Es productora en Venado Tuerto, en el sur de Santa Fe. A partir de su doble rol, técnico e institucional, como presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) brinda una mirada del presente y el futuro de la agricultura en Argentina.
-¿Qué ve en el futuro de la agricultura?
-Hay distintos aspectos por analizar. Por un lado, en lo que hace al manejo agrícola, tenemos un problema creciente con las malezas, resistentes o tolerantes, que debemos solucionar. Pero, por otro lado, esto ha llevado a tener más conciencia productiva y un manejo más racional del sistema. Este otro aspecto que caracterizará a la agricultura del futuro.
-Es cierto que desde Aapresid abogan por la adopción de las buenas prácticas. ¿Qué se viene en este sentido?
-Los productores agropecuarios tenemos una gran responsabilidad. Por eso es clave mostrarnos abiertos a la población y asegurarle la calidad de los alimentos que consume. Por eso, consideramos que la Agricultura Certificada, que es la evolución de la siembra directa, es lo que viene. Es el sistema de gestión de calidad para el campo que asegura la trazabilidad de los alimentos.
-¿Qué otros aspectos aumentarán la competitividad mundial de Argentina como productor de alimentos?
-Son varios, los cuales no se expresaron al máximo todos estos años. En Argentina hay un gran desarrollo de instituciones de productores, hay una gran generación de jóvenes en el campo, hay mucha innovación organizacional, mucha idoneidad. Son todas ventajas competitivas. Todas ellas están gestando una revolución. La de poder entregar a las generaciones futuras un suelo mejor del que recibimos nosotros.
-Mirando más en lo inmediato, ¿cómo está cerrando esta campaña?
-Se está terminando una campaña de soja muy tranquila desde el manejo agronómico, lo cual es un factor que contrarresta la pésima campaña desde lo financiero. Asimismo, vimos pasar el invierno con excesos hídricos, los cuales no pudo aprovechar el trigo ya que no cambiaron las políticas en torno al cultivo.
Esa quietud también se trasladó al maíz de primera. Tuvimos un aumento de la superficie maicera a partir del incremento de las siembras tardías, aunque eso no bastó para equilibrar la gran área sojera.
-¿Cómo evalúa este gran desequilibrio entre la superficie de soja y la del resto de los cultivos?
-Hoy, el 70% de la superficie es soja. Por un lado, es una alegría porque se espera un cosecha récord, lo cual aliviará el estado financiero de muchas empresas. Pero también genera incertidumbre porque esa superficie debe compartirse con otros cultivos que hacen a la sustentabilidad del sistema productivo.
-¿Y qué espera para la próxima campaña que se inicia?
-Estimo que las empresas buscarán saldar todas las deudas contraídas en este ciclo, a partir de la gran campaña de la soja. Luego volverá la hora del trigo. Al respecto, en los últimos días participé de la Mesa Nacional de Trigo, en Córdoba, y allí todos los eslabones de la cadena y los representantes de diversas entidades coincidimos en la importancia de contar con mercados abiertos, transparentes y competitivos.
Si con toda esta anuencia que surgió en el encuentro nuevamente no se logran torcer las políticas respecto del trigo, estoy tranquila porque hay más conciencia productiva sobre la salud de los suelos y los productores conocen manejos alternativos, como los cultivos de cobertura, para reemplazar las virtudes que tiene el cereal.
Estados Unidos sembrará casi 70% más de soja que Argentina
Estados Unidos sembraría en la próxima campaña, la 2015/16, casi un 70% más de soja que lo que sembró la Argentina en la actual. Según publicó el Departamento de Agricultura del país norteamericano, más conocido como USDA, implantarían 34 millones de hectáreas, pero la consultora Informa Economics proyectó un área de 35,6 millones de hectáreas de soja.
En la Argentina, en cambio, en la presente campaña se sembraron 20 millones de hectáreas, según publicó el Ministerio de Agricultura. Para la campaña 2015/16 se estima que la superficie sojera se mantenga o aumente un poco, ya que en las actuales circunstancias es casi el único cultivo con posibilidades de ser rentable.
Las producciones en ambos países marcaron un récord en la campaña 2014/15. En Estados Unidos se cosecharon 108 millones de toneladas, mientras que aquí se estima, con la trilla comenzando, un total de 58 millones de toneladas.
Estos aumentos de la superficie y producciones récord vienen haciendo caer abruptamente el precio del cultivo. Hoy, está en U$S 354 por tonelada en el Mercado de Chicago.