El centro de la selección argentina Marcelo Bosch volvió a nacer para los Pumas el pasado domingo con la victoria ante Irlanda (43-20). El jugador, que estaba sancionado y no pudo participar en ese partido, podrá disputar tras ese triunfo la semifinal del Mundial contra Australia, el domingo en Twickenham.
Una eliminación en cuartos habría anticipado el adiós de Bosch, de 32 años, ya que deja los Pumas tras este Mundial, al decidir quedarse en Europa, en su club inglés Saracens, y no marcharse a la franquicia argentina del Súper Rugby, de cuyo plantel se nutrirá a partir de ahora el equipo albiceleste.
"Fue una semana difícil. Era una sueño jugar en el Millennium de Cardiff contra Irlanda, después de tanto esfuerzo para llegar a ese partido. Habíamos hecho rotaciones para llegar descansados y por ese motivo yo no había jugado contra Tonga", afirmó Bosch.
Tras descansar contra Tonga en el tercer partido y tampoco salir de inicio frente a Namibia en el último de la primera fase, recibió una amarilla por un tackle peligroso contra un rival en este último encuentro y fue sancionado con una semana, que le impidió estar en cuartos contra Irlanda.
"Fueron momentos de tristeza y dolor durante esa semana. Estoy contento y emocionado de lo que hicieron los muchachos en la cancha contra Irlanda. Me quedé con un sentimiento de haberme fallado a mí mismo", añadió Bosch.
Tras cumplir la suspensión, Bosch saldrá de inicio en semifinales contra Australia, en lugar de Matías Moroni, en el único cambio realizado por el técnico Daniel Hourcade, respecto al equipo que ganó a Irlanda.
"Es mucho peor estar fuera que dentro. Cuando uno está dentro, descarga la tensión, pero estando fuera se vive como muchos nervios, sobre todo por lo que representó el partido. Los chicos estuvieron bárbaros ese día", señaló.
Apoyo de su mujer
Durante toda esa difícil semana que le dejaba sin cuartos de final, que en caso de eliminación significaba no volver a vestir la camiseta de los Pumas, encontró el apoyo de su mujer, Agustina Ipiña, madre de sus dos hijos, los mellizos Valentino y Salvador, nacidos a finales de julio de este año.
"He contado sobre todo con el apoyo de mi mujer, quien me ha acompañado a lo largo de toda esta etapa, en que se dio el nacimiento de mis hijos durante el Rugby Championship. Está viviendo con sus padres desde hace seis meses porque se volvió en abril a Buenos Aires, previo a que yo terminara la temporada. Sus padres nos han apoyado un montón y ahora están con mis hijos y mi mujer en mi casa. Sin ellos no habría sido posible esto", explica.
"Mi mujer me ha apoyado siempre al cien por cien. Antes de la sanción, tuve que ir a declarar de Cardiff a Londres. Es como un juicio, una audiencia. Mi mujer, agarró, dejó mis dos hijos a mis suegros, y se tomó un tren porque quería simplemente abrazarme cuando terminara ese día fuera cual fuera el veredicto. Imagínate lo que me apoya. Lo sintió en el alma porque sabía lo que era para mí la semana, pero ahora puedo estar una nueva semana, con un nuevo desafío", señala Bosch.
Su estancia en los Pumas se ha alargado dos partidos más, con la disputa de la semifinal y después la final o el partido por el tercer puesto.
"Tengo que manejar la ansiedad. Es el partido más importante de mi vida y a esta altura de mi carrera. Trato de no volverme loco y no jugarlo antes. Me mantengo lo más tranquilo posible, aunque soñando sobre lo que va a ser", explica.
"Australia será diferente a Irlanda, que fue más frontal. Va a intentar un rugby más desplegado, por lo que debemos ocupar el ancho de la cancha, siendo disciplinados en defensa, sin agrupar gente de más en los rucks, porque con un pase largo te pueden comer cinco jugadores. Tenemos que ser agresivos en defensa, pero con buena organización y buenos espacios entre nosotros", concluye.