“Otelo”: el desafío de hacer Shakespeare.
Interpretar una tragedia de William Shakespeare fue uno de los proyectos más ambiciosos que asumió Daniel Quiroga en los últimos años. En principio, porque las obras del dramaturgo inglés suman innumerables representaciones y transposiciones (al cine) desde que fueron escritas a la actualidad.
Entonces: ¿cómo abordarlo sin caer en lugares ya transitados por otros? ¿Cómo adaptar sus textos sin que éstos pierdan peso dramático? Primer desafío. En segundo lugar, porque el actor ha fraguado su experiencia en los terrenos de la comedia y la pantomima; el drama era, para él, un mundo desconocido.
La idea de montar “Otelo” fue pretenciosa, sí. Pero bien resuelta. Quiroga trabajó dos años en él, acompañado de Ernesto Suárez. En una escena despojada, intimista, el actor personifica a la vez a Otelo (el valiente moro que pierde la cabeza por Desdémona), y a Yago (su “fiel” servidor). Con la carga dramática que ambos requieren.
El trabajo permite conocer otra faceta de Quiroga.
Hoy, a las 22. En El Taller (Granaderos 1964). Entrada: $ 50.
"Woyzeck": originales y cautivantes sombras
Tres años pasaron ya desde que la Compañía Pájaro Negro instaló en nuestra escena el teatro de sombras. Desde entonces el público local asistió a las virtudes de esta técnica milenaria cuya estética se acerca al cine y la animación.
“Woyzeck”, de Georg Büchner, fue la obra debut del elenco que dirige Longo (luego siguió “Bella tarde”). En la interpretación, los sombristas apelan al delirio como contrapunto cómico para las situaciones dramáticas que este drama social propone (gira en torno al soldado Woyzeck; ícono del proletariado). La puesta entabla diálogos con el expresionismo y el comic (aplausos para Eugenia Susel, por el diseño escenográfico). En ese mundo de formas de-formes, Diego Quiroga se luce en el rol protagónico.
La obra regresa a las carteleras tras una gira por el sur de Chile y presentaciones en festivales nacionales e internacionales.
Oportunidad para vivir una original experiencia escénica.
Hoy, a las 22. En Cajamarca (España 1767). Entrada: $ 30. Reservas: 156-859863.
“Cuore Matto”: pasión con estética retro
En noviembre pasado, Darío Martínez debutó en el doble rol de actor y director. Eligió, para ello, un texto de la mendocina María José Alcaya “Cuore matto”.
La obra resume nueve meses de investigación colectiva, en la que sus “ideas difusas” y bocetos fueron enriquecidos por el trabajo de los demás actores (Guadalupe Rodríguez Catón, Verónica Scerra y Horacio Ferrer) y la pluma de la dramaturga, autora de “Al sur de Gironda” -premio Vendimia 2010-.
¿La historia? Bien ‘tana’: un club social venido a menos y las pasiones que puertas adentro se desatan, mientras sus integrantes (dos hermanas y dos parejas) pretenden recuperar el glamour de antaño. Canciones de Rita Pavone, Adriano Celentano o Gianni Morandi; y filmografía italiana de varias época le sirvieron de inspiración al flamante director, para imprimirle a la puesta tintes dramáticos, coreografías, vestuarios estridentes y momentos musicales. Humor bizarro y... musical.
Mañana, a las 22. En La casa Violeta (Paraguay 1478, Godoy Cruz). Reservas: 428-0190 /156-602659. Entrada: $ 40.
“Signos”: danza, en estado puro
Habitar los rincones que nunca se habitan. Resignificar un espacio abierto (la explanada de La Nave), intervenirlo. De esta consigna partió “Signos”, la producción que los coreógrafos Susan Salazar, Federico Castro y Ana Bosdari (El Estudio) estrenaron a fin de año; y que este fin de semana vuelve a escena.
El disparador -y eje- de la puesta es Gustavo Cerati: 22 canciones, su etapa en Soda Stéreo y su faceta solista. El lenguaje de estos ‘signos’ es el que caracteriza a El Estudio: una delgada fusión entre la danza contemporánea y la lirical jazz (aquí traducido en las coreografías de Castro).
Lo interesante es ver cómo las partituras coreográficas fluyen en este espacio no convencional.
Hoy y mañana, a las 21. En la Nave Cultural (España y Maza). Entrada: $45.