María Eva Giannatasio, con el mundo a sus pies

La mendocina cumplió con una excelente actuación en el Mundial y, en noviembre de 1998,se convirtió en nuestra primera patinadora campeona.

María Eva Giannatasio, con el mundo a sus pies
María Eva Giannatasio, con el mundo a sus pies

Colores, globos, carteles, abrazos estremecedores y muchas emociones. Sobraban motivos para festejar y, aún sobran. Más de uno, frente a la algarabía de los allí presentes (entre ellos, sus hermanas María Aurelia, María Paula y María Valeria, su mamá Anahí y su padre Mario), en el aeropuerto Francisco Gabrielli, se habrán preguntado ¿quién era el que despertaba tanta algarabía?

No era para menos, se trataba de María Eva Giannatasio, quien regresó de Bogotá, Colombia, donde obtuvo la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Patinaje Artístico. En el mismo momento en que María Eva puso el pie en suelo mendocino, la multitud presente comenzó a entonar el clásico “Olé, Olé... Eva, Eva...”, aclamando a la mejor patinadora argentina de todos los tiempos. La nueva (y primera para nuestro país) campeona mundial en la modalidad de figuras obligatorias.

Luego de interminables abrazos con su padre y de recibir toda suerte de afectos de amigos e integrantes de la escuela de patinaje de la Unión Juvenil de Luján, ofreció una conferencia de prensa, en la que mostró su amabilidad de siempre, disimulando el cansancio que causa un viaje de gran envergadura.

Antes del título

“Durante el Mundial experimenté mucha tensión. Eramos 33 patinadoras compitiendo durante todo el día. La cual fue mayor durante la tarde porque en la mañana yo quedé en el segundo lugar, a partir de allí podía pasar cualquier cosa, pero yo me sentía con mucha confianza. La favorita era una norteamericana que venía de ganar los dos mundiales juniors. Ella, durante la mañana quedó primera, creo que por la tarde no aguantó la presión de estar en ese lugar. En estos torneos, además de tener mucha performance, hay que estar bien anímica y mentalmente”.

"Tenés que poner más..."

“Con María Paula, mi hermana, hemos viajado a todos los mundiales. En momentos difíciles es necesario la palabra de alguien de confianza, por eso la compañía de ella fue muy importante para mí. También estuvo mi entrenador, Guillermo Fraternal, él siempre está a mi lado. Hubo un momento en que las segundas figuras no me salían y tenían que salir. La pista estaba resbaladiza y no puedo repetir aquí lo que me gritó María Paula (sonrió). Lo puse... y todo anduvo bien”.

La consagración

“Fue un momento de gloria y de mucha emoción la que se vivió en el equipo. Estar allí fue algo maravilloso y creció cuando sentimos el Himno Nacional. Estábamos todos conmovidos y llorábamos, porque todo iba más allá de mí, era la Argentina la que estaba en el podio”.

Una vida sobre ruedas

“Por el patinaje no creo que haya perdido nada, por el contrario, he ganado mucho. Para mí no es importante salir a bailar, sí lo es levantarme en la mañana e ir a entrenar, que es lo que me gusta hacer. Pienso que son estilos de vida y uno elige el que desea. No critico para nada a los que eligen salir”.

Un sueño a escondidas

“Nunca me animé a soñar que podía ser campeona del mundo. Siempre (me) entrené para lograr la perfección en lo que hago, fue un desafío conmigo misma. Yo digo que los resultados son la consecuencia de todo. Veo que muchos deportistas están pensando en ganar en forma permanente y se olvidan de lo que realmente es importante. Uno tiene que estar seguro de uno mismo y de lo que hace”.

Los Giannatasio

“Mi familia ocupa el primer lugar en todo. Ellos son incondicionales y están a mi lado siempre. Como también me gustaría agradecer a la gente que ha confiado en mí, a la Dirección de Deportes, la Asociación Mendocina de Patín y a Amaru, que nos brindó su apoyo a María Paula y a mí''.

Un deseo

“Sería importante para este deporte que cuando los chicos empiezan a practicarlo se sientan apoyados. Que sientan que van avanzando en su actividad a medida que transcurre el tiempo porque es la única manera de lograr que haya semilleros y el patinaje tendrá más posibilidades. Si el crecimiento es muy lento se aburren, se cansan y se van''.

Del Argentino al Mundial

“Charlábamos con mi hermana en el viaje sobre mi primer campeonato nacional, pensaba que había pasado mucho tiempo, y no es así, sólo pasaron cuatro años, y ahora ya soy campeona del mundo. Se hace increíble de sólo pensarlo”.

Ser la mejor del mundo

“¿Que si ahora pienso en que soy la mejor del mundo? Sí, ahora me voy animando a pensarlo y a decirlo... Algo que realmente me costaba. Tiene su peso, pero es un peso soportable, es un peso muy lindo (volvió a sonreír)”.

Pensamientos en grande

“Mis padres nunca quisieron que les ayudáramos en el negocio. Pensaban siempre que nos entusiasmaríamos y dejaríamos los estudios. Ellos pretenden que sus cuatro hijas sean profesionales y por ahora estamos cumpliendo todas. Cuando ellos se van de viaje o me tienen que acompañar a un torneo, se hace necesario que nos quedemos en el lavaseco. Pero, yo personalmente, siempre le escapo”.

“Tengo una beca de la Dirección de Deportes, pero este año no ha sido suficiente para costearme los gastos. Así que comencé a trabajar para hacer frente a las responsabilidades. Hasta la temporada pasada, mis padres me dieron una gran apoyo, pero como está la situación, no se puede exigir más. El año próximo espero poder viajar a Estados Unidos para participar de una clínica de perfeccionamiento”.

“El sábado sentí una gran emoción. Especialmente, cuando escuché mi nombre al designarse la ''Cruz al Mérito''. Es una sensación muy linda verdaderamente la que uno vive, porque por la mente te pasan hechos importantes que te tocó a la hora de ser protagonista y te empieza a correr un frío por el cuerpo. Realmente, fue una noche muy emocionante. Lloré y me acordé de toda la gente que me tendió una mano”.

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