El DT de Bélgica, Marc Wilmots, en contraste con una larga y exitosa trayectoria como futbolista, registra también una carrera política fugaz y polémica, que interrumpió a dos años de su inicio, con un mandato electo en curso.
En 2003, el mismo año en que puso fin a su etapa de jugador en Schalke 04 de Alemania, fue elegido como senador nacional por el Movimiento Reformador, un partido liberal francófono por entonces recién creado, que ocupó el 9,64 por ciento de los escaños en el Congreso belga.
Su escasa actividad parlamentaria despertó críticas en los medios y sus electores, que lo acusaron de valerse de su fama deportiva para ocupar un cargo público.
Wilmots, de 33 años al momento de su retiro como jugador, era un referente del seleccionado nacional a partir la disputa de cuatro Mundiales consecutivos (Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea-Japón 2002), que lo postularon como máximo anotador histórico de país en esa competencia (5).
Con la camiseta de Bélgica, disputó 70 partidos internacionales y anotó 28 tantos.
Agobiado por las acusaciones, el actual entrenador hizo público su deseo de renunciar al mandato, hecho que se transformó en un caso testigo para el derecho constitucional de Bélgica.
Primero fue rechazada su intención porque el partido (Movimiento Reformador) no tenía candidato para remplazarlo en la banca, por lo que Wilmots redobló su apuesta y dimitió de facto con la devolución de su sueldo.
“Las obligaciones relativas al Senado y sus miembros, como se establece en la Constitución, son independientes de la cuestión salarial. No porque un senador niegue su sueldo puede renunciar”, lo advirtió el presidente del Senado, Anne-Marie Lizin.
Finalmente, al promediar 2005, con menos de dos años en la actividad pública, logró deshacerse de sus fueros y retomó su labor deportiva.
Bélgica, el campo de batalla de Europa
El Reino de Bélgica se extiende a lo largo de un territorio que en toda Europa se lo conoce como el “campo de batallas”, por ser testigo presencial de numerosos combates entre los principales grupos de poder del Viejo Continente que buscaron conquistar nuevos horizontes. “L'union fait la force (La unión hace a la fuerza)”, es su lema nacional, pero también se destaca por haber sido la puerta de entrada de la revolución industrial a la Europa continental, por su cerveza artesanal y por sus historietas, como “Las Aventuras de Tintín”, una de las más leídas en esa región.
Bruselas es su capital y sede gubernamental, pero el resto de su territorio cuenta con tres idiomas oficiales que determinan las principales divisiones entre la Comunidad flamenca (idioma neerlandés); la Comunidad francesa (idioma francés) y la Comunidad germanófona (idioma alemán). Sus poco más de 30.500 kilómetros cuadrados, ubicados al noroeste de Europa, fueron el epicentro de numerosas batallas hasta la Revolución belga de 1830.
Su actual territorio fue blanco de las conquistas de romanos en el siglo 1 A.C., y de los franco-germánicos en el siglo V, y permaneció como una zona de conflictos por los enfrentamientos entre los 17 Estados feudales que conformaron a los Países Bajos a partir del siglo XV y que desencadenaron “La guerra de los ochenta años (1568-1648)” entre el norte y el sur.
Parejos en la economía
En su quinto partido en la Copa del Mundo, la Selección argentina encontrará, por fin, a un adversario con un producto bruto interno casi equivalente, ni tan superior como el de Suiza ni tan inferior como el de Bosnia, e incluso con más similitud que los de Irán y Nigeria. De acuerdo con la medición del Fondo Monetario Internacional, Bélgica y la Argentina ocupan la vigésimo primera y vigésimo segunda posición, respectivamente, según su actividad económica.
Pero los números globales pueden dar lugar a engaños y confusiones si no se los analiza en detalle, ya que una visión desagregada permite comprobar que las coincidencias terminan donde empezaron. Porque si Bélgica logró alcanzar un PBI similar al argentino, lo hizo con la cuarta parte del número de habitantes y desde una superficie apenas mayor que la de la provincia de Tucumán.
La economía belga no puede comprenderse si se la escinde de su historia y su geografía. Divida en dos regiones, la flamenca se erige en las últimas décadas como la de mayor dinamismo industrial, desplazando a la valona a la actividad agropecuaria.