Marcela Montero: “En el teatro he sido una desobediente”

La actriz festeja cuarenta años de carrera y en coincidencia acaba de estrenar “Diáfano”, obra de Rubén González Mayo.

Marcela Montero: “En el teatro he sido una desobediente”
Marcela Montero: “En el teatro he sido una desobediente”

Son cuarenta años gastando suela en los teatros mendocinos. Cuarenta años de historias, cuarenta años de perseverancias, satisfacciones y, a veces, de gratas sorpresas. "Y mirá qué festejo voy a tener ahora, haciendo teatro con este grupo. Es el mejor regalo que podría tener", asegura con una gran sonrisa Marcela Montero sobre la obra que estrenó ayer y que la tiene entre una de sus protagonistas: "Diáfano".

Marcela Montero (aplaudida actriz y directora teatral, docente en la UNCuyo, hermana de la vicegobernadora Laura Montero) está emocionada por esta obra, que la une por primera vez profesionalmente, aunque se conocen hace mucho, a Rubén González Mayo, el premiado director de "Fragmentario".

"Diáfano" es su último texto, que se materializó en un cuarteto de actrices de primera línea: además de Marcela, Natasha Driban Molinelli, Celeste Álvarez y Claudia Racconto. Cada una viene desde ámbitos distintos, con técnicas distintas y, en esa diversidad, está la riqueza que debe unirlas en una historia que habla de mujer y patriarcado. 

"Justamente comentaba que me da muchísima alegría hablar del elenco. No es que no me haya dado alegría antes hacerlo con otros, es que acá se da la conjunción de que se sube al escenario y se tiene mucha espalda, porque hay tres actrices más que te sostienen, y que vienen de escuelas diversas. Celeste con el método Suzuki, Claudia viene del musical y Natasha de una formación con el método de Lee Strasberg. Ha sido un proceso hermoso ir conociéndose e ir aprendiendo una de la otra", explica.

"'Diáfano' es un camino hacia el encuentro de las mujeres que revelan, que amplían, que recuerdan su infancia, que evocan lo aprendido para reformularlo, que se desorientan para encontrar el camino. Las protagonistas de la obra van tejiendo una trama que las ubica en este presente", dijo por su parte González Mayo.

"En mi caso, la obra me describe en muchas cosas", confiesa Montero. El texto, que empezó siendo una evocación de Antígona en tres edades de su vida, terminó actuando como una afirmación "de mujeres que subvierten la norma, que se revelan frente a mandatos. Y a mí eso me atraviesa particularmente".

-¿Por qué?

-Yo siempre digo que yo era feminista antes de saberlo. En el teatro he sido una desobediente. Y después de que aparece el movimiento de mujeres, yo empecé a ponerle palabras a cosas a las que antes no les ponía. Siempre busqué la igualdad de derechos, trabajando en contra de este patriarcado que nos abarca tanto a hombres como mujeres (no es el hombre en sí, sino un sistema de poder). Y ahora me resulta muy gratificante, desde un lugar artístico, poder abordar esto.


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

El presente y el pasado

-¿Cómo vivís este movimiento, en lo social y lo teatral?

-El teatro siempre ha estado atravesado, como cualquier actividad humana, por el patriarcado. En los últimos tres años mi visión de las cosas ha cambiado un montón.  Siempre estuvo ese germen de la desobediencia, pero a medida que uno puede ponerle palabras a las cosas, se empiezan a revisar las propias prácticas, las maneras de encarar lo cotidiano.

-Estas temáticas llegaron al escenario y estallaron en muchas producciones.

-Es que el teatro siempre toma los emergentes sociales, y de esto no puede quedar ajeno. Creo que es un cambio cultural muy fuerte, que va a tardar muchos años más. Hay que tener paciencia, porque las luchas y los cambios son largos.

-En retrospectiva, ¿recordás alguna revolución artística tan importante?

-En el teatro no. Sí recuerdo una época muy movilizante que fue después de la dictadura. En el ‘80, principios de los ‘90, empezaban a surgir los grupos y armar salas independientes, y yo soy de la generación después de la generación de los desaparecidos. Nosotros, muy jóvenes, tuvimos que reconstruir y ocupar espacios como volver a armar, por ejemplo, la Delegacion de la Asociación Argentina de Actores, armar salas independientes, estar presentes en la universidad. Además, en esa época los grupos tenían una mística muy importante.

-¿Y hoy? ¿Cómo ves el teatro actual, en contraste con la situación económica?

-La crisis está en todo el país y está muy complicado, tiñe todos los ámbitos, y por supuesto también en el teatro. La cultura, en general, es lo que primero se resiente. Pero también, si miro para atrás, veo que las épocas de crisis terminan siendo súper productivas. Siempre recuerdo una frase de Frida Kahlo:, “Échame tierra y verás cómo florezco”. Son las crisis las que nos hacen poner más activos y más creativos.

-¿Charlás con tu hermana, Laura Montero, sobre temas de cultura?

-Bueno, ella está un poco ocupada (ríe). Pero sí, nos vemos y charlamos. Ella siempre va a verme al teatro, nuestra madre, Elcira Lena, nos trajo hasta esta parte sensible y cultural. Creo que ella ha hecho un trabajo muy importante con Rubén Antinori (asistente de dirección en “Diáfano”) en la Legislatura, porque Legisarte ha sido un proyecto muy interesante; sobre todo en las artes plásticas, además de haber armado el elenco de teatro de la Legislatura... son espacios que había que abrir.

-Por tu historia, veo que sos de las artistas que creen que el teatro debe ser independiente.

-A mí me parece que sí. ¿Por qué? Quizás por una cuestión de edad. Yo fui afortunada porque me gusta tanto dar clases como hacer teatro y pude trabajar en la docencia para autogestionarme. Entonces yo podía decir que el teatro lo hacía cuándo quiero y cómo quiero. Así siempre pude mantener mi independencia.

-¿Qué es el teatro para vos, como hecho artístico?

-Es indefinible, porque depende de dónde lo mires. A veces ha significado para mí una herramienta, cuando he podido trabajar el teatro en educación, en lo social. El teatro es mi ámbito de militancia, donde me paro para decir cosas. Pero fundamentalmente creo que es un hecho vivo que reúne a las personas y nos permite mirarnos. En este contexto es muy importante poder mirar al otro y darse cuenta de que es un individuo con una historia, valores e ideologías diferentes. Gracias al teatro podemos reunirnos en un ámbito de respeto y amorosidad. Me parece que nos iría bastante mejor si nos pudiéramos mirar más en la diversidad.

Ficha

“Diáfano”, de Rubén González Mayo

Actúan: Marcela Montero, Natasha Driban Molinelli, Celeste Álvarez y Claudia Racconto.

Fecha y hora: Hoy, a las 22. Repite los sábados de setiembre.

Lugar: Casa Violeta (Paraguay 1474, Godoy Cruz).

Entrada general: $200

Reservas: 4280190/ 156829201.

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