Ajenos totalmente al desfile militar y los actos oficiales por el 163° aniversario de la muerte del General San Martín, un grupo de amigos de Tunuyán seguían los acordes de folclore que Fabricio Ábrego improvisaba en su guitarra. "Nos quedamos hasta el lunes en la tarde o hasta que se nos acaben las provisiones", confió uno de los chicos, que salía de la carpa. No son estudiantes secundarios. La "vida o el barrio" los juntó y ellos religiosamente festejan cada 17 de agosto acampando en El Manzano.
Dicen los que saben -los jóvenes del Valle de Uco en este caso- que lejos de perderse, la vieja tradición de hacer frente a las gélidas noches de invierno acampando en este paraje de montaña está "más viva que nunca. Este año hay más jóvenes, sólo que algunos alquilan cabañas o lotes privados para estar más tranquilos", cuenta Fernanda Esparza, de cuarto año del Normal de Tunuyán.
Pero la juventud no fue la única protagonista ayer. Más de diez mil personas, entre turistas y valletanos, subieron al Manzano Histórico para disfrutar del sol, de un buen asado y de los actos oficiales que conmemoran el fallecimiento del Padre de la Patria y que, por primera vez, fueron de raigambre nacional.
Entre las piedras, abajo de algún árbol o en la mesa de los campings familias enteras se entregaron al ritual del asado. "Yo soy la asadora", apuntó Angelina Chanta, mamá y responsable de un grupo de amigas de La Consulta que todos los años asisten en patota al paraje tunuyanino.
Banderas celestes y blancas
A los pies de la montaña, el Manzano ofreció un menú para todos los gustos. Los niños jugaban en la plaza o en los juegos de mesa instalados para la ocasión. Los jóvenes permanecían absortos en sus guitarreadas o, recién llegados, salían a caminar para "reconocer el terreno". Hay quienes prefirieron entregarse al placer de la compra en el sitio de los artesanos.
Muchos otros buscaron sus banderas celestes y blancas y se apostaron en la avenida principal, para disfrutar del desfile cívico y militar, del que participaron unos tres mil uniformados. Las agrupaciones gauchas que participaron de la Cabalgata de los Ponchos así como los perros rescatistas de la Escam (Escuela Canina de Adiestramiento Mendoza) fueron los grandes atractivos de la tarde.
"Está muy floja la venta. Esperemos que repunte el domingo y lunes", comentó Nancy Manon, una valletana que respondía con entusiasmo las consultas de los clientes. Distinta fue la percepción de Marcelo Perulán, que vende artesanías realizadas en algarrobo. "Cada vez viene más gente, todos los fines de semana hay movida aquí arriba", apuntó.
Pocas ventas, altos precios
Los cauces cubiertos de piedras y la revalorización del lugar donde descansa el retoño del supuesto manzano de San Martín, con cascadas de agua y placas informativas, fueron las obras más aplaudidas por los visitantes.
Mientras tanto, el flamante espacio asignado a los vendedores ambulantes permaneció casi vacío sobre la calle 17 de Agosto. Con caras largas, los comerciantes esperaban que algo de público se acercara por el lugar.
En los últimos años, los campings dejaron de ser los únicos escenarios de acampe para los jóvenes. Hay quienes, por seguridad o comodidad, prefieren alquilar cabañas o lotes privados. "El tema es que es muy caro. Nos cobran $ 600 la noche para cuatro personas y tenés que reservar con meses de anticipación", acotó Ivana Román. A su turno, Noel Brizuela explicó que evitan los barrios porque no los dejan hacer ruido.