"¡Este es mi búnker!", exclama María Eugenia Romá al abrir las puertas de su taller: un espacio moderno, donde conviven el quincho cerrado de la casa y su taller de joyería.
Hace dos años pensó en ese lugar como su refugio para dar vuelta la página después de trabajar durante 23 años en el multimedio América. La decisión de dejar los medios de comunicación no fue fácil. Después de meditarlo y de dos crisis profundas que vivió en el ámbito laboral, Eugenia -quien fue el rostro de las noticias por más de 15 años en el noticiero de Canal 7 e hizo pie en la mañana de radio Nihuil - decidió darle vuelo a su creatividad y dedicarse al diseño de joyas contemporáneas.
Hoy sus días se reparten entre el trabajo en el taller y la labor como comunicadora en comunicación institucional de manera independiente. "Toda la vida fui muy adicta al trabajo y obsesiva con la formación. Prácticamente nunca dejé de estudiar, pensando siempre en construirme como una mejor periodista en todo sentido, pensando que lo iba a hacer toda la vida", confiesa mientras sirve un refresco y nos disponemos a charlar en la isla de la cocina del taller.
En su hogar reina el silencio y la paz. Este espacio, con una impronta moderna y minimalista, es el que habita gran parte de su día, además de vivir la cotidianeidad con sus hijos Iván (14), Gema (12) y su esposo Marcelo, con el que comparte su vida desde hace 22 años.
"El plan era el quincho familiar, pero quería mi taller propio, que está en formación. Fui construyendo mi propio proyecto de a poco, porque armar un taller es una inversión grande y las herramientas no se consiguen en el mercado nacional. Me gusta el arte, y de hecho soy una diseñadora frustrada, siempre me gustó intervenir prendas", asegura.
En cuanto a su estilo, se explaya: "En las elecciones estéticas me gustan las formas puras, todo el acabado simple, pocos elementos pero contundentes. Este espacio lo diseñé yo y es a mi gusto. Por suerte encontré un arquitecto y carpintero que me entendió lo que quería. Está pensado para tener reuniones, disfrutarlo", cuenta sobre el taller, que también funciona como quincho cerrado.
Cada mañana, Eugenia se dedica a crear piezas únicas de joyería contemporánea en un rincón del lugar, con una vista panorámica a su gran jardín.
“Antes era una rutina de horarios y cumplir mis obligaciones en el trabajo y como mamá. El haberme ido de los medios no cambió mi manera de vivir la vida. Me sigue importando lo mismo, sigo haciendo el mismo ejercicio de preguntarme ciertas cosas, pero ya camino a otro tempo y reparo más en el detalle. Siempre me costó levantarme temprano, pero después de dejar a los chicos en el colegio estoy en el taller feliz trabajando, con el solcito que entra por la ventana. Y a veces los trabajos de comunicación se meten en la agenda”, comenta.
El periodismo y los cambios en las estructuras de trabajo, unidos al movimiento feminista y transformador de los últimos años, son algo inevitable en la charla. "Uno no abandona el camino, porque vivís y mirás la vida de esa manera", sentencia.
Agrega: "Lo que hice en el último tiempo fue abrir la perspectiva de mi trabajo. Y me encontré diciendo lo que quería decir como comunicadora en otros canales. Me llamaron de la facultad para dar charlas, el movimiento feminista y me di cuenta que hay un cambio en las mujeres de mi generación y me siento en red. Si yo veo mi trayectoria por los medios, estuvo atravesada por una enorme soledad, porque había una sensación de estar disputando el lugar con otra mujer. Y no te sentías acompañada con el grado de consciencia que hay hoy y la necesidad de la paridad", reflexiona.
Mientras sus hijos entran y son testigos de la charla, nos muestra sus joyas y tejidos, que expresan la felicidad que le da este oficio. De hecho, creó su propia marca y, junto a tres emprendedoras, crearon Joyeras Contemporáneas de Mendoza.
“La joyería de autor busca imprimir lo que uno es, la propia búsqueda sobre el material -explica con minuciosidad-. Hay veces que esa búsqueda se da rápido y otras en la que resulta algo frustrante. Es muy relativo, pero el placer de terminar una pieza en el día es maravilloso. Hay una gratificación en el final de esa búsqueda y a veces me cuesta muchísimo desprenderme de las piezas. Trabajo en alpaca, plata, bronce, cobre, distintos metales y combinados con textil y piedras”.
Hoy disfruta de tener más tiempo para acompañar a sus hijos y resguarda su hogar como un lugar de intimidad para la familia. En su rutina, la cocina es otro de los lugares donde se siente cómoda.
“Me gusta cocinar, solo los domingos al medio día me libero de la cocina. Expreso amor cocinando. Trato de ser lo mejor posible en eso, para que mis hijos aten esos recuerdos a mí. Es que soy una mamá picacerebros, siempre los incentivo a la creatividad y es lindo guiarlos para experimentar, que crezcan libres y sin miedo a equivocarse”.
Después de tomar unas fotos en su taller y en el jardín con sus hijos, nos invita a la biblioteca de la casa. Un espacio que la identifica, donde las palabras toman cuerpo y materializa su labor como comunicadora.
Una extensa biblioteca que comparte con su esposo guarda distintos libros que marcaron su vida. Desde Borges hasta García Márquez, pasando por libros sobre arte, Tom Waits y un libro de Joan Manuel Serrat. La amplia habitación tiene un cómodo sillón pensado como lugar exclusivo de lectura y disfrute.
“La música es un elemento fundamental en nuestras vidas y marcó mi relación con Marcelo. Serrat, por ejemplo, me remite a mi infancia, mi casa y mi mamá”.
La charla continúa y fluye sin importar el tiempo; así, la visita se extiende más de lo previsto. Comienza a caer la tarde y María Eugenia no deja de hablar y proponer temas.
Es una caja de Pandora que comunica con claridad su visión del mundo, sin romper la tranquilidad que circunda su hogar.
"Es un trabajo de mucha soledad el del taller, y eso me abruma a veces, porque era una persona hiperconectada todo el tiempo. Pero en algún momento te conectás con el otro. Siempre me abrumaron las mismas cosas, aunque hoy no llevo la agenda del día. Siempre pienso el periodismo en función del servicio y quizá debería estar en un papel más activo. Pero son elecciones de vida. Hoy hago y digo desde otro lugar", define.
Nos vamos, pero nos deja la invitación de volver a su taller y continuar intercambiando ideas de periodismo, comunicación, feminismo y cuanto otro tema surja.
María Eugenia Romá es plena en su búnker, deja volar su creatividad artística con sus manos y la palabra sigue tan presente en su vida como cuando el cartel de Aire se encendía cada noche en el canal y era una más en nuestra mesa.