El pequeño asteroide 2012 TC4 pasará mañana cerca de la Tierra, a una distancia aproximada de 44.000 kilómetros. Su trayectoria no supondrá ningún peligro para nuestro planeta, pero sí pondrá a prueba la red de defensa, en particular los sistemas de detección y caracterización de los llamados objetos próximos a la Tierra (Near Earth Object o NEO, en inglés). En el hipotético pero improbable caso de que el cuerpo celeste atravesara la atmósfera terrestre, los efectos del objeto 2012 TC4 serían similares a los producidos por el bólido que sobrevoló Tcheliabinsk en 2013.
Australia será el lugar más fácilmente observable cuando el 2012 TC4 pase lo más cerca de la Tierra. Serán entonces las 2.41 del jueves en Argentina.
El asteroide provocó entonces graves ondas de choque que hirieron a cerca de 1.500 personas y dañó unos 7.000 edificios. Como el próximo impacto de un asteroide es sólo una cuestión de tiempo, los investigadores quieren aprovechar ahora el acercamiento del 2012 TC4 para obtener información valiosa de cara al futuro.
El asteroide, cuyo diámetro según la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) se estima entre los 12 y 27 metros, ofrece "una excelente posibilidad para reconocer las capacidades internacionales y probar el seguimiento de objetos cercanos a la Tierra y analizar nuestras habilidades para ver cómo podemos reaccionar de manera conjunta ante una amenaza real", escribió la Agencia Espacial Europea (ESA).
Rüdiger Jehn dirige el departamento del Centro Europeo de Control de Vuelo Espacial Esoc, en Darmstadt, que se ocupa de la investigación de "objetos cercanos a la