En la larga mesa de su despacho, la ministra de Educación María Inés Abrile de Vollmer (68) tiene dos altos de expedientes que revisar; ya por la tarde, el tiempo se le vuelve escaso y la agenda le exige estar atenta a los temas educativos la mayor parte de la jornada. “Casi siempre me llevo trabajo a casa”, dice sin quejarse a poco de finalizar el primer año de gestión a cargo de una de las áreas que experimentó más reformas estructurales durante 2012: el refuerzo en la capacitación a miles de docentes y el proceso de revisión de las normas de convivencia.
Si bien el calendario académico está a punto de finalizar, y de hecho los alumnos que no se llevaron materias comenzaron las vacaciones de verano el viernes, la mujer debe continuar en reuniones para ultimar los detalles del nuevo régimen de disciplina y asistencia que regirá para el nivel medio a partir de 2013. Analiza, pues, que “fue un año intenso y el que viene deberá serlo aún más”.
En diálogo con
Los Andes
, Vollmer resume que lo que busca en su gestión es una escuela más inclusiva y al mismo tiempo más exigente. “Queremos que los chicos aprendan, que tengan seguimiento por parte del docente y también de la familia”, asevera.
En su cabeza, tiene pensado continuar con la misma línea para el próximo año lectivo, que comenzará el 25 de febrero. Si hay más cambios, asegura, los anunciará “cuando sea el momento”.
Por ahora, el objetivo primordial será profundizar el proceso de volver realidad los puntos esenciales que establece la Ley de Educación Nacional y poner el acento en las 50 medidas de calidad. Sobre la normativa provincial -que aún sigue en espera en la Legislatura-, ella asegura que se encuentra a la espera de su aprobación. “De todas maneras -dice Vollmer- la ley adecua para Mendoza muchos aspectos que ya están contemplados en la nacional”.
-El nuevo régimen de convivencia e inasistencias ¿regirá desde el 25 de febrero?
-Sí, hemos tenido muchas reuniones para escuchar a los padres, alumnos, docentes, directivos, supervisores y la mayor cantidad de actores posibles. El de las inasistencias está en borrador, en cambio el de convivencia está más definido.
-¿Por qué harán este cambio?
-Antes, si el chico llegaba a las 30 faltas o amonestaciones, tenía sólo tres opciones: aprobar todas las materias en tiempo récord, repetir o abandonar. Ese modelo responde a una escuela excluyente. Hoy, en cambio, en el marco de la Ley de Educación Nacional, la escuela es obligatoria y por lo tanto, no puede tener medidas excluyentes.
Hay que recordar que este año en los colegios secundarios mendocinos se mantuvo el régimen de amonestaciones, pero los estudiantes no podían quedar libres. Por lo tanto, esta modalidad quedó casi sin ningún efecto sancionatorio.
-Sacar las amonestaciones, ¿implica flexibilizar las sanciones?
-No, todo lo contrario. Pero hasta en los casos más graves el chico no puede ser expulsado. Se puede cambiar de curso o de escuela, pero nunca quedar fuera. Toda falta va a ser sancionada y no va a haber excepciones. La escuela deberá hacer todo el esfuerzo posible para que el chico sea más responsable y tome una actitud reparadora respecto del daño causado. Se trata de un proceso de reeducación en el que la familia debe estar presente.
Vollmer detalla que el nuevo sistema funcionará en base a 25 créditos que se irán descontando de acuerdo a la gravedad de las faltas cometidas. Serán leves si el perjuicio por parte del adolescente es hacia sí mismo (como por ejemplo, no llevar el uniforme); moderada, si es hacia un compañero; intermedia hacia un adulto y grave si es en contra de la escuela.
La última instancia es la muy grave, que dependerá de la frecuencia y la magnitud del hecho.
Para evaluar los casos más graves (que restan ocho puntos del total) los colegios deberán poner en plano funcionamiento sus consejos de convivencia, que tendrán que estar integrados por padres, docentes, directivos, psicopedagogos y alumnos. Más adelante, la idea es también modificar el sistema en la primaria.
-¿Qué otra transformación pudo lograr en este año?
-El régimen académico de la escuela primaria y secundaria para que los docentes planifiquen por trimestre y de este modo acompañen la trayectoria del alumno. El plan nacional de mejora institucional, que le aporta a la escuela un número de tutores con horas de apoyo proporcional a la matrícula que tiene, ayudó mucho a reforzar este punto.
-¿Sirvió adelantar los exámenes de las materias previas antes de las vacaciones?
-Sí, los resultados fueron positivos, porque hay escuelas que lograron brindar apoyo al chico durante el cursado. Esto trajo dos beneficios: más chicos trabajaron en las clases de apoyo y más chicos se presentaron y aprobaron. Antes llegaba sólo 20%, ahora hasta 60%. Si al chico lo ayudás en el momento justo, le garantizás que llegue bien a diciembre.
-¿Qué meta se logró de las 50 que incluye el plan general?
-Después de agosto logramos capacitar a 35 mil docentes de nivel inicial, primario y secundario en matemática, lengua y ciencias. También sumamos conocimientos a los docentes recuperadores que trabajan con niños que están con problemas de aprendizaje y disciplina. La respuesta por parte de los educadores ha sido muy buena.
-¿De cuánto es el presupuesto para 2013?
-Será de $ 5.600 millones, significa un incremento de 25,8% en relación al presupuesto de 2012. Implica 35% de todos los recursos de Mendoza. El salario docente se lleva el 94%; hay que esperar cómo evolucionan las paritarias.
¿Cómo sigue el objetivo de llegar a los 190 días de clase?
-Mendoza este año tuvo 183 días de clase. Para este año nos proponemos 186. Los 190 es una tendencia porque tenemos muchos feriados.