Marcelo Díaz es el cerebro de La Roja pero el infortunio de ayer en la final de la Copa Confederaciones, lo dejó sin consuelo, ya que el grueso error del defensor chileno le dio la conquista a Alemania.
El jugador, tras la derrota, habló a la televisión y no pudo contener sus lágrimas. Luego, se dirigió al pueblo chileno para asumir responsabilidad con respecto al gol alemán, a los 20 minutos.
Ocurrió un "accidente", dijo el propio técnico de Chile, Juan Antonio Pizzi.
Marcelo, futbolista que destaca por su facilidad de palabra, era inconsolable en el túnel de vestuarios, pero dio la cara ante la prensa, que le acribilló a preguntas.
En sus declaraciones el centrocampista de 30 años llamó a no bajar los brazos y seguir creciendo con vistas a los partidos clasificatorios para el Mundial de Rusia, el próximo gran objetivo del equipo chileno.
Y es que los chilenos tienen aún que viajar a las alturas de Bolivia y recibir a Paraguay, ambos equipos ya desahuciados, enfrentarse en Santiago a Ecuador, que aún tiene opciones, y terminarán la fase de clasificación en Brasil, que ya certificó su pase.
No se limitó a eso, sino que publicó una emotiva carta en las redes sociales dirigida a la afición chilena en la que comparó lo que él mismo calificó de "fallo garrafal" con la muerte de su hermano hace 14 años y aseguró que ese error le acompañará durante toda su vida.
"La vida es para los valientes", dijo, no obstante, en un claro mensaje de optimismo de cara al futuro del fútbol chileno.