Argentina, con Lionel Messi de capitán, jugará mañana ante Nigeria en Porto Alegre por el Grupo F del Mundial Brasil 2014, exactamente 20 años después del partido que marcó el adiós de Diego Maradona de la selección luego de un doping positivo.
Una vez más el destino se cruza en el camino del seleccionado y de dos de sus máximos exponentes: Maradona y Messi. Es que el próximo 25 de junio en el estadio Beira-Río, de Porto Alegre, la selección de Alejandro Sabella asumirá su último compromiso en la fase inicial, en coincidencia con la fecha de aquella tarde en el Foxboro, de Boston, donde el control antidoping a Maradona dio positivo y cerró su carrera con la camiseta celeste y blanca.
Alfio Basile era el entrenador de un equipo que en la previa pintaba para candidato y que, luego de ganar en su debut ante Grecia (4-0), despachó a los africanos con un 2 a 1 para la ilusión de todos.
Luis Islas; Roberto Sensini, Fernando Cáceres, Oscar Ruggeri y José Chamot; Diego Simeone, Fernando Redondo y Abel Balbo; Maradona; Claudio Caniggia y Gabriel Batistuta salieron a la cancha.
Diego ya había llamado la atención general con un golazo en el debut, al igual que el equipo, que se recuperó rápido del tanto de Siasia a los ocho del primer tiempo y lo dio vuelta con dos goles de Caniggia. Jugó un partidazo y se sentía pleno desde lo físico, tanto que le pidió salir al "Coco" y éste no le hizo caso.
El árbitro Bo Karlsson, de Suecia, pitó el final y Diego largó una carcajada feliz. Se abrazó con todos hasta que ingresó al estadio Susan Carpenter, una enfermera que lo tomó de la mano para llevarlo a la sala del control antidoping.
Muchas fueron las historias que se tejieron alrededor de este hecho. Sin embargo, dos décadas después, los periodistas Alejandro Wall y Andrés Burgo escribieron el libro "El último Maradona" y derribaron todos los mitos.
"La enfermera era muy común en esos partidos; lo que pasó es que justo ella tenía familiares en la Argentina y, como la selección había ganado, era tan bueno el clima que el médico del equipo le dijo: "Andá a buscarlo a Diego y salí en todas las tapas. Así fue la cuestión“, aseguran.
Lo cierto es que esa imagen quedó grabada para siempre como testigo de una ôcama“ que nunca existió. Dos días después el resultado de su orina arrojó ôefedrina“, una sustancia prohibida por entonces y a partir de allí llegaron las sanciones.
Diego no se había drogado, pero consumió Ripped Fuel, un suplemento vitamínico de venta libre en Estados Unidos que tenía efedrina, y eso lo terminó condenando.
La FIFA obligó a la AFA a retirar al jugador, caso contrario sería sancionada la asociación y entre los comentarios se hablaba de la imposibilidad de jugar el Mundial de Francia 1998.
Julio Grondona tomó nota y enseguida separó a Diego, incluso sin tener una sanción firme de la FIFA, algo que llegó quince días después.
"Es llamativo lo elástico de las reglas de la FIFA: tenía cuáles eran las sustancias prohibidas pero no especificaba el castigo, que podía ir de un partido a de por vida. Ahí es donde se juega la figura de Diego; la FIFA primero le vio la cara y luego tomó una determinación", dice Wall.
Lo cierto fue que la máxima autoridad del fútbol le aplicó quince meses de suspensión y esa tarde marcó su adiós de la selección argentina. Se cerró una de las etapas más gloriosas de la historia del fútbol argentino en lo concerniente a selecciones. Un título del mundo, un subcampeonato y el mejor gol de la historia son algunos de esos recuerdos.
Desde entonces, cada vez que la bolilla del sorteo marca Nigeria es imposible no retroceder en el tiempo y ubicarse en Boston. Pero este Mundial de Brasil tendrá además la particularidad de coincidir en el día. Justo cuando Messi llega en la plenitud futbolística, física y mental. Justo cuando se habla, como en aquel entonces, de una selección consolidada y con chances de obtener un nuevo título.
El destino de los dos más grandes jugadores que ha dado nuestro fútbol otra vez vuelve a unirse. Alguna vez Messi hizo un gol con la mano, como Diego. Alguna vez eludió rivales como poste desde la mitad de la cancha emulando a su ídolo. Alguna vez "Leo" lloró la injusticia de no ser incluido en un partido, como Maradona lloró la decisión de César Menotti de dejarlo afuera en 1978. Alguna vez Messi soñó con ser campeón del mundo, como el Diez, y ojalá pueda cumplirlo.
Lo cierto es que la película de sus vidas parece estar hecha por el mismo director. Nigeria es la próxima escena, veinte años después, como Dios manda.