Las voces del deporte que se pronunciaron contra Donald Trump fueron múltiples. No solo de estadounidenses, sino también de extranjeros que se desempeñan en el país norteamericano. Y entre ellas se destacó una de especial interés para los argentinos: la de Emanuel Ginóbili.
“Creo que es grandioso lo que está sucediendo. Los atletas tenemos cámaras frente a nosotros y en muchos casos la gente no tiene esa oportunidad. Los atletas que lo hacen tienen esta oportunidad, y es grandioso lo que sucede en la NFL”, dijo Manu durante el día de atención a la prensa de la NBA.
“Lo que siempre escucho acerca de este país es que es un país libre, y tienes la libertad de expresión y hacerlo pacíficamente. Y yo apoyo eso”, agregó el bahiense.
Para el ex integrante del seleccionado argentino, la actitud de los jugadores de la NFL, muchos de los cuales se arrodillan antes de la entonación del himno para reclamar por violencia racial, “ayuda a entender problemas más profundos que han existido en este país durante mucho tiempo”.
“Han sido muy valientes, y es algo que debía hacerse”, concluyó el argentino, de 40 años.
Otro de los referentes de los Spurs que habló del conflicto entre Trump con el deporte estadounidense fue Gregg Popovich, entrenador de San Antonio. El legendario coach fue tajante: “Nuestro país es una vergüenza mundial”.
“Este es un tipo que pensaba que cuando la gente alzaba sus brazos durante los juegos era para honrar a la bandera. Es delirante, pero es con lo que hay que vivir”, analizó Popovich. “Tenés una opción: podemos seguir golpeando nuestras cabezas en las paredes por su conducta; o podemos decidir que las instituciones de nuestro país son más importantes, las personas son más importantes, la América decente que todos tenemos y queremos es más importante, hacer lo que tenemos que hacer!, cerró.
Asimismo, Michael Jordan también criticó, aunque sin nombrarlo, a Trump: “No hay que demonizar ni excluir a quienes ejercen su derecho a expresarse pacíficamente. Deberíamos buscar maneras de trabajar juntos y apoyarnos en lugar de crear más división”.
Al mismo tiempo que Trump se peleaba con jugadores de la NFL, la Casa Blanca declinaba la tradicional invitación a Golden State Warriors, últimos campeones de la NBA. Previamente, Stephen Curry, figura del equipo, había adelantado que votaría en contra de asistir por sus desacuerdos con el presidente de Donald Trump.