD o de un caset", completa Ángel Lisanti, quien toca la vihuela y cuyos compañeros señalan como el más exigente, el que les enseñó a adquirir las técnicas en cada unos de los instrumentos característicos del género mariachi.
"Somos una familia", así se presentan al unísono cuando empieza esta charla, en un restaurante de estilo mexicano de la Ciudad. "Acá hay conexión musical y afectiva. Para nosotros es fundamental el respeto y el compromiso", son las palabras de Darío Gómez, primera voz y guitarra, quien señala a sus compañeros diciendo que ese es el plantel definitivo, algo que en la jerga futbolística se expresaría con la frase: "equipo ganador no se toca".
A ese equipo se suman Marcelo López, trompetista y Carlos Quiroga, el encargado del guitarrón. Todos coinciden en que si bien ellos, como otros colegas, comenzaron a tocar por ver allí una "veta de laburo" terminaron encariñándose no sólo con lo musical sino con las experiencias y las emociones que se vive practicando este género.
Todo eso los llevó a querer seguir perfeccionándose, ensayando, mejorando la imagen, en paralelo a sus desarrollos individuales, también en otros estilos musicales.
Estos mariachis suman canciones actuales a su repertorio clásico, por curiosidad y como respuesta al público, a los clientes que hacen sus pedidos. Carlos comenta que han tocado muchas veces la canción "Recuérdame", de la película de Disney basada en la cultura mexicana "Coco" (estrenada a finales de 2017).
Como ejemplo de la pasión que conlleva practicar este género, los Mariachi de Oro cuentan una de sus particularidades: el conjunto actualmente cuenta con tres trajes hechos a medida, traídos desde Guadalajara, cuna de la música mariachi, al igual que sus instrumentos.
Todo esto responde a la lógica de una premisa que ellos resaltan constantemente: representar otra cultura que no es la de uno implica una gran responsabilidad y respeto.
Al tocar esta música no se busca la fama, confiesan. Se busca llegar a la gente, hacerla emocionar. Y que los vuelvan a llamar para contratarlos, claro. Ellos disfrutan de ser parte de un regalo que una persona elige hacer a un ser querido, y que cuentan es recibido, la mayoría de las veces, "con lágrimas en los ojos de los agasajados", con unas sonrisas enormes o con esos gritos bien "mexicanotes" con los que algo de familiaridad encontramos en nuestro "grito cuyano".
Los mariachis terminan siendo parte de la intimidad de un festejo en el que muchas veces son ellos los más agasajados por el agradecimiento, en especial en los lugares más humildes a los que concurren cuando son contratados.
Serenatas y anécdotas
En otros tiempos, el grupo recuerda que hacía un promedio de 30 serenatas mensuales. Hoy ese número se redujo, pero no es despreciable: dan entre tres y cinco serenatas semanales.
Situaciones inesperadas
Si de anécdotas se trata, las serenatas balconeras contratadas para reconciliaciones, se ganan la mayor atención. Destacan las que no salieron tan bien para quien los contrató: mujeres que nunca salieron a escucharlos a ellos ni al que suplicaba perdón, "baldazos de agua" que cayeron sobre los músicos y "escobas que amenazaban golpes". No obstante, Darío dice con precisión casi científica que "el 99% de las reconciliaciones por serenatas tienen finales felices".
Entre otras situaciones curiosas, han realizado cánticos sobre una limusina o a bordo del clásico bus batea en una despedida de solteros.
Carlos Quiroga cuenta que fue llamado para participar del segmento Mariachi del recital realizado en el Auditorio Bustelo en 2009 por el cantante Cristian Castro, recital que luego tuvo repercusiones por el evidente play back realizado, hecho confirmado por el músico mendocino.
Carlos Marín, mexicano asentado en Mendoza (dueño del restaurante Tacos Mexicanos y representante de la colectividad de mexicanos en Cuyo, con 180 residentes), se suma al diálogo para contar que cuando llegó a Mendoza se radicó en el Barrio Foecyt, donde se encuentra la parroquia dedicada a la Virgen de Guadalupe, que él tributa, y, como forma de atención a ella, inició la tradición de llevarle con mariachis "Las mañanitas" cada 12 de diciembre.
La música mariachi, paradójicamente en un camino más silencioso y con poco incentivo desde instituciones para "lo mexicano", sigue haciendo valer el carácter universal de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (declarado en 2011 por la Unesco).
Los grupos de Mendoza suelen estar conectados
Los grupos de Mariachis en Mendoza son 8 (una de las provincias con más grupos, sobre todo en Cuyo).
Solistas "charros" en Mendoza hay entre 15 y 20. Algunos son parte de grupos, hacen colaboraciones entre sí.