Manu Ginóbili, un legado único e inigualable

El bahiense dejó una huella enorme. Comportamiento, compromiso, tenacidad. Sin dudas, es el mejor deportista argentino de todos los tiempos.

Manu Ginóbili, un legado único e inigualable

¿Cuál es la explicación que tiene el mundo del basquet para idolatrar a Emanuel Ginóbili? La respuesta es fácil: siempre fue el mismo. Si bien tuvo que comprender el alcance de su fama, la esencia del bahiense nunca cambió.

Tuvo una variación lógica, normal, cuando de pronto se encontró con una multitud de medios que lo acosaban para una nota. La llegada a la NBA fue el sueño del pibe. Esa nube se disipó cuando encontró la manera de resolver una situación ajena a su status anterior, jugando en Italia y conocido por los amantes de esta disciplina.

Recuerdo tiempos en que en alguna entrevista contaba que tenía que ir antes que el resto de sus compañeros porque estaba bajo en defensa, y mientras Parker, Duncan, Bowen disfrutaban unas lindas vacaciones, Manu se sometía a sesiones extremas de entrenamiento.

Otra situación “loca”, luego del mundial de Indianápolis, fue que quedamos en encontrarnos en el aeropuerto local para hacer una nota.

Apareció con el gorrito de Piluso, ni bien me vio me hizo seña para que subiera con él y lo primero que me dijo fue: “Diego, bancame que tengo que elongar, tengo las piernas destruidas pero estoy feliz”, me senté y me di cuenta que iba a ser muy grande. En otra ocasión nos encontramos y charlamos sobre su rol en el equipo, la confianza con Greg Popovich, la disciplina.

En Bahía Blanca, me contaba lo asombrado que estaba con el trato que se le daba a Lionel Messi. Muchas charlas, entrevistas. Lo conocí en la época de Andino de La Rioja (todavía le deben el sueldo), en algún video de la Liga, pero en Reggio Calabria en la segunda de Italia sabíamos que la estaba rompiendo. Los cables de noticias alababan al zurdo bahiense que lideraba al equipo a un ascenso histórico. Kinder posaba sus ojos sobre él, sólo como reemplazo.

Primeros tiempos en el viejo continente, recién ascendido, campera inflable azul, check in de aerolíneas y  primer encuentro. Su rostro denotaba mucha sorpresa y un clamor entre risas, se dejó llevar por los pasillos del aeropuerto: “¿A mí me venís a hacer una nota?” deslizaba con rostro feliz.

Lo recuerdo como hoy: “Para mi vas a terminar en la NBA”. Era un pálpito. Había visto muy poco de él pero en Italia hablaban maravillas y con absoluta sinceridad, me guíe por esos comentarios. Cuando lo vi en Kinder me di cuenta que era de otro planeta, MVP, récord por donde lo mires y cara eterna de Nike Bologna. San Antonio no dudó porque lo que vio en Europa fue sobrenatural.

Terminó la temporada para los Spurs

Por tercer año consecutivo Golden State Warriors se adjudicó la Conferencia Oeste e igualó el récord de Los Angeles Lakers. Se impuso ante San Antonio Spurs 129 a 115 y barrió la serie final de Conferencia por 4 a 0.

Emanuel Ginóbili fue titular desde el inicio y terminó como la segunda arma ofensiva con 15 puntos (5-8 dobles, 1-4 triples y 2-2 libres), 1 rebote y 7 asistencia en 32 minutos.

El partido estuvo cargado de factores emocionales que lo pusieron a un segundo plano.

Sin Kawhi Leonard ni Tony Parker, San Antonio debía hacer el juego perfecto y estuvo lejos. Igual Golden State no ganó por las bajas de su rival, sin ellas también habría sido favorito.

Para “Manu” pudo haber sido el último de su carrera. El bahiense pidió algunas semanas para tomar su determinación pero el público cuando abandonó el rectángulo a falta de 2’ 25’’ igualmente lo despidió coreando su nombre.

Fue increíble. Hasta Golden State dio muestras de respeto. Se sentó en el banco miró todo el estadio, quien gritaba “Manu, Manu, Manu”. Sos ojos se llenaron de lágrimas. Ídolo indiscutido.  Ginóbili ratificó estar mental y físicamente en condiciones. Dependerá de él.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA