Aunque nació en San Rafael, Marcelo Rubio es un hijo dilecto del radicalismo que gobierna la Capital desde 1983. Se sumó a la juventud de la UCR en los años de la democracia alfonsinista y allí conoció a Víctor Fayad y a Rodolfo Suárez. Aunque trabajó también con otros dos intendentes, Raúl Vicchi y Eduardo Cicchitti (de este último no tiene un buen recuerdo), rescata a los dos primeros porque dejaron grabada una "impronta" en la Ciudad de Mendoza.
Como radical capitalino "puro", el actual senador provincial será a partir de diciembre una de las espadas del "suarismo" en la Cámara Alta junto a Alejandro Diumenjo y Natacha Eisenchlas. Lo hará al frente de la estratégica comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales, la misma que ha liderado durante los cuatro años de Alfredo Cornejo y donde se cocinaron las "reformas revolucionarias" -como las define- puestas en marcha por éste. Entre ellas nombra el Item Aula, la Ley de Tránsito, el Código Contravencional y los distintos códigos procesales.
Se confiesa orgulloso "de haber sido parte de este proceso de cambios desde mi lugar en la Legislatura", que se hizo "por convencimiento y liderazgo de quien está a cargo del Poder Ejecutivo". Es decir Cornejo, quien "se propuso objetivos mayores y los cumplió".
Así como se considera hijo político "del Viti" y hermano "del Rody", Rubio reconoce al actual gobernador como uno de más importantes cuadros políticos del país ("no conozco otro dirigente nacional que tenga definciones políticas como las del Alfredo", dice), pese a que Cornejo fue enemigo íntimo de Fayad hasta su muerte; es decir, el máximo rival del radicalismo capitalino en el que milita el senador.
Por eso, también celebra que haya sido Suárez quien cerró esa grieta interna cuando se hizo cargo de la Ciudad en 2014. En ese momento, el hoy gobernador electo decidió superar las rencillas en las que se había enredado Fayad y empezó a tender puentes con el resto de la UCR, sobre todo con el cornejismo de Godoy Cruz.
La Legislatura suarista
Rubio termina su mandato como senador en diciembre pero continuará cuatro años más en la banca porque fue reelecto el 29 de setiembre. Como legislador, será clave para dos de los debates que vienen y que el propio Suárez se ha ocupó de impulsar durante su campaña electoral: la minería y la reforma constitucional. Él sostiene que van a ser "discusiones que van a venir bien" porque "Rodolfo también es un reformista".
En cuanto a la minería, el senador recuerda que en la comisión que preside ya se escucharon todas las voces que participan del debate por la posible flexibilización de la Ley 7722, que abriría la puerta a la minería metalífera que piden sectores empresarios y parte de la comunidad, sobre todo la de Malargüe. En esas voces -y en el 51% que consiguió en las elecciones- se respalda Suárez para avanzar con esta reforma. "Va a ser importante nuestro rol", reconoce Rubio.
Después, cuando se le menciona la reforma constitucional, aclara de inmediato: "No por la reelección, Rodolfo lo tiene claro, a él no le interesa ser reelecto". Y asegura que "hay muchas cosas para actualizar en la Constitución: no podemos tener una que no reconozca las autonomías municipales", ejemplifica.
Como fiel suarista, repite que el próximo gobernador "es muy buen gestor, va a mejorar lo que hay que mejorar". Dice que lo ha demostrado en Capital, donde "agarró las riendas" cuando murió Fayad y "supo conducirla, cuál era la idea de gobierno que había que hacer" mientras superaban la horfandad en la que -sentían- habían quedado todos los dirigentes que habían crecido bajo la sombra del tres veces intendente: "Tuve la suerte de acompañar ese proceso de Rodolfo en la Capital y me animo a decir que es uno de los mejores intendentes que tuvimos".
¿Mejor que Fayad? "Él fue nuestro maestro. Pero en obras, Rodolfo renovó lo que había hecho Fayad en su primera gestión.