La Justicia condenó a 10 años de prisión a Javier Colaiacovo, el joven de 29 años que manejaba alcoholizado al chocar contra un poste en el Acceso Norte y Manuel A. Sáez y provocar la muerte de Marianela Pulitti (26) el 27 de enero de 2019. El conductor condenado seguirá en su casa hasta que la sentencia quede firme, ya que goza del beneficio de la prisión domiciliaria.
La jueza Nancy Lecek mantuvo la imputación del fiscal Darío Tagua acerca del incidente que acabó con la vida de la joven: homicidio simple con dolo eventual, es decir, que el acusado sabía el desenlace fatal y nada hizo para evitarlo.
Colaiacovo, que manejaba con 2,13 gramos de alcohol por litro de sangre, a 120 kilómetros por hora y pasó un semáforo en rojo, finalmente fue sentenciado a 10 años de cárcel e inhabilitado a manejar por siete años. Además del delito de homicidio, la jueza sostuvo el de lesiones graves en referencia a lo ocurrido con Maximiliano Soria (28), acompañante en el Volkswagen Vento.
"Colaiacovo tuvo una actitud criminal al conducir a 120 kilómetros por hora y perder el dominio del auto", dijo la semana pasada Darío Tagua, jefe de los fiscales de Tránsito, durante los alegatos que realizó junto a la fiscal Liliana Giner, al ratificar el pedido por 12 años de prisión.
Según explicó Tagua, el hecho debía ser traducido como un homicidio simple doloso (por la joven fallecida) y como lesiones graves (por Maximiliano Soria, el otro ocupante del vehículo). Para el defensor Juan Day, en cambio, se trató de un caso de culpa compartida entre la Policía y los ocupantes del auto y solicitó tres años de cárcel efectiva.
Pese a las pruebas en su contra, el imputado había asegurado que no pasó semáforos en rojo, que fue un accidente y que Soria, el acompañante, le tiró el freno de mano. Según su testimonio, ante esto perdió el control de su auto y terminó chocando contra el poste en Las Heras.
Instantes antes del siniestro fatal, y luego de la multa que le hicieron, la Policía le retuvo el carnet aunque permitió que el auto lo siguiera manejando Soria, que no estaba ebrio. Sin embargo, esto fue por pocos minutos ya que el dueño del vehículo volvió a tomar el mando, tras activar un par de veces el freno de mano mientras conducía su amigo, en clara señal de que quería volver a manejar.
Colaiacovo es amante de los rodados, corría picadas y su coche estaba preparado para esas carreras. El impacto fatal fue tan fuerte que el Vento se partió por la mitad.