oracio "Marciano" Cantero (53) es una de las figuras más trascendentes que ha dado el rock de nuestra provincia. El líder de "Los Enanitos Verdes" reside en México desde hace diez años, pero de paso por nuestra provincia accedió a brindarnos una entrevista para hacer un repaso de su carrera profesional mostrando su gran humildad.
-¿De chico te gustaba la música?
-Creo que desde que estaba en jardín de infantes. Un día, la maestra nos dijo que íbamos a jugar con la música y en el aula había un piano. Ella se puso a tocarlo y yo me puse detrás para ver las cuerdas que sonaban. Fue algo que me fascinó. Me fascinó ver como técnicamente alguien podía hacer sonar algo.
Creo que de alguna manera en ese momento entendí lo que era el sonido. Y al rato de eso la maestra nos puso a cantar. Y yo automáticamente empecé a hacer voces. Pero hacía terceras y quintas y a ella le llamó la atención. Entonces llamó a mi mamá y le dijo que ella consideraba que tenía condiciones para la música. Sobre todo por la forma en que había cantado.
-¿En tu casa se escuchaba mucha música o fue algo natural?
-No, yo creo que fue algo natural; aunque mi hermano tocaba la guitarra. Además, en el barrio tenía un amigo que hacía fiestas en su casa y le gustaba mucho la música. Así es que me puse a poner música. Era el DJ de las fiestitas que se hacían en casas entre compañeros de escuela. Eso me gustó y después seguí trabajando de disc jockey durante mucho tiempo. Me gané la vida con eso.
-¿Habías empezado a estudiar música de chico?
-No, no. Pero sí escuchaba mucha música. Gastaba mucha plata en comprar discos. Era un gran melómano. Además seguía estudiando en la secundaria. Iba al Pablo Nogués y gracias eso había hecho todos mis equipos de disc jockey.
-¿Lo primero que tocaste fue la guitarra?
-Claro, fue una guitarra criolla que había en mi casa. Mi hermano me dio un poco de asistencia y empecé a tocar. Pero me encerré horas y horas a tocar y me di cuenta de que no me gustaba la guitarra. En realidad quería tocar otro instrumento. Tenía 15 años más o menos y decidí que me gustaba el bajo.
-Ahí arrancaste...
-Me compré un bajo muy barato, que era a lo que podía acceder. Enchufaba el bajo en el equipo de música de mi casa y tocaba sobre los discos. Ahí terminé de comprobar que el bajo era mi instrumento. Y al tiempo de eso comencé a ir a la Escuela de Música para formarme más. Ahí tuve un maestro excepcional que no sólo me enseñó sobre instrumentos. También me enseñó el significado de la profesión del músico. Iba cursando mientras estaba en la secundaria. Siempre fui de la idea de aprovechar los días al máximo.
-¿Cuándo tuviste tu primer banda?
-Fue acá en el barrio, con los amigos. No me acuerdo de los nombres de todos, pero si los viera los abrazaría y querría como en aquella época. Esa banda fue un primer intento y nos sirvió para darnos cuenta lo lindo que era tocar juntos. Nuestro debut fue en un show en la Federación Mendocino de Box, en el año 1978 aproximadamente. Al tiempo empecé a tocar el bajo en un grupo que se llamaba Tecobe, en el cual había grandes músicos como Sergio Bonelli y Walter Casciani.
-¿Y la composición?
-Yo me había dado cuenta de que las canciones eran la manera de sacar afuera todo lo que me iba pasando en la vida. Fui descubriendo el poder de la canción. Y empecé a pensar en armar un grupo donde pudiera tocar el bajo y cantar mis canciones. También pensé en delegar la tarea de guitarrista a alguien que fuera muy bueno para eso.
-¿Ahí conociste a Felipe Staiti?
-Claro. En realidad tenía que ir a la casa de un amigo y me habían dicho que iba a haber un guitarrista que era muy bueno. Cuando llegué lo vi tocando de espalda y la estaba rompiendo. En ese instante me di cuenta de que era lo que necesitaba para armar la banda. A la semana me lo encontré en un bar y le dije que estaría muy bueno que empezáramos a tocar juntos. A partir de ahí empezamos a andar juntos y a ensayar.
Ahí surgieron los "Los Enanitos Verdes". Nos pasábamos muchas horas tocando juntos. Teníamos muchas ganas de hacer. Al tiempo vino un baterista y no se quedó. Y luego apareció Daniel Píccolo, que era amigo mío, y quedó como baterista oficial de la banda. Y se quedó con nosotros casi veinte años. Mucho tiempo.
-¿En qué año fue eso?
-Eso fue en el año 1979. Y una vez que teníamos el grupo entendimos que teníamos que salir a tocar. Empezamos en bares y en todos los lugares que se podía, aunque no había muchos. Lo que sí había, en ese momento, eran muy buenas bandas. Nosotros nos sumábamos a esa tendencia y siempre tratábamos de dar buenos shows. Siempre buscamos que nuestra música sonara bien y cuidamos todos los detalles. Aún cuando recién estábamos empezando. Además tocar en vivo es algo impresionante. No puedo pensar en nada mejor para hacer que eso.
Indudablemente nacimos para esto. Tocar en vivo es mi realización absoluta. Tocar es como el pan de cada día. Hoy pagamos nuestras cuentas con esto, pero durante muchos años no ganamos nada y nos dedicábamos de la misma manera. El sentimiento siempre fue el mismo.
-¿Cómo llegaron a ser grupo revelación en el famoso Festival de La Falda?
-Ése era un festival muy prestigioso que se hacía en Córdoba. Yo había llamado personalmente al organizador para que nos insertaran en la grilla de bandas que iban a tocar. Por suerte él nos aceptó. Y mucha gente de Mendoza nos ayudó para poder ir a Córdoba. Hasta nos prestaron un camión.
Incluso recibimos mucho apoyo desde la Subsecretaría de Turismo de ese momento. Cuando llegamos allá nos fue súper bien. Nosotros veníamos tocando desde 1979 y este premio llegó en 1984. Estábamos bien armados. A la semana de eso estábamos en Buenos Aires negociando para grabar nuestro primer disco.
-Digamos que se empezaron a codear con la fama...
-Sí, pero la verdad es que es algo que nunca necesité. Como digo en el tema "La Muralla Verde" me gusta desaparecer. De hecho vivo en México desde hace diez años. Pero la verdad es que nunca me fui del todo. Vuelvo a Mendoza todos los años.
-¿Por qué elegiste México para radicarte?
-Hemos ido a tocar allá desde 1988. Y donde estoy viviendo, la ciudad de Hermosillo en el desierto de Sonora, es un lugar del cual me enamoré hace muchos años. Siempre que íbamos a dar shows me daba cuenta de que era un lugar en el cual me sentía muy a gusto. Además en uno de los recitales conocí a quien hoy es mi novia.
-¿Ella era fan de Los Enanitos Verdes?
-De alguna manera sí. Y la conocí porque un día fuimos a una radio a dar notas. Y en la radio dijeron que la gente llamara porque se iba a hacer un sorteo. Los ganadores de ese sorteo iban a venir a almorzar con nosotros. Y ella salió sorteada. Vino a almorzar y se sentó enfrente. Pero no nos prestamos mucha atención. Al otro día nos vimos después del show y apenas nos dimos los mails sin siquiera anotarlos. Al tiempo de esto ella me envió un mal y empezamos a escribirnos más seguido. Pero no fue nada rápido.
-¿Cuántas horas por día tocás en la actualidad?
-Toco el bajo seis horas por día.
-¿Cuáles son los recuerdos de momentos más exitosos con Los Enanitos Verdes?
-Yo desde hace tiempo me siento bendecido por todo lo que me pasa. Todo es fantástico. Disfruto cada momento que la vida me regala. No deja de sorprenderme que una canción que escribí en mi habitación tenga un significado especial para alguien que vive a miles y miles de kilómetros de distancia. Igual con los recitales: el más importante puede haber sido el "Vive Latino" que es un festival que se hace en México y convoca a más de 80.000 personas. En 2014 vamos a volver a ir.
-¿Qué bandas te gusta escuchar?
-Hoy me gusta más tocar que escuchar bandas.
-¿Con qué bandas tenés muy buena relación?
-En México he tocado mucho con Molotov. Lo hago desde hace muchos años. Son una gran banda. Tenemos muy buena relación también con Café Tacuba, con quienes hemos hecho giras juntos. Y en Argentina hemos compartido con casi todos los más grandes de la escena.
-¿Qué te pareció toda la movida del recital del Indio Solari en Mendoza?
-Es impresionante. Es un fenómeno bien particular. Me parece genial que haya convocado a tanta gente. Además su música tiene una enorme riqueza.
Marciano Cantero: el talento y la humildad de un líder
En 1979 conformó “Los Enanitos Verdes” junto a Felipe Staiti. Desde hace diez años vive en México, aunque sigue visitando nuestra provincia periódicamente. En la actualidad, toca el bajo seis horas por día para continuar perfeccionándose.
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