Manuel González, nuestro campeón mundial sin corona

Manuel González, nuestro campeón mundial sin corona
Manuel González, nuestro campeón mundial sin corona

Al “Cholo” Manuel Ricardo González (15-3-53), casado con Liliana Beatriz Oliva, tres hijas mujeres: Gabriela Beatriz, Eliana Lorena y Yamila, en su casa de la calle Las Heras 55 en Coquimbito, departamento de Maipú, todavía se le nublan los ojos, se le hace un nudo en la garganta y le duele el alma cuando evoca aquella injusta derrota por puntos del 14 de marzo de 1979 en Tokio, Japón, por el título mundial de los súper welter (mediano liviano) versión de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), frente al local Masashi Kudo (24-8-51) en uno de los despojos más grandes y criticados en la historia del boxeo.

Aquella noche en el estadio Kuramae Sumo, ante un marco de 8.000 personas -la velada comenzó a las 7.45 de la Argentina-, cuando había dominado a voluntad la pelea pactada a 15 rounds con su exquisita izquierda en punta y había reunido los méritos suficientes para ser proclamado vencedor, en un fallo tan polémico como vergonzoso los jurados actuaron de un modo escandaloso a favor del japonés: Luis Sulbarán (Venezuela), árbitro: 146-146; Carlos Berrocal (Panamá), juez: 146-144 y Ken Morita (Japón), juez: 148-147.

Desde aquel triste episodio que marcó para siempre su vida y su trayectoria deportiva, el mendocino se convirtió en “El Campeón Mundial sin Corona”.

Una manera de reconocer que había ganado aquel combate, el más importante hasta entonces de su exitosa carrera, en la que dio todo y se quedó sin nada. El "Cholo", que cumplió años al día siguiente de esa pelea, había llegado a Japón como campeón argentino y sudamericano de esa categoría y en condición de invicto con 44 victorias -12 por KO- y 3 empates.

Su rival, que había conquistado el título el 9-8-78 frente al nicaragüense Eddie Gazo en la ciudad de Akita en Japón y que había realizado la primer defensa el 13-12-78 ante Joo Hoo (en ambas venció por puntos en 15 vueltas), era un ex luchador de artes marciales, graduado en defensa personal desde 1972, y no tenía un estilo clásico ni definido porque solo era un púgil de gran potencial físico muy desordenado, impetuoso, mañoso y abracero, que recurría al cuerpo a cuerpo de manera permanente y que nunca había salido de su país.

“¿Sabe una cosa? Me voy a Japón con mucha más confianza que cuando hace más de 10 años, en idénticas circunstancias, lo hacía con Locche. Yo creo firmemente en González pese a que Nicolino tenía muchos más pergaminos” le comentó Francisco Bermúdez a nuestro diario cuando el 2 de marzo la delegación argentina inició el viaje a Japón.

Además del “Cholo” y de don Paco el equipo se completó con Tito Lectoure, el doctor Roberto Paladino y Alfredo Cruz, el sparring de González. Todo fue ansiedad y expectativa desde muy temprano esa mañana del 14 de marzo para seguir las alternativas del combate, que fue transmitido en directo por Canal 7.

Parte de la familia: su papá Carlos González, su mamá Dolores Leal de González, sus cuatro hermanos: Carlos Ramón, Susana Beatriz, Mirta Gladys y Rubén Oscar se habían reunido junto a los amigos de la infancia en el Salón Palermo de Rodeo del Medio, que se ubicaba a pocas cuadras de la iglesia y a metros de la Ruta 7.

En cambio su mujer Liliana Beatriz Oliva junto a sus dos pequeñas hijas: Gabriela Beatriz (entonces de 2 años) y Eliana Lorena (apenas de tres meses de edad) y una hermana habían preferido la intimidad del hogar donde vivían en el Pasaje Coli, del barrio Pichone, en Rodeo de la Cruz.

Las escenas de llanto de sus seres más queridos y la profunda tristeza  de toda esa gente que también soñaba con el título acompañaron el dolor del “Cholo” a la distancia luego del robo que había sufrido.

Fallo injusto

Casi 34 años después de aquella dura experiencia evocó el “Cholo”: “Fue el fallo más amargo de toda mi campaña porque me dieron por perdida una pelea que había ganado con claridad, con autoridad, dominando el centro del ring y manejando el combate desde el cuarto round con mi izquierda en punta. Por lo menos tenía cuatro puntos de ventaja.

