Casi sin preámbulos, explosión mediática o bombardeo publicitario, el fútbol de alta competencia se consolidó como una expresión de industria al máximo nivel favorecido por el ingreso de capitales provenientes de sectores infrecuentes durante la centuria pasada pero claramente perceptibles en lo que va de este siglo XXI. Si la influencia de japoneses y coreanos había marcado la década del’90, al punto que poco después conjuntamente organizaron el Mundial 2002, lo cierto es que desde el mismo continente asiático se corrió el eje hacia el Golfo Pérsico, donde los magnates multimillonarios investidos como jeques en los emiratos árabes lanzaron al mundo señales firmes de que su desembarco en el negocio alrededor de este deporte había sido para quedarse.
Una prueba contundente estará a la vista en estos octavos de final de la Champions League, en el juego del martes entre Manchester City y Barcelona. Cada vez que se enfoque a Sergio Agüero y Lionel Messi, la publicidad más visible – en el centro del pecho – será la de Etihad Airways y Qatar Airways, respectivamente. Lo mismo cuando aparezcan Martín Demichelis y Javier Mascherano, Touré Yaya y Luis Suárez, Edin Dzeko y Neymar. Es ya un hecho naturalizado, el cual no se cuestiona sino que se acepta como un efecto previsible del vínculo gestado entre sponsor e institución deportiva.
Los árabes vienen cumpliendo un plan estratégico a largo alcance, el cual está en plena expansión y sin miras de detenerse. Ya luego del Mundial 2006, tantearon a los brasileños Roberto Carlos y a Ronaldo para instalarse en su fútbol (Dubai y Qatar, respectivamente) y en los tres años siguientes desembarcaron progresivamente en su operación más exitosa: la Premier League inglesa. Desde el Emirates Stadium del Arsenal hasta la compra del Manchester City como hechos más resonantes, como también la adquisición de porcentajes accionarios en clubes de menor renombre, pero de tradición probada.
En el City, por citar un caso, la compra de Agüero obró como un hecho bisagra de demostración de poder. El Kun era pretendido en ese entonces por el Real Madrid, pero una negociación rápida lo instaló en el fútbol inglés. Es más, hasta a la propia y prestigiosa entidad española le llegó una propuesta para refaccionar el mítico estadio y transformarlo en el "Emirates Santiago Bernabeu" en 2013, a cambio de 200 millones de euros.
En Inglaterra, un "vacío legal" permite el ingreso de estos capitales foráneos, al punto que más de la mitad de los equipos de la Premier League ya son propiedad de manos extranjeras: Arsenal, Aston Villa, Chelsea, Everton, Fulham, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Portsmouth, Sunderland, Tottenham Hotspur y West Ham.
El City fue comprado el 1ro. septiembre de 2008 por el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, quien abonó una suma impactante: 210 millones de libras, equivalentes hoy a cerca de 325 millones de dólares. Ese mismo día, el delantero Robinho se convirtió en el refuerzo estrella, al punto que se le pagó 32,5 millones de libras (unos 50 millones de dólares) al Real Madrid por su traspaso. El nivel del brasileño fue decreciente y se lo terminó transfiriendo al Milan por la mitad de lo que se había abonado en su fichaje. La sucesión de resultados poco satisfactorios provocó que el archirrival de los Red Devils despidiera a su DT Mark Hughes y trajera al italiano Roberto Mancini, con quien se ganaron la FA Cup y el título de liga después de 44 años, con el recordado gol del Kun al Queen Park Rangers a los 93'20'', que le diera la agónica victoria por 4-3.
La compañía de viajes Thomas Cook había sido patrocinante del City hasta el final de la Premier League 2008-09 y pagaba anualmente 1,5 millón de libras. La llegada de Mansour provocó que el aporte pasara a ser de 400 millones de libras por el acuerdo con Etihad Airways. El vínculo, vigente hasta 2018, además de la publicidad en la camiseta se hace extensivo a denominar al estadio "Etihad Stadium" y al lugar de entrenamiento "Etihad Campus".
El Barça, en tanto, negoció un acuerdo con el estado qatarí durante la presidencia de Sandro Rosell, cuando se gestó un vínculo contractual que tendrá vigencia hasta mediados de 2016. En ese convenio, Qatar Airways se constituyó en el principal sponsor de la camiseta blaugrana a partir del siguiente plan de pagos: uno de 30 millones (2014), otro de 32 millones (2015) y el restante de 33,5 (2016). Además, si el equipo ganase la Champions League en esta etapa, de inmediato recibirá adicionalmente un premio de 5 millones de la moneda europea.
Una de las claves para que el acuerdo llegara giró en torno de Messi, a partir de su visita a Doha (2013) para estar presente en la Aspire Academy, en la cual se reclutan jóvenes jugadores de todo el mundo con el afán de perfeccionarlos para la práctica del fútbol. La cabeza grupal de este proyecto es el entrenador español Josep Colomer. Entre el director técnico y la "Pulga" hay una relación especial que se remonta a cuando el argentino despuntaba en infantiles y el captador de promesas lo incorporó a La Masía, el centro integral de formación que posee el blaugrana.
Colomer estuvo encargado de la sección formativa en la entidad catalana desde 2003 hasta 2005, etapa en la que Messi se potenció al extremo para luego acceder al primer plano cuando pasó a integrar el plantel profesional. Ahora, con Leo consagrado a nivel mundial, se gestó una reciprocidad: viajar desde Barcelona a la capital qatarí - y sumarse a un programa para combatir la malaria en el continente africano. La presencia del astro en Qatar revolucionó la sede de la Aspire Academy y sus efectos persisten hasta hoy.
Además de la actual ligazón con el Barça, ya en 2012, Tamim bin Khalifa Al-Thani, actual emir qatarí, se decidió por una apuesta fuerte con la compra del Paris Saint Germain. Capital no le falta a la principal autoridad de este emirato, ya que su fortuna personal está estimada en alrededor de 2 mil millones de dólares. Su padre, Hamad bin Khalifa Al-Thani, quien abdicó su trono en favor de su hijo en 2013, posee cerca de 2.600 millones de dólares como respaldo monetario, diversificado en las acciones mayoritarias que tiene en cadenas hoteleras, telefonía móvil, el Banco de Doha, una concesionaria de vehículos de alta gama y la tienda londinense Harrod's.
Por otro lado, en la FIFA, con un tambaleante Joseph Blatter, no queda claro que el oficialismo pueda conseguir la reelección con facilidad. Los comicios en Zurich se realizarán el próximo 29 de mayo y el jordano Ali bin Al Hussein, pasó a terciar en el centro de la escena. El contendiente del suizo no sólo es uno de los vicepresidentes de la FIFA, sino que también es príncipe de Jordania e hijo del fallecido rey Hussein. Además, cuenta con la pujanza de sus 39 años de edad y de un respaldo económico-financiero que fortalece sus expectativas como candidato. Lejos de ser un capricho o un esnobismo de multimillonarios, el poder del fútbol-turbante apunta a diversificarse en actores pero no de su fin de acapararlo todo.