Marco Antonio Caponi: “Busqué el alma de Sandro, no la caracterización”

El actor mendocino se puso en la piel del “Gitano” para la serie de TV, en la etapa más introspectiva de su adultez.

Marco Antonio Caponi: “Busqué el alma de Sandro, no la caracterización”
Marco Antonio Caponi: “Busqué el alma de Sandro, no la caracterización”

¿Cómo meterse en la piel de un ícono amado por todos, tan querido como llorado desde su pérdida física?

Y es que quizá sea ése el nudo del tema. Sandro, Roberto Sánchez, "El Gitano", el personaje, el cantante, el símbolo sexual, el intérprete... Son muchas las caras posibles.

¿Pero quién era en realidad el hombre, más allá del "Sandro de América"? Alguien que, seguramente sólo él, su esposa Olga Garaventa y su Dios sabrán. Pero desde el lado del oficio actoral, interpretarlo en sus horas más sombrías implica tocar lo más cerca posible la esencia que no se ve.

"Sandro de América, la serie" tuvo a un Sandro joven que llega a la fama (interpretado por Agustín Sullivan), a otro "Gitano" en una instancia más dura e introspectiva (a cargo del mendocino Marco Antonio Caponi) y al Sandro del final de la vida (a cargo de Antonio Grimau).

Desde el martes que viene, la posta actoral la toma el actor Marco Antonio Caponi. Allí se verá un trabajo de composición física (tuvo que subir más de diez kilos, fumar y tomar clases con un entrenador para las inflexiones de voz) pero, sobre todo, una construcción íntima del ser humano detrás del personaje, que promete una mirada más reflexiva sobre el hombre que estaba fuera de las cámaras.

Marco Antonio Caponi dialogó con Estilo sobre cómo logró dar vida al personaje, en sus facetas más profundas, complejas y solitarias. Ese mismo ser humano que a la vuelta de la explosión mediática se planta en su madurez, para volver a su esencia.

"Sandro es un personaje muy difícil de componer ya que posee muchas partecitas que lo constituyeron. Personalmente me sumergí en el mundo de la música, y traté de ir lo más profundo que me parecía, para hacerlo lo más genuino posible. Por eso me centré en su voz" cuenta, desde Buenos Aires, Marco Antonio Caponi.

– ¿Cómo la trabajaste?

– Tratando de entender y lograr la vibración que tenía su voz en su manera de hablar, algo que daba todo un clima al personaje.

– ¿Qué objetivos tuviste en mente a la hora de darle alma, a ese Sandro más sombrío?

– Todos hemos visto un montón de material sobre Sandro. Podemos escuchar sus canciones eternamente y ver una parte de quién era Roberto Sánchez, pero del que estaba frente a la cámara... Mi idea era poder descubrir quién estaba antes de Sandro y Roberto Sánchez (que salían por televisión).

Es decir al hombre anterior a ellos. O sea, el que aparecía cuando se apagaban las luces y quedaba solo... Me tocó recrear toda una etapa de Sandro en la que no tenía el afán ni el deseo puesto en la fama ni la popularidad, porque ya había conseguido todo eso.

En realidad lo que deseaba era volver al barrio, al origen, y reencontrarse con quienes lo llevaron a ser el que era. Fue como una etapa de bifurcación absoluta de Sandro, como un duelo entre persona y personaje. Él lo decía en diversas entrevistas de aquella época (sus 40 y tantos): “Me estoy llevando muy mal con Sandro”.

El hombre duplicado

– ¿Por qué pensás que sentía esa dicotomía?

– Había conciencia de un personaje que predominaba sobre la persona... Era lo que la gente quería y lo que la industria necesitaba... Entonces en la etapa que yo interpreto del personaje, Sandro comienza con una búsqueda personal y a la vez, muy solitaria.

Me centré en tratar de llevarlo a la verdad, a sacarlo del que conocíamos desde las cámaras, y a situarlo en un tipo de barrio, que extraña a sus amigos, que tiene problemas con su madre, y al que le resulta complejo vincularse. Un problema que deviene de una industria que le pide que esté solo y tenga que enamorar a todas las mujeres, con todas las consecuencias que eso trae.

– ¿Te juntaste antes con Olga y con sus amigos para conformar el personaje?

– La verdad que no. Todo el mundo puede decirte algo de Sandro, pero me parecía que las opiniones eran tan amplias que se me iba a hacer más difícil conformar al personaje. A Olga la vi después de grabar la serie, pero no hablé antes con ella.

– ¿Te dijo algo Olga luego de verte en la ficción?

– Sí. Lo mejor que pudo decirme: que cuando me escuchó hablar en la serie, lo escucha a Roberto. Eso me llena de felicidad porque es ella la que tiene la verdad de la persona puertas adentro, y esa verdad es la que deseaba encontrar yo. Busqué el alma de Sandro, no la caracterización. Indagué en el hombre y lo concebí desde la sensibilidad para trabajar el personaje .

– ¿Qué descubriste del Gitano?

– Antes que nada que ninguno va a poder ser Sandro porque el personaje es único y pesa mucho. Los actores sólo somos intérpretes que intentamos dar verdad a todo ese camino de construcción.

Como sabía que solo no iba a poder, empecé a trabajar con Alejandro Catalán, un actor y profesor de teatro, que me hizo realizar un trabajo minucioso sobre mi ansiedad, para bajar la energía y adaptarme a esa época tan diferente a la actual. Entonces todo era más lerdo, más pausado. En este contexto, encontrar la manera de hablar del personaje, también la trabajé con el coach vocal Claudio Leda.

De hecho hice algo que pocos saben...

Sumergirse en la voz

– ¿Qué hiciste?

– Me puse a grabar los temas de Sandro. Me dije a mí mismo: “Tengo que cantar porque es la vida de un músico la que tengo que actuar”. Entonces todos los días nos juntábamos con el coach a ensayar y yo grababa una versión de las canciones de Sandro. Estoy muy feliz porque en la serie hay tres canciones que son cantadas por mí... Lo mejor es que nadie se dio cuenta y eso está bueno.

– ¿Cómo lograste conformar al Sandro de las horas más tristes?

– Me tocó una etapa de Roberto muy misteriosa... Ponete a pensar que se refugió en su casa, fantaseando incluso con hacer una ópera rock (basada en un libro de Ray Bradbury, “El hombre ilustrado”). También se da una etapa muy oscura musicalmente... Todo lo que uno arma es lo que necesita imaginarse para poder habitar al personaje.

Es muy personal. Me llamaba mucho la atención el hecho de los silencios de Sandro, cuyas pausas podían ser de hasta cinco minutos, y mantener a todo el público expectante. Eso lo incorporo en esta etapa tan introspectiva, porque lo más profundo y contundente para mí con Sandro tiene que aparecer allí. Un personaje, cuando está en sus silencios, es en realidad cuando está presente.

Vida pública vs. vida privada

– ¿Tuviste puntos en común con el personaje respecto de la exposición en tiempo de redes?

– No dudo que me tocó atravesar su vida en ese momento porque hay algo que se une con el camino que elijo hoy. A mí me interesa trascender por el trabajo, no por mi vida privada.

– ¿Qué te pasa cuando dicen que "es parte del trabajo del actor"?

– No entiendo muy bien el tema de que uno “es público” por actuar. Pareciera que eso hace que la fama aparezca y que el otro tenga un derecho y decisión absoluta sobre tu persona. Onda: “Si no sos lo que queremos que seás, te matamos”. Siento que era lo que le pasaba a Sandro. Levantó un paredón para dejar al personaje que todos requerían, al otro lado de la vereda.

Cultural y socialmente hay puesto todo un sueño americano en la fama, como si fuera todo... En realidad es el vacío absoluto. El estadío de mayor soledad que puede sentir cualquiera. La fama lo que logra es que el de afuera crea que sos algo que en realidad no sos.

- A propósito de eso, ¿cómo te llevás con las críticas?

– Creer que lo que pasa en las redes son críticas es un gran error. Son sólo opiniones. Hoy está todo vociferado y se lee por redes... Hay todo un ecosistema que da entidad a eso, incluso uno mismo lo hace.

– ¿Qué es lo que te molesta?

– Lo que me sorprende es no dar el tiempo a la obra completa y al desarrollo del personaje. Hay una necesidad de protagonismo e histeria en las redes que se consigue mucho con la crítica, como una manera de identidad. Muchos que te insultan en la redes. Cuando les respondés te dicen: “¡Por fin me diste bola!”. Hay unas búsqueda de protagonismo evidente. Si se tiene criterio para opinar se acepta, pero no hay criterio. Hay un salir a matar por matar.

La ficha

Sandro de América, la serie

Días de emisión: Martes, miércoles y jueves

Hora:  23, por  Canal 9 Televida

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