Me dolió mucho más que si hubiera perdido por paliza. Después del fallo no podía creer lo que me habían hecho hasta que tomé conciencia del ambiente que rodea el boxeo y me di cuenta de que todo era posible.

“A mí me quitaron una ilusión, me robaron un sueño, me estafaron y me despojaron del título mundial que había logrado en buena ley. Al poco tiempo, cuando se realizó la revancha, también sufrí otra triste experiencia y al año dejé de pelear definitivamente.

“Fue otro golpe muy duro porque en la segunda pelea con Kudo yo iba ganando claramente, pero cuando llegó el 12 round me quedé inmóvil en el rincón porque no sabía dónde estaba parado.

“¿Quien soy?, ¿Qué hago acá?, ¿Por qué peleo?, me pregunté a mí mismo como si hubiera sufrido un ataque de amnesia. Lo que pasó en el desquite nunca se esclareció porque a mí me dieron un energizante que me produjo un efecto contrario. En vez de potenciarme me dejó sin fuerzas, me paralizó el cuerpo y la mente. Solo reaccioné minutos después en el camarín, cuando me enteré que habían tirado la toalla y que había caído por abandono. También sufrí un ataque de nervios y un malestar estomacal. Yo tomé algo que me puso muy mal, que me hizo daño. En la época que peleaba no estaba desesperado por ganar dinero, sólo quería comprarme una finca y brindarle más bienestar a mi familia. Por eso, como tenía un trabajo seguro y le había tomado mucho miedo al boxeo, me retiré algunos meses después”.

Por gestión de Tito Lectoure, que había formulado un enérgico reclamo ante la Asociación Mundial de Boxeo, aquella segunda pelea entre Masashi Kudo y Manuel Ricardo González se realizó el 20-6-79 en la ciudad de Yokkaichi y se definió por abandono en el 12° asalto, cuando Tito Lectoure arrojó la toalla por indicación de Bermúdez.

El “Cholo” había controlado las acciones hasta el final de la 10ma. vuelta, cuando le faltó el aire y caminó dificultosamente hacia su rincón, quizás conmovido por un fuerte impacto del japonés.

En el 11mo. pareció un autómata sobre el ring y quedó a merced del castigo de su rival, que recién entonces pudo lucirse con envíos de ambas manos. Las crónicas de la época recuerdan que al no poder reanimarlo la toalla que cayó desde su rincón marcó su abandono y su último intento de ser campeón mundial.

A su regreso en Mendoza se le hizo un completo chequeo médico en el Hospital Central, que dio como resultado que podía seguir boxeando porque no tenía ninguna lesión cerebral ni otra molestia que se lo impidiera.

Sin embargo, quebrado por sus derrotas en Japón, el "Cholo" anunció su adiós definitivo el 6-10-79 en el Luna Park al ser vencido por KO en el 7mo. asalto por Walter Desiderio Gómez. Ese final llegó con un récord profesional de 52 peleas, 45 ganadas (12 por KO), 3 empates y 4 derrotas.

Sus Títulos Argentinos

González se hizo boxeador en su Rodeo del Medio natal por sugerencia de su hermano Ramón Carlos, que fue campeón argentino amateur y que se retiró luego de 19 combates para trabajar la tierra. También ganó cuatro títulos argentinos y otro sudamericano en sus comienzos como pugilista  aficionado.

Como hombre del Mocoroa Boxing Club y dirigido por Francisco Paco Bermúdez, su debut como profesional se produjo el 8-6-73 en Tunuyán  con un triunfo por KO en el tercer asalto ante Juan  Galletari.

El 23-10-76, en el Luna Park, ganó el título de campeón argentino de los medianos júniors al derrotar a Esteban Osuna por puntos en 12 rounds (previamente le había ganado en Mendoza por puntos), corona que retuvo  el 20-9-77 frente al  mismo rival y en el mismo escenario también por puntos.

El 23-5-78 en San Pablo, Brasil, le ganó por puntos en 12 asaltos a  Joao Mendoca y se quedó con el cinturón sudamericano de la categoría.

Finalmente, el 25-11-78 al derrotar a Porcel de Peralta en el Luna Park retuvo el título argentino y se quedó con la chance de desafiar al japonés Kudo.

En 1972 había adquirido el derecho de participar en los Juegos Olímpicos de  Múnich,  Alemania, pero el Comité Olímpico Argentino redujo el número de participantes por falta de recursos y el “Cholo” resultó uno de los perjudicados al no poder viajar.

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