Las promesas implícitas en el maquillaje permanente son tentadoras: cejas perfectamente formadas, un buen delineado y labios sonrosados de día y de noche. Nada de cutis pálido a la mañana, y mucho menos tener que desmaquillarse por las noches. Sin embargo, no todas las mujeres se sienten cómodas con la idea de llevar el maquillaje por debajo en vez de por encima de la piel.
Para lograr un maquillaje permanente, se pigmenta la primera capa del cutis, la epidermis, con colores que se aplican con una aguja fina. El trabajo se realiza con un aparato automático, similar al que utilizan los tatuadores, pero menos agresivo.
Entre los maquillajes permanentes más solicitados están los de cejas. Pintando pelo por pelo, las cejas se ven más tupidas. Para resaltar la mirada, también se puede trazar una línea de delineado permanente sobre las pestañas. Otra alternativa es rellenar la línea de las pestañas, colocando color entre cada pestaña, un trabajo más complejo y delicado.
Los labios muy finitos o pálidos pueden mejorar mucho su aspecto con un maquillaje permanente, que los hará parecer más rellenos y rosados. En general, se los delinea con pigmento y se les da color con una técnica especial de sombreado. Sin embargo, este maquillaje palidece después de un año y medio a dos años y debe ser renovado.
Otra tendencia actual es el microblading, que se usa para corregir sobre todo la forma de las cejas. Los pelitos se van dibujando uno a uno. La punta del lápiz que se emplea para ello es más finita que la aguja que se usa para el maquillaje permanente común. Eso hace que los pelitos que se dibujan se vean finitos y con ello más naturales.
El maquillaje permanente no se emplea sólo por pura coquetería y comodidad, sino también después de sufrir enfermedades. En casos de cáncer de mama que requieren extirpar un pecho, muchas veces se apela al maquillaje permanente para reconstruir el pezón.
Sin embargo, al igual que cuando se realiza un tatuaje, el maquillaje permanente también lesiona la piel, lo que conlleva ciertos riesgos para la salud, como reacciones alérgicas o inflamaciones. Si bien las tintas empleadas deben seguir las mismas normas de seguridad que las usadas para tatuajes, la piel puede reaccionar de forma inesperada.
Algunas clínicas se especializan incluso en eliminar el maquillaje permanente para los casos en los que las pacientes no quedaron conformes. Lamentablemente, siempre existe el riesgo de que la cosmetóloga se equivoque en el trazo. Y otras veces, simplemente la paciente no está conforme con el resultado. Para eliminar el maquillaje, hacen falta entre diez y 15 tratamientos con láser.
Por eso, quien se decida por el maquillaje permanente debe buscar un buen especialista. Es bueno hablar mucho con la cosmetóloga y sus clientas, ver fotos de los tratamientos, preguntar acerca del origen de las tintas y asegurarse de que las normas de higiene en el consultorio sean buenas.
Maquillaje definitivo, para chicas valientes
Se realiza con pigmentos y con un aparato automático similar al de los tatuadores. El color se introduce en la primera capa del cutis.
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