Mientras disfruta de un café con leche y algunas cosas dulces para acompañarlo, mira esperando las preguntas. Un ejercicio que ya hizo varias veces desde que fue coronada en el Frank Romero Day.
"Ha sido un año positivo para mí y mi familia. Por ahí esperaba un poco más desde el Gobierno provincial. Sí conté con el apoyo del municipio (San Carlos) y rescato a mis coordinadoras Alejandra y Cristina, que siempre estuvieron acompañándome", empieza diciendo. Y así, en pocas palabras, describe mucho más de lo que parece a simple vista.
No es casual que haya decidido empezar refiriéndose a sí misma porque realmente la experiencia generó grandes modificaciones en el rumbo de su vida. "Todo esto me cambió un montón: dejé de estudiar Trabajo Social y este año voy a empezar Enología, así me vuelvo a La Consulta, ya me inscribí", relata con brillo en los ojos. Una decisión importante para una mujer de 21 años que ya estaba instalada en el Gran Mendoza.
Y, casi sin darse cuenta, sola se refiere al segundo tópico de su frase inicial: "Mi familia me ayudó mucho, me apoyó un montón para que pudiera ir a las escuelas, organizar eventos solidarios... en todo", refiere orgullosa.
Inmediatamente, comparte el recuerdo de una de las colectas que más la marcó, cuyo fin era conseguir útiles escolares, frazadas y ropa. Con emoción, describe cómo se llenó de donaciones el galpón que tiene su papá, Darío, detrás del local de muebles, porque "la gente quería colaborar mucho y empezaron a traer bolsones y todo tipo de ayuda".
Una vez reunidas las cosas, junto a su padre cargaron todo en camionetas y las llevaron a diferentes puntos de la provincia. "Eso me permitió descubrir una realidad super distinta y que nadie quiere ver. Por ejemplo, hablar con niños de 4 años que te cuentan que son cosechadores", agrega.
Inclusive, logró darle un giro generoso a una pérdida personal: "Trabajé mucho con el Hogar Santa Marta y, cuando falleció mi abuelo, les donamos su ropa a ellos".
La lucha por el agua
En diciembre del año pasado la provincia vivió momentos históricos cuando se presentó el proyecto para modificar la ley 7.722, su modificación por la normativa 9.209 y luego derogación y nueva vigencia de la ley original, tras la presión de la gente. María Laura fue una de las primeras personas públicas en manifestarse contra ello. "Yo tenía que estar al lado de mi pueblo. Mi mayor orgullo fue haberme puesto a la par de la gente. En San Carlos siempre hemos tenido un compromiso por el cuidado del agua y nunca me sentí sola porque mi familia estuvo conmigo. Además, mis coordinadoras me dijeron que lo hiciera si así lo sentía, al igual que Corenave (Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia)". Eso le costó que muchos funcionarios cambiaran el trato hacia ella, aunque reconoce que nadie la hizo sentir mal ni vivió represiones.
"Imaginate que fue desde mi tierra de donde salió la marcha histórica a Casa de Gobierno. Muchos iban a pie y de los otros departamentos los esperaban en la ruta con agua y comida, mientras se sumaba más gente", destaca radiante de felicidad al recordar aquellos días.
Sin embargo, no pudo formar parte de ese hito en la historia provincial, según explica porque su mamá le pidió "por favor que no fuera". Es que el día que hubo incidentes en la Legislatura, previo a la sanción de la ley 9.209, cuando no dejaban ingresar a los legisladores y muchos periodistas y empleados legislativos habían quedado dentro del edificio, ella estaba presente.
"Yo estuve ese día con una remera en apoyo a la 7.722, subida en la parte de atrás de camioneta de la Municipalidad, cantando con todos los manifestantes. Después nos avisaron que había ingresado una denuncia en la que me nombraban y por eso mi mamá me pidió que no participara. Al final supimos que habían denunciado al secretario de Gobierno, Leonardo Martínez, y me habían mencionado porque estaba en el lugar", describe.
Más allá de los incidentes, Laura no se arrepiente de sus decisiones. "La verdad, no me afectó en nada. Tenía que defender el agua", sentencia.
Sobre su rol de reina
En tiempos en los que se discute si está bien elegir o no reinas, la soberana nacional 2019 asegura haberse sentido muy bien. "No me sentí cosificada, nadie me obligó a nada; tuve la libertad de decir y hacer lo que quería. También estuve abierta a los cambios que me sugerían", manifiesta.
Al respecto, reconoce que son muchas las modificaciones que podrían realizarse en torno al rol de las reinas y sus funciones. "Por ejemplo, en lo que tiene que ver con la vestimenta y que debemos estar a la par de la tecnología", indica.
Descarta la posibilidad de que se elimine la elección: "Un gobierno no puede decidir si hay reina o no, o si se hace o no la Vendimia".
En cuanto a la decisión de Malargüe de no hacer más fiestas vendimiales y tampoco elegir representante, asegura: "Me puso triste, soy amiga de Meli (Martínez, soberana malargüina 2019). La pasó medio mal porque no la dejaron hablar ni hacer notas cuando la llamaban por se la última reina".
María Laura se muestra descreída sobre el consenso para el desarrollo de la actividad minera en el departamento sureño. "No sé si es tan así, para mí es mitad y mitad. Malargüe se está perdiendo una oportunidad muy grande de ser parte de todo lo que implica la Vendimia, como el movimiento turístico. Ojalá revean la situación y el año que viene participen, porque es lindo que estén todos los departamentos", concluye esperanzada.