uando despuntaba el año 1946, el hotel Cervantes abría sus puertas en la provincia. Nacido del empuje de Pablo Bustos y su señora Pepita Giner de Bustos, fue el primer hotel del microcentro en tener habitaciones con baño individual.
Pero fue en el año 1949 cuando irrumpe el espíritu emprendedor de Jorge Iriart, casado luego con la hija del matrimonio fundador, el que le daría una impronta comercial que hoy es continuada por su esposa e hijos.
Hoy, a un paso de llegar a los 70 años de existencia, muchas historias se agolpan en los pasillos y habitaciones del Hotel Cervantes y su restaurante Sancho vividas por personajes famosos de la política y el mundo empresarial. Eran habitués en sus inicios las hermanas de Eva Perón, también el empresario multimillonario Gregorio Pérez Companc, Domingo Cavallo cuando era ministro de Economía hasta el excéntrico Charly García.
-¿Cómo definiría el presente de la empresa?
-Estamos proyectándonos. Queremos remodelar todas las habitaciones del hotel. Nos quedan unas pocas para seguir dando el servicio de calidad que desde siempre nos ha caracterizado.
Quisiera, junto a mis hijos, crecer más, pero los impuestos son terribles, al final del mes a veces nos encontramos con el dilema de pagar sueldos o impuestos. Obviamente privilegiamos a nuestros colaboradores y en cuanto a la carga impositiva la afrontamos, pero insisto que es muy alta.
-¿Qué personajes ilustres fueron parte de la clientela del hotel y el restaurante?
-Tuvimos muchos, como por ejemplo las hermanas de Eva Perón. El empresario multimillonario Gregorio Pérez Companc era cliente muy asiduo, también Domingo Cavallo cuando era ministro de Economía, hasta Charly García se ha hospedado en nuestro hotel. En cuanto al presente recibimos todos los políticos actuales, como Lilita Carrió, Ernesto Sanz, José Octavio Bordón, Arturo Lafalla y el gobernador Francisco Pérez.
Al restaurante Sancho vienen todos, y las mesas están divididas, hay unas para el Partido Demócrata, otras para los radicales y otras para el Partido Peronista. Los conocemos a todos pero con algunos nos encariñamos más.
-¿Por ejemplo?
-Con el Viti Fayad llegamos a ser muy cercanos. Hasta el punto que le preparé la torta de casamiento y algunos dulces para esa ocasión tan especial.
-¿Cómo gerencian a las nuevas generaciones?
-Es muy difícil porque no se comprometen con la calidad que buscamos. Este es un tipo de negocio que es sacrificado porque debe estar todo impecable en todos los sentidos.
Nuestro restaurante Sancho tiene su prestigio porque posee una cocina donde mi hijo hace las compras en forma personal ya sea, carne, cerdo y verduras, todo en heladeras donde no mezclamos la carne de pollo, con la carne vacuna. en tanto el pescado lo mantenemos en el freezer. Son importantes todos los detalles porque hacen al servicio. Vienen los nietos de los clientes, eso se explica porque nunca nos hemos quedado.
-¿Y el turista internacional también es cliente de su hotel?
-Sí; esa franja es dinámica. Aunque tengo que decir que esos visitantes vienen para conocer la montaña y las bodegas. No vienen con la intención de conocer y recorrer la ciudad. En verano, cuando el microcentro es muy caluroso, los turistas internacionales apuestan por el sur, por lo tanto escasamente los atrae la ciudad.
Ciertamente las inversiones que hicieron las bodegas privadas hace 20 años han marcado un antes y un después. Todas las bodegas son espectaculares, eso hace que el turismo extranjero y al que le gusta la montaña viene más; antes no existía pero hoy hay tanta competencia que el negocio se saturó.
Hoy hay cinco estrellas que están cobrando tarifas más baratas porque si no no subsisten y buscan la manera de atraer a esos viajeros internacionales.
Perfil
María Nidia Bustos de Iriart, tiene 76 años, es viuda y tiene cuatro hijos: Gustavo es empresario; Juan Pablo, gerente del hotel Cervantes; Diego, empresario de un aserradero, y Pedro, el más chico, también está a cargo de la gerencia del hotel. María Nidia afirmó que los sábados cierra el restaurante del hotel y lo aprovecha para almorzar y escuchar a sus colaboradores.