María Leal: “La tele abierta está difícil”

La actriz encarna a una rockera veterana en la tira “Viudas e hijos del rock and roll”, un papel muy alejado de su inolvidable María de “Grande, pá!”.

María Leal: “La tele abierta está difícil”
María Leal: “La tele abierta está difícil”

A los 56 años regresó a la pantalla chica de la mano de Gabriela, un personaje transgresor que sorprende en la tira “Viudas e hijos del rock and roll” y de cuya boca salen decenas de malas palabras por minuto, muy lejos de aquella entrañable María, de “Grande, pa!”, que apenas pronunció una en toda la historia de la novela (1991 -1994).

Aunque celebra poder seguir innovando en la televisión, María Leal cuestiona la decisión de los canales de hacer que "las ficciones compitan entre sí".

"No me gusta que nos pongan en el mismo horario que otras tiras. Para mí fue un dolor porque 'Guapas' era un programa que yo miraba, que me parecía muy bueno y no veo la razón por la que tengamos que competir", dice la actriz.

En un alto de las grabaciones, María Leal pide hacer la nota en el baño de su camarín para poder fumarse un cigarrillo y, sentada en el inodoro, pitando, continúa: "Todos los actores preferíamos ir contra Marcelo Tinelli, no importaba si ganábamos o perdíamos, pero todos coincidíamos en que no tenía sentido restarle a otra ficción".

"Uno no debe olvidar que también podría estar con Adrián Suar o en otra tira, porque yo estuve muchos años en Pol-ka. Son nuestros lugares de trabajo y no quiero que le vaya mal a nadie", indicó Leal enmarcada en un contexto televisivo donde las exigencias del rating, la competencia feroz y los escasos márgenes de éxito para las producciones se presentan cada vez más despiadados.

Un perfil inesperado

Alejada varios años de la televisión (su último papel fue una participación en la tira “Alguien que me quiera”, de El Trece, que no fue todo lo exitosa que se esperaba en 2010), Leal estuvo más abocada al teatro donde hizo “8 mujeres” con dirección de José María Muscari (que le valió en 2012 un premio Estrella de Mar como actriz protagónica), y este año “La señora Klein”, en una elogiadísima interpretación de la reconocida y polémica psicoanalista Melanie Klein.

Entre otros tantos roles que le tocaron a lo largo de sus cuatro décadas de carrera, Leal supo impresionar ahora a los televidentes con un nuevo papel, algo inesperado a su perfil y a su trayectoria.

Gabriela es, en “Viudas e hijos del rock and roll”, una extrovertida ex corista rockera que fue mujer de Roby (Lalo Mir), el difunto ícono del rock local, y es la madre de Miranda (Paola Barrientos).

Gabriela ostenta un presente teñido por exceso de sustancias, de escasa empatía para relacionarse con los afectos y una fuerte predilección por las actividades nocturnas. Así, vestida de negro, con los pantalones chupines, el pelo parado y una botella de cualquier sustancia etílica siempre a la mano, Leal asume "divertirse mucho" en su nuevo rol de mujer devastada por la noche.

"Es una generación que viene un poco de esa manera y, en lo personal, creo que es divertido salirse de uno por completo", señaló sobre las diferencias abismales que la separan de su personaje.

"Lo que me sirvió fue ir encontrándole los motivos que la hacen ser cómo es. Al principio me costaba más encarnarlo, decir malas palabras, pero lo gracioso es que se me fueron pegando cosas del personaje", dice la actriz mientras imposta un "¿No es cierto, nena?", latiguillo frecuente de Gabriela.

Hoy, a medida que avanzan los capítulos y la historia va tomando cuerpo, empieza a aparecer un costado más visceral de su personaje: "Ella tiene muy en claro que su prioridad es su hija, pero de la manera que puede porque siempre fue muy ombligo del mundo; porque lo que la llevó a ser el centro fue su soledad, sólo podía entretenerse con ella misma y con la bebida", explica.

La pelea de todos los días

“Viuda e hijos del rock and roll”, programa que recoge la liturgia rockera de la década del 90, apareció hace cuatro meses por la pantalla de Telefé (aquí por Canal 9) como el sucesor natural de la exitosísima "Graduados" (2012), también de la usina de Sebastián Ortega.

"Hay que pelear mucho, hay que ayudar a las productoras porque está difícil el tema de la tele abierta en general y de las ficciones en particular", resaltó Leal en un contexto donde los programas de archivo, las peleas mediáticas y los chimentos le disputan segmentos a las grillas.

"Lo bueno de esta tira es que somos todos actores. Cuando me preguntan por las modelos que empiezan a actuar, yo digo que está bien, que vayan aprendiendo y creciendo, pero que yo las espero a ver qué pasa 48 años después", desafió.

Leal, que supo encabezar una ficción que en la década del 90 marcaba 60 puntos de rating, asume que "en la actualidad, metés 18 puntos y sos Gardel. Fuera de las mediciones la repercusión en la gente es real. Yo nunca salgo de compras ni voy a lugares demasiado concurridos, pero después de un mes en la tira me metí en un shopping y me di cuenta de que no necesito que Ibope me diga cuánto medimos", ejemplificó.

Un recuerdo que perdura

-A más de dos décadas, ¿se agranda el peso de "Grande, pá!"? ¿El hecho de que siempre te lo recuerden como si hubiese sido lo más importante de tu carrera?

-Nunca me molestó. Fui muy feliz. ¡El programa más visto de la TV argentina! ¡Más que cuando el hombre llegó a la luna! Sería tonto sentirme mal. Eso sí, cuando terminó hice conducción (“Hasta las manos”, de 1995 a 1997) para sacármelo de encima, para darle tiempo al público.

-¿Y te lo sacaste de encima?

-No. Es que esa María es inolvidable. Eramos algo tan tierno. Todavía me dicen por la calle ‘¡Grande Ma! y ¿y las chancles?’ En ‘Grande, pá!’ se dijeron dos malas palabras y una fue la mía: ‘Pero don Arturo, ¿para qué necesita dos sillas si tiene un solo culo?’ La otra la dijo Arturo Puig: ‘Carajo’. ¡Imaginate eso hoy! No sé si era mejor o peor. Sólo sé que padecí esos primeros meses de ‘Grande, pá!’. Un día fui a un shopping y quedé atrapada en una horda. Me saltaban las lágrimas de agradecimiento, pero me sentía asfixiada.

-¿La fama es una porquería, como dijo Ricardo Darín?

-No. Creo que es uno el que puede hacer que sea una porquería. Yo me acuerdo de estar deprimida y agarrar el auto para salir a que los demás me llenen de amor.

-Y sin embargo te enojaste cuando se hablaba de una remake ("Somos familia", que finalmente no lo fue)

-Me enojó que me llamaran para estar adentro. Nunca puede haber una segunda buena parte. No es vanidad. Eso maravilloso se produce sólo una vez.

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