El segundo día de carrera presentará un escenario muy particular, en el que además de los falsos planos también jugará la extensión. Serán 186 kilómetros los que deberán afrontar las 25 escuadras desarrollando un mecanismo cerrado de marcas.
Tras lo acontecido durante la jornada de ayer en el Valle de Uco, donde los escaladores aparecieron y tomaron las riendas de la general, la segunda estación de la Vuelta de Mendoza verá como los peones batallarán (entre San Rafael y General Alvear) para que el corte en la clasificación general no sea más profundo.
Este capítulo será casi determinante para el desarrollo global de la competencia, porque los descuidos serán muy difíciles de remontar y en la etapa “Maratón” los más ágiles pueden lastimar en el llano.
El primer gran objetivo, para la defensa, será conquistar las metas volantes y restar las bonificaciones de tiempo. La posibilidades de corte aumentarán en la ruta 143, donde el viento también jugará su papel protagónico. "Hay que estar atentos porque cualquier descuido serán minutos que se pierden", explicó un ciclista.
En 2011, coronando los 176 kilómetros de aventura, entrando casi por asalto en un embalaje masivo, en la Avenida Hipólito Yrigoyen, el ‘Matador’ Ángel Darío Colla (defendiendo los colores de la Municipalidad de Las Heras), se llevaba la victoria con un tiempo de 4h10'06". Un año después, sobre el mismo trayecto -que finalizó en San Rafael-, con un aire de irreverencia, el entrerriano Catriel Soto (Gili Bike) remataba el sprint derrotando a Maximiliano Richeze (Selección Argentina) y a Laureano Rosas (Municipalidad de Guaymallén), con un tiempo de 4h29’34’’.
Los principales referentes de los equipos que compiten en esta edición de la Vuelta conocen muy bien el terreno. Todo puede pasar y los peones serán los encargados de contar esa historia.