El trabajo en el gimnasio es solitario, pero no escatima en dar hasta el último esfuerzo. Frente al espejo mientras guantear y lanza golpes al airea, Marco García se imagina dueño de victorias importantes.
El malargüino de 16 años, en la actualidad es parte del programa de preselección de deportistas para los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
El cuadrilátero es su territorio, allí probó la primeras caricias de la gloria al conquistar la medalla de oro en el campeonato nacional en la categoría hasta 57 kilos. “Soy un apasionado de los deportes de contacto. Elegí el boxeo porque me permite pensar en metas y objetivos a corto y mediano plazos; y si Dios me lo permite quiero ser Campeón del mundo”, confiesa el púgil.
-¿Qué sentís por representar al país en un torneo?
-Representar a la Argentina es lo más sagrado que le puede pasar a un deportista, es llevar los colores hasta lo más alto y ser el embajador de todo un pueblo que trabajo y se esfuerza día a día.
-¿Cuáles son las expectativas de cara a lo que viene?
-Las expectativas son las más altas, es pensar -todos los días- en los objetivos que querés lograr y alcanzar con el deporte; lo que muchos chicos, también con esfuerzo, quieren conseguir, en una competencia sana y leal.
El malargüino integra la selección de boxeo Mendocino y el año pasado obtuvo la medalla de plata en los Juegos Evita. A enero de 2017, Marco tiene un récord de 26 peleas, 23 ganadas (10 KO) y 3 perdidas. Entre sus posibilidades aparece en le horizonte próximo una gira por el exterior para lograr mayor experiencia.
Segundos afuera. segunda campaña y al centro del ring...
-¿Cuándo comenzaste a competir en el boxeo?.
-A los 12 años fue mi primera pelea en mi Tierra (Malargüe). Nos animó a seguir las felicitaciones y el aliento de la gente, aquella noche, y desde allí no hemos parado.
-¿Cuáles es tu mejor anécdota como deportista?.
-Mi primer Campeonato nacional ganado. Debuté enfrentando a un chico fuerte y noqueador, candidato a llevarse el título... pero dimos el batacazo (sonríe con cierta picardía mientras recuerda).
-¿Cuál es tu máximo sueño en lo deportivo?.
-Mi máximo sueño es poder ser campeón del mundo y también poder estar en los Juegos de la Juventud 2018.
-¿Cómo es uno de tus días?
-Uno de mis días es acompañado por el mejor equipo: Mi familia. Desayuno y comida a cargo de mi madre, en el estudio apoyado por mi hermana mayor Danisa, en la logística de los entrenamiento por mis hermanos menores Octavio y Lucía; y en los entrenamientos y puesta en forma a cargo de mi padre Guillermo.
... En la mañana una hora y media potencia y tonificación. Al media día, ahora en invierno, correr para la parte aeróbica, mientras que a la tarde bolsa y manoplas para la parte técnica y a la noche pesas para la fuerza.
El descanso es obligado, tres minutos de mucha intensidad por uno para volver con una mirada más clara....
-¿Qué te motiva para seguir entrenando?
-Vivir una vida que valga la pena recordar y tener algo que contar con el ejemplo y el orgullo de familia.
-¿Tenés alguna frase de cabecera?.
-El boxeo también es entretenimiento, no solo se necesita ganar si no ganar espectacularmente.
-¿Cómo te definís como persona y deportista?.
-En las dos partes, como persona y como deportista solo le pido a Dios ser humilde en todo momento.
-¿Cuál es el personaje que admiras y por qué?.
-Mike Tyson, porque la gente a pagado millones para ver tres minuto de boxeo.
Ficha personal
Marco Ezequiel García
Fecha de nacimiento: 7 de diciembre de 2001
Localidad: Malargüe, Mendoza.
Disciplina: Boxeo
Categoría: 57 kilos
Altura: 1,70 m
Debut: a los 12 años.
Entrenador: su papá Guillermo
Convocatoria a la Selección: 17 de diciembre 2016.
Títulos: Medalla de bronce en La Pampa; Campeón argentino y oro en Córdoba; Medalla de plata Juegos Evita; Medalla de plata en Buenos Aires en la Federación Argentina de Box (FAB); Campeón provincial Vendimia 2016; Tercero en el torneo Centro de la República 2017.
Premios: Reconocimiento a los logros deportivos en del departamento de Malargüe. Premio al mejor boxeador en el Vendimia 2016.