La primera vez que escuché a Les Luthiers fue cuando era niño. Los vi en la tele, en el show "Mastropiero que nunca" y me resultó un deslumbramiento total. Me habían fascinado sus instrumentos informales y los bloques "El beso de Ariadna" y "La payada de la vaca". Allí comenzó mi amor. Era el momento en que, junto con "Muchas gracias, de nada", ellos se arraigaban al imaginario colectivo.
Después, la primera vez que los vi en vivo fue en 1992, en el teatro Gran Rex. Ya había leído la biografía "Les Luthiers: d la L a la S", de Daniel Samper Pizano y cuando me senté en la butaca no pude dejar de reírme todo el tiempo. Realmente estaba teniendo un ataque de carcajadas. Hasta que me quedé sin aire. Estaba realmente fuera de control.
A las pocas semanas de esta actuación partí para Buenos Aires y los vi en el teatro Coliseo, desde un altísimo pullman, allí donde ellos desarrollaron la mayor parte de su carrera. Esa misma noche los salí a buscar a la salida del teatro. Y a ellos les llamé la atención de que había venido de Mendoza exclusivamente para verlos. Ese fue el primer contacto con ellos.
A partir de ese momento, creé el grupo de amigos, filial Mendoza, de Les Luthiers. Y también organizaba un bloque en un programa de radio para que ellos participaran como entrevistados desde Buenos Aires.
En 1994 volvieron a Mendoza y me llevé a Carlitos Núñez Cortez a conocer Villavicencio, porque él quería conocer el lugar que se veía en la botella. Después aceptó la invitación a comer un asado a mi casa y ese fue el inicio de una amistad de la que me siento muy orgulloso.
Luego pasó otro tanto con el resto de los músicos-humoristas.
Una vez Daniel Rabinovich contó en una entrevista local que en su corta estadía en Mendoza, en su adolescencia, no se había hecho de amigos pero sí tenía un amigo ahora, y ese era yo y me nombró en la nota. Eso me hizo muy feliz.
En 1996, fui invitado a la cena de los 30 años del grupo en Buenos Aires. Cuando entré a las mesas, Daniel me dio un abrazo y me dijo: "Feliz cumpleaños". Estaba claro que él sentía a esos amigos íntimos del grupo como parte mismo de Les Luthiers, por eso también cumplíamos años todos.
En 2008, Daniel vino a presentar sus libros de cuentos a la Feria del Libro en Mendoza. Antes de la presentación se fue a dormir una siesta y ver un partido por la tele, pero cuando lo fui a buscar me contó que cuando se había ido a dormir se le “derrumbó la televisión". Pensé que me lo decía como una metáfora del sueño, o algo así, pero en realidad se le había caído el aparato. La gente del hotel lo fue a socorrer y lo cambió de habitación.
El show de hoy
El homenaje está encarado desde una anécdota. Parte de un pedido que hace Lutherieces al Cielo para que Daniel forme parte de la VIP, pero hay fuerzas del mal que van a pelear con el argumento contrario, porque cómo Daniel es hincha de Independiente, es un diablo rojo, y él entra en una lucha del Cielo y el Infierno.
Está pensado que Daniel participe a través de una pantalla grande.
Además vamos a contar con la colaboración del Coro de la UTN y un ensamble orquestal de diez músicos.
La ficha
Homenaje a Daniel Rabinovich
Con: Lutherieces.
Hora: 21.
En: Teatro Independencia (Espejo y Chile).
Día: domingo 5 de junio.
Entrada: 100 pesos general
