Cuando este Mundial de Handball finalice, Marco Arce estará cerca de cumplir 26 años de edad (12/2) y habrá realizado uno de sus sueños: el de ser parte integrante de Los Gladiadores. No le tocó formar parte del grupo que compite (18 jugadores más 2 reservas) pero sí de ganarse el derecho al viaje por haber formado parte de la preparación previa que realizó el seleccionado argentino. En diálogo con MÁS Deportes, el actual jugador de Ferro Carril Oeste y ex UNCuyo contó sus vivencias en Doha y su entusiasmo por seguir siendo un miembro más de esta Selección.
- ¿Qué tipo de trabajo es el que estás haciendo con el grupo?
- Entreno, colaboro y convivo con todos. Es una experiencia muy importante para mí. Aprendo mucho cada día. Lo mío es estar presente para lo que se necesite.
- ¿Cómo tomaste esta situación, que implica que sumes desde afuera pero no que tengas minutos en cancha?
- Me toca colaborar con el grupo como lo estoy haciendo. Y lo hago convencido de que el aporte sirve. Quizá tenga que esperar que se me dé algún momento para jugar, pero no depende de mí. Mientras, trato de sumar porque tengo claro que en este momento es lo mejor que puedo hacer.
- ¿De qué manera analizás tu presente como jugador?
- Viví un año pasado muy difícil. Quizá porque no llegué a Buenos Aires con el nivel que pensé que tenía. Encima, Ferro se estaba rearmando y en la primera mitad de la temporada estuvimos luchando para zafar del descenso. Siento que este año será mejor en todo sentido. Ya me siento adaptado a la nueva vida, vivo cerca del club y voy estabilizándome de a poco.
El “Negro” cuenta con una experiencia importante en selecciones nacionales, las cuales integra desde su etapa formativa. Jugó campeonatos sudamericanos, panamericanos y también dos mundiales previamente: el Juvenil de Bahrein (histórico cuarto puesto) y el Junior de Egipto, en el cual se finalizó sexto. Lleva el balonmano en la sangre desde que comenzara a los 13 años en Biritos, antes de representar a la formación de UNCuyo. Dedicado a la educación física, se afirma en el club de Caballito y sueña con que el progreso en su carrera no se frene.
- Si tuvieras que definirte como jugador, ¿cuáles son tus características?
- Me siento cómodo en defensa con mi movilidad y en ataque me considero un lanzador. Sé que tengo que mejorar en todos los aspectos. Es algo que siempre me propongo como meta para no estancarme. Como central, debés estar atento a todo y en qué momento intervenir. Me falta, claro, como a cualquiera, y por eso destaco lo importante que me resulta estar aquí compartiendo todo con los chicos.
- Hay algo que se advierte en este grupo y es que conviven perfectamente y que están absolutamente integrados, algo de mucha importancia en una Selección que juega un Mundial...
- Sí, porque este es un grupo que viene trabajando desde hace muchos años. El vínculo entre nosotros es fuerte y siempre estamos en contacto a pesar de la distancia. Somos entre 20 y 25 jugadores que hemos compartido muchas experiencias juntos, y eso se nota a la hora de convivir y de jugar.
- ¿Cómo mantenés el contacto con tus familiares y amigos de Mendoza?
- Permanentemente lo hacemos a través de las redes sociales. Trato de enviarles fotos de lo que estamos viviendo aquí y recibo siempre respuestas a cada momento. Me escriben mis familiares, mis entrenadores, mis amigos...en fin, es algo muy lindo porque me hace sentir que la distancia se reduce.
- Y respecto de lo que le queda a la Selección, ¿de qué forma imaginás que van a darse los juegos contra potencias europeas otra vez?
- Hasta ahora, el equipo demostró que jugó de igual a igual y que las diferencias fueron mínimas. Ahora, que está en juego la clasificación, los chicos van a salir a demostrar por qué estamos acá. Nada va a ser fácil, pero Argentina mantiene la esperanza de clasificarse...y eso es lo que más importa.