El streaming y las playlist están cambiando la forma de escuchar música. A contramano, una tendencia vintage ha transformado a los discos de vinilo en objetos de culto. Tanto que hasta se editan en este formato álbumes que originalmente salieron en CD. Un negocio para las alicaídas discográficas hecho a la medida de la nostalgia. Del tocadisco a la bandeja, de la bandeja a la casetera, de la casetera al walkman, del walkman al minicomponente, del discman al celular. Y de nuevo a la bandeja. La vuelta a la música en cinco discos que no te podes perder.
“Divididos por la felicidad”: el disco de Sumo que cambió al rock argentino
Sumo fue el canto del cisne de Luca Prodan. Un italiano que sacudió de las solapas al rock argentino, que decía que el rock argentino estaba anquilosado y sonaba a viejo. Sumo era una suerte de orquesta inadaptada, dirigida por ese italiano que había hecho su formación musical en el Londres del punk y el reggae, que se vino a la Argentina escapando de la muerte por su adicción a la heroína. Sumo fue la banda que transformó al under en la música oficial de la primavera democrática.
"Divididos por la felicidad" es el primer disco de Sumo y el nombre es un homenaje explícito a Joy Division, una banda inglesa de culto en la escena post punk y dark. Las sesiones de grabación se desarrollaron entre octubre del '84 y enero del '85 y el disco salió a la calle el 1 de abril de 1985.
"Divididos por la felicidad" es un trabajo rupturista. Sumo sonaba como ningún otro grupo había sonado hasta entonces en el rock argentino y el disco incluía "La rubia tarada" que, para algunos, es un tema lleno de prejuicios sociales y de clase. Pero para la mayoría es el gran clásico de Sumo, el hit radial que los llevó de los pubs a los grandes teatros y la primera canción que Luca compuso íntegramente en español.
La sonrisa plácida con que encontraron muerto a Luca Prodan la mañana del 22 de diciembre de 1987 en una casa comunitaria de la calle Alsina, a seis cuadras de la Rosada, fue el fin de Sumo. Acababan de lanzar su tercer disco de estudio "After chabón" y la noticia explotó en las radios ese martes por la mañana. Fue una Navidad triste. Ese mismo día comenzó un mito que ya lleva casi 32 años e influyó de manera decisiva en la generación de músicos que hizo el rock que vendría.
El hit: La rubia tarada
Tenés que escuchar: Mula plateada
“The man machine”: el disco de Kraftwerk que inventó la electrónica
¿Pueden las máquinas hacer música? Para Ralf Hütter, Florian Schneider, Karl Bartos y Wolfgang Flür esta pregunta tiene una sola respuesta. Y la contestaban cuando la computación y la robótica sonaban a cuento de ciencia ficción. Son Kraftwerk, los Beatles de la electrónica. "Die mensch maschine", en alemán o "El hombre máquina", en español, es el séptimo disco de Kraftwerk, un manifiesto futurista que fue lanzado el 19 de mayo de 1978, en plena explosión del punk, y los 36 minutos que duran los seis temas del álbum están entre los más influyentes de la historia de la música contemporánea.
"The man machine" fue grabado en Kling Klang, los estudios de la banda en Düsseldorf, utilizando en su totalidad instrumentos electrónicos, nada de guitarras, bajos ni baterías.
Muchos eran casi desarrollos experimentales, como el vocoder, un sintetizador con el que trataban las voces.
Con Alemania devastada tras la guerra, Hütter y Schneider creyeron que su país debía reinventar su cultura. Para hacerlo no partieron de las raíces afroamericanas del rock sino de la música clásica. Los rayos de influencia que lanzó Kraftwerk alcanzaron dimensiones insospechadas. Desde las experiencias de Alan Parsons Project (el ingeniero de sonido de Pink Floyd) al synth-pop de Ultravox y Gary Numan; pasando por la new wave de Devo, la trilogía berlinesa de David Bowie y el post punk de Joy Division , hasta llegar al hip hop y la electrónica de discoteca.
A poco más de 40 años de "The man machine", esa suerte de humanoides que cantaban sobre radioactividad, robótica y ecología son considerados la banda que predijo el futuro de la música y que, con su profecía de que la tecnología y el hombre se darían la mano, anticiparon los cambios de nuestra vida cotidiana.
El hit: The model
Tenés que escuchar: The robots
Ok Computer”, de Radiohead: ¿el último gran disco de rock?
"Hagan lo que quieran" les dijeron los ejecutivos de EMI y los músicos de Radiohead hicieron "Ok computer" que, para muchos críticos, es el último gran disco de rock. Una obra visionaria que salió primero en Japón (mayo de 1997), y luego en el resto del mundo. Es el tercer disco de Radiohead que da un giro a su estilo con un toque futurista, dejando atrás el brit pop guitarrero de sus trabajos anteriores. "Ok computer" tiene un sonido experimental que lo emparenta con Pink Floyd pero también con las búsquedas más retorcidas del jazzero Miles Davis.
El concepto general de "Ok computer" trata sobre un futuro angustiante controlado por las máquinas y refleja la alienación posmoderna. Y la tapa traduce ese paisaje con una estética de collage creada por Stanley Donwood. Pero también y a su modo es un grito esperanzador.
Para grabarlo, Radiohead alquiló St. Catherine's Court, un castillo de 1500, ubicado a 180 km de Londres, que perteneció a la familia del rey Enrique VIII. "Ok computer" es lo más alto a lo que llegó el rock alternativo. Quizás sea el último gesto de audacia extrema de una banda de rock que capturó el signo de su tiempo.
El hit: Karma police
Tenés que escuchar: Exit music (for a film)
“El jardín de los presentes”: el disco de Spinetta que salió en medio de la peor tragedia
"El jardín de los presentes" es el noveno disco Luis Alberto Spinetta y el tercero con Invisible, el trío que formó en 1973 con Machi y Pomo (batería), pero que para este álbum ya era un cuarteto porque incluía a Tomás Gubitsch, un guitarrista prodigio surgido del tango experimental que, después, tocó en el primer Octeto de Astor Piazzolla.
Fue editado el 29 de septiembre de 1976 pero recién llegó a las disquerías en la segunda quincena de noviembre. Un disco lleno de lirismo que salió en el momento de mayor violencia de nuestro país, cuando el baño de sangre iniciado por las organizaciones guerrilleras y la Triple A abrió la puerta a la más feroz dictadura, que trajo más muerte y miles de desapariciones. Si se hace un ranking de la obra de Luis Alberto Spinetta, sin dudas, está en el top cinco.
1976, el año que salió el disco, fue el primer momento de gran popularidad de Spinetta. Cuando se codeó con Piazzolla y Borges, cuando salió en la tapa de la revista Gente entre los personajes del año, cuando tocó en la concentración de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial '78. A las funciones de presentación del disco en el Luna Park asistieron unas 15 mil personas, que agotaron las entradas varios días antes de los recitales. A esa altura el Flaco Spinetta ya era un ícono que había desbordado la contracultura y el rock.
"El jardín de los presentes" fue el intento de crear una nueva música urbana, cruza de rock, tango y jazz. Una búsqueda inconclusa y sin continuadores sobre la que el mismo Spinetta sólo volvería años después en "Bajo Belgrano", con su banda Jade. Una de las obras cumbre de un músico y poeta que no hizo caso de las modas, que captaba las vibraciones de la sociedad y las transformaba en arte.
El hit: El anillo del capitán Beto
Tenés que escuchar: Niño condenado
“Canción animal”: el álbum de Soda que nació de un romance entre leones
Puede que muchos no hayan escuchado todo el disco "Canción animal" aunque difícilmente haya alguien que no oyó "De música ligera", himno de los estadios de Soda Stereo. Pero "Canción animal" es más. Lanzado el 7 de agosto de 1990, incluye diez temas grabados en los estudios Criteria, de Miami, los mismos que también usaron Bob Marley, Abba, AC/DC y los Bee Gees. Inicialmente iba a llamarse "Tensión e integridad", pero lo descartaron por el nombre del tema que habla del turbulento romance de Gustavo Cerati con Paola Antonucci, una chica de 19 años.
Eso es lo que retrata la tapa del álbum que, a partir de un boceto inicial de Alfredo Lois, rediseñaron Gustavo y Paola. La foto de una pareja de leones apareándose los representa a ellos. La veleta, ubicada arriba a la izquierda, la juventud del baterista Charly Alberti. El tensegrid, arriba a la derecha, el equilibrio del bajista Zeta Bossio. Una portada que en algunos países de Latinoamérica fue censurada y reemplazada por una foto del grupo en naranja y azul. Considerado el gran disco clásico del rock latino, para Rolling Stone ocupa el puesto 9 entre los mejores 100 de la historia del rock argentino.
El hit: De música ligera.
Tenés que escuchar: Hombre al agua