Doña Paula incorpora un nuevo profesional a su equipo. El enólogo Marcos Fernández llega a la bodega para seguir sumando experiencias a su ya completo portfolio. "Lo que me atrajo y me motivó a trabajar en Doña Paula fue la calidad humana; el gran potencial de los viñedos especialmente del Valle de Uco; el profesionalismo, orden y planificación; y la oportunidad de desarrollo y crecimiento profesional", resumió Marcos.
Marcos en su rol de Enólogo Principal trabajará en conjunto con Martín Kaiser, ingeniero agrónomo de Doña Paula desde 2006, y quien considera fundamental el trabajo armónico entre las áreas vitícolas y enológicas. "La combinación de la mejor uva con un buen trabajo en bodega, va a dar como resultado un buen vino. Mientras más en conjunto se trabaja, más se optimizan los recursos y mejor es la calidad del producto final", concluyó Kaiser.
En sus últimos quince años, Marcos Fernández ha participado como enólogo en prestigiosas empresas de nuestro medio como Norton, Chandon, Viña Cobos y Finca Decero. Su desempeño profesional trascendió las fronteras argentinas y durante cinco vendimias trabajó con Paul Hobbs, en Napa Valley. "La experiencia de trabajar en California me sirvió para abrir mi mente, para conocer otras formas de elaborar y otra cultura", cuenta Marcos.
Apasionado y soñador
Su pasión como hacedor de vinos tiene una historia que se inicia en la niñez, ya que Marcos solía acompañar a su padre que trabajaba en una empresa proveedora de corchos naturales. Entre lagares y toneles atesora los mejores recuerdos de su infancia.
Su gusto por la enología fue creciendo de la mano de su familia. Desde pequeño disfrutaba ese vaso de vino con soda o los juegos de degustación que iban entrenando sus sentidos. "Aprendí mucho de los amigos enólogos de mi padre, que siempre llevaban grandes vinos que llamaban mi atención tanto por sus aromas y sabores como por las historias y los mensajes que escondían", comenta el nuevo enólogo de Doña Paula.
Su paso por el Liceo Agrícola, y esa pasantía al final del secundario en una importante bodega, terminaron de definir su vocación y lo motivaron a estudiar la carrera de enología en la Universidad Don Bosco de Mendoza.
"Me autodefino como un soñador con los ojos abiertos, porque me planteo grandes objetivos en la vida y lucho hasta hacerlos realidad". Esta misma determinación fue la que llevó a Marcos a subir el Aconcagua, el cerro más alto de América, con tan sólo 17 años.