Margaret Atwood, mujer pájaro

Feminista, defensora de la ecología, la escritora canadiense ya tejió su leyenda.

Margaret Atwood, mujer pájaro
Margaret Atwood, mujer pájaro

Luego de la lista de las “76 cosas sorprendentes que necesitás saber sobre Margaret Atwood”, publicada por CBC books, poco importaría redundar en una biografía común.

Con que elijamos algunas es suficiente. Ella pensó su primer poema mientras cruzaba un campo de fútbol. Leyó "Rebelión en la granja" a los 9. Hizo una cerveza artesanal en honor a su libro "Madd Addam".

Desertó de Harvard. En los 70 era una artista de cómics under; bajo el seudónimo de Bart Gerrard, dibujó una tira cómica para la revista Kanadian Kulture Komics.

Tiene una arritmia cardíaca, como su padre. Teje con frecuencia; tejió un conejo para un nieto que terminó pareciéndose más a una rata. Le gusta el whisky escocés.

Su primera firma de libros fue en la tienda Hudson’s Bay en Edmonton, en el departamento de medias y ropa interior para hombres.

Es la inventora del LongPen, un bolígrafo electrónico que le permite firmar libros a distancia. Ella fue criada como “estrictamente agnóstica”.

Tiene dos escritorios en su oficina: uno con internet y el otro sin. Escribió su novela inicial a los siete años, sobre una hormiga. Publicará una novela póstuma en 2114.

Pero más allá de ese “efecto Atwood” alentado por estos detalles, es interesante saber que Margaret creció en los páramos canadienses, que le importan los temas ambientales, los mitos sociales sobre la feminidad, la representación del cuerpo de la mujer en el arte, su explotación social y económica y que ya en 1969 publicó “The Edible Woman”, donde se hizo eco de la marginación social de la mujer.

Ahora, convertida en la escritora de la “serie del momento”, esta señora que ama las aves y tiene un sombrero de diarios viejos y cartón, tuitea preguntas como ésta: “Si toda la gente muriera a la vez, ¿cuánto CO2 y metano se desprendería?”

Hace años pasó por Buenos Aires. La trajo la conferencia mundial sobre conservación de aves. Allí, Margaret Atwood, copresidenta honoraria de BirdLife International, junto con su marido, Graeme Gibson, habló sobre “Los seres humanos en las sociedades de pájaros”.

En esa oportunidad la entrevistó La Nación. Hay un párrafo interesante: “Atwood, que inició su andadura literaria con ‘La mujer comestible’, ya tejió su propia leyenda.

Sobre todo, cuando se recuerda que en varias de sus novelas anticipó el futuro. Ella dice que no tiene poderes psíquicos, sino que aplica ‘el sentido común’ y lee, sobre todo, las noticias pequeñas de la última página de los diarios para tener una idea de por donde irán las cosas. Y se cumple”.

Luego de subrayar que somos más hábiles para inventar distopias que para crear utopías, aclaró: “Mi generación es pre-feminista. Yo escribía antes de este movimiento que empezó en 1969. De modo que cuando llegó la segunda ola de feminismo, entré en el movimiento de los derechos civiles.

Lo primero que tenemos que pensar es que las mujeres son seres humanos. Eso no siempre es reconocido. Hoy las mujeres crecen sin saber todo lo que se vivió antes. o creo que las mujeres sean maravillosas, ni ángeles, ni que hacen siempre lo correcto, o que no mienten ni hacen daño a otras mujeres.

Son seres humanos. Y actúan como el resto de los seres humanos. Muchas veces me metí en problemas porque en mis libros pongo mujeres que no hacen lo correcto ni son agradables o inteligentes, pero quiero que sean seres humanos. Porque miro alrededor y es lo que veo. Creo que hoy ser feminista es ser humano”.

El año pasado volvió a pisar Argentina, ya convertida en autora de dos series de éxito. En 2017, dos de sus grandes novelas fueron convertidas en miniseries escalofriantes. “Alias Grace” (escrita en 1996) es la historia de la adolescente Grace Marks, condenada por asesinato en la Canadá del siglo XIX, y “El cuento de la criada”, de 1985, una novela distópica que imagina una versión totalitaria y teocrática de los Estados Unidos (llamada República de Gilead en la ficción).

Un régimen autoritario en el que las libertades civiles se han eliminado, la escritura está prohibida y las mujeres fértiles son reducidas a la servidumbre para parir los hijos de los Comandantes, como forma de garantizar la continuidad de la especie frente a la disminución de la natalidad provocada por la contaminación ambiental.

Entre series, novelas y comics

Si bien en español se conseguían dos de los libros de Atwood –“Desorden moral” (Bruguera) y “Penélope y las doce criadas” (Salamandra)– ahora se suma “Alias Grace”.

Como decíamos, esta obra que se interna en el pasado de una Toronto decimonónica de prisiones y asilos, de crímenes y condenas, ya tiene su adaptación serial.

Adaptada por la actriz y directora Sarah Polley, dirigida por Mary Harron (“Psicópata americano”, “Yo maté a Andy Warhol”) y producida por la misma Atwood, la miniserie de seis episodios que está disponible en Netflix comienza en 1859 en la prisión de Kingston, cuando el doctor Jordan llega desde los Estados Unidos para dilucidar la verdad sobre los crímenes de Grace Marks, recluida allí hace quince años.

Pero el efecto Atwood resuena fuerte ahora que “El cuento de la criada” llega nuevamente con más ediciones, nuevas adaptaciones, artículos con teorías y especulaciones, críticas a los guionistas, ensayos filosóficos sobre su contenido distópico, entrevistas y perfiles de todo tipo.

“El cuento de la criada” tiene resonancias, no sólo en las visitas al otro lado del Telón de Acero que visitó la autora en los ‘80s: hay ejecuciones grupales, quema de libros, el programa Lebensborn de las SS y el robo de niños en Argentina por parte de los militares, la historia de la esclavitud, la historia de la poligamia en Estados Unidos.

Esta segunda temporada de la serie, que comienza el 25 de abril, comienza donde termina el libro. Así que ya el tráiler ha disparado todo tipo de especulaciones. Y muchas hacen suponer que ese imaginario dictatorial trascenderá las fronteras de la República de Gilead. Pero hacia adentro.

Hay más: 2018 nos trae una oleada de publicaciones que llevan la firma de Margaret Atwood, que a sus 76 años decidió retornar al mundo del cómic. La escritora canadiense estuvo fascinada por el género desde pequeña.

El próximo mes, la editorial Sexto Piso trae el primer volumen de “Angel Catbird”, la historia de String Feleedus, un joven ingeniero genético que, por accidente, ve mezclado su ADN con el de un gato y un búho.

Atwood narra la historia de este superhéroe de resonancias pulp, que se verá obligado a intervenir en una guerra entre híbridos de humanos y animales.

En octubre, Dark Horse Comics publicará “The complete Angel Catbird”, una edición de un solo tomo con los tres libros de la serie. Al mismo tiempo, la editorial lanzará el primer volumen de una nueva serie de cómics, llamada “War Bears”, que cuenta la historia de Al Zurakowski, un dibujante de comics canadiense que conquistará la fama con Oursonette, una superheroína ozesna que combate los nazis durante la II GM.

Y sí. El éxito de la serie que impulsó la edición 2017 de “El cuento de la criada” por Salamandra, relucirá en las librerías con portadas de lujo.

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