Arrancó temprano con una feria y shows musicales en Plaza de Mayo. Ya para las 19 cuando la Marcha del Orgullo Gay la convocatoria era multitudinaria. Lejos en el tiempo había quedado la primera convocatoria, cuando en 1992 había juntado a 300 personas, de las cuales muchas se tapaban el rostro con caretas por miedo.
Sin embargo, aquella el reclamo era para que la comunidad gay no fuera discriminada. Y hoy, 22 años después sigue siendo el mismo. “La ley anti discriminatoria actual se aprobó en 1988 y prácticamente está obsoleta, con algunas categorías de las que se habla en la ley también caducas, como la palabra 'raza', pero además porque los mecanismos procesales que establece no funcionan al momento de denunciar una discriminación”, dijo Julieta Calderón, de la secretaría de Juventud de la Federación.
La activista afirmó que “se necesita a través de una nueva ley anti discriminatoria transformar los mecanismos procesales para que se pueda erradicar de forma fehaciente la discriminación”.
Calderón refirió la discriminación que persiste en el “ámbito laboral, la vivienda, la escolarización, las instituciones de salud y otros ámbitos en los que también hay violencia”.
En el mismo sentido iba el documento que en nombre de todas las organizaciones se leyó frente al Congreso en el cierre de la marcha:
“Reclamamos una igualdad que no esté circunscripta al papel, sino que se pueda vivir en las calles, en cada provincia, en cada nivel del Estado. Para que nadie se sienta discriminada o discriminado, nunca más”.
Otras consignas fueron: “Políticas públicas de inclusión social y laboral para personas trans”; “Aborto legal seguro y gratuito y Misosprostrol gratis” y“No al racismo y a la xenofobia.