"Resumiendo un poco, una de las cosas que mas extraño del día a día es la tranquilidad de las mañanas en casa junto con la familia y los mates, especialmente en los embarques largos, cuando los días son muy rutinarios y casi no queda tiempo más que para dormir y trabajar.
Por suerte, Mendoza todavía cuenta con ese atractivo de ser una ciudad tranquila o al menos, se puede encontrar tranquilidad en ciertas horas del día o en ciertos días a la semana, diferenciándola de muchas otras ciudades del mundo en las que la vida es mucho mas acelerada.
También se añora mucho la manera de empatizar y hacer sociales con la gente. Aunque el mendocino tenga fama de ser cerrado, reconozco que es más fácil relacionarse acá que en cualquier otra parte del mundo (donde uno puede vivir años en el mismo lugar y no conocer al vecino)."