Desde muy temprano, cuando se abrieron las puertas del Malvinas, los hinchas argentinos empezaron a poner color a una noche que se presumía podía ser histórica.
Si bien el resultado así lo demuestra porque Los Pumas pudieron sacarse la espina de ganar su primer partido en el Rugby Championship, la cosa no fue sencilla.
La gente que acompañó al seleccionado de Hourcade supo pasar por todos los estados de ánimo hasta que finalmente se desató la fiesta final.
Del sufrimiento a la euforia cuando Foley estrelló su penal en el vertical y luego cuando Hooper se fue al banco por amarilla, recién las 26 mil almas que desafiaron las inclemencias del tiempo pudieron respirar tranquilas.
La ciudad, que volvió a vestirse de celeste y blanco por la presentación de un seleccionado nacional, estuvo muy visitada. Si bien no se dieron a conocer las cifras de turistas que llegaron para el fin de semana, en el Malvinas se observaron muchos colectivos con gente que llegó desde diferentes puntos del país para alentar a Los Pumas.
Incluso hasta un bus del vecino país de Chile se divisó en el coloso mendocino, quienes también alentaron por nuestro equipo. Si bien el público acompañó en un número menor, comparado con aquella jornada de 2012 cuando se empató (16-16) con los Springboks, cabe destacar el respeto de la gente para con los australianos y también que, al igual que el propio equipo, nunca dejaron de alentar.
Ni siquiera cuando el ministro de Deportes de la Provincia, Marcelo Locamuz, entregó la copa que obsequió una compañía de telefonía, a Leonardo Senatore, quien fue elegido el hombre del partido y allí se desató la fiesta final.
Fue festejo, para propios y para los que no son del palo. Ahora que ya se pudo sacar la espina, hay que pensar en el futuro y seguir trabajando para que el próximo Mundial encuentre a la Argentina en su punto más alto de rendimiento.
Médicos para todos
Se estuvo en todos los detalles. Al menos, se hizo el intento aunque muchas veces aparecen cosas para pulir. Lo cierto es que vale destacar a la organización del evento que dispuso de varios equipos médicos en el estadio para cualquier urgencia.
En total fueron 22 los especialistas de la medicina que estuvieron muy atentos por si alguien necesitaba atención.
El mendocino Báez, de principio a fin
Hubiera sido mejor si los dos valores mendocinos terminaban jugando los 80 minutos más importantes desde que arrancó el Rugby Championship para el seleccionado argentino pero Matías Cortese no tuvo la chance de ingresar ya que Daniel Hourcade se decidió por otros hombres. Quien sí estuvo fue Rodrigo Báez, desde el principio hasta el final.
En los primeros minutos el tercera línea estuvo muy involucrado en el juego suelto. Siempre fue la primera opción de juego cuando la pelota salió de alguna formación. En la segunda parte el wing forward no participó tanto del juego suelto pero fue clave en la marca. No falló ningún tackle.
“Es una locura lo que se siente. Ahora (por ayer) estoy con muchos nervios, pero seguramente con el correr de las horas me relajaré y lo voy a disfrutar el doble”, fueron las primeras palabras del mendocino.
“Con estos equipos no te podés descuidar. Mi rol fue jugar libre, no me presioné y traté de dar lo mejor. La tercera línea respondió. Es un lindo desafío y estuvimos a la altura. En este proceso estamos mejorando la destreza. Es evidente nuestra evolución. Es un momento para festejar”. cerró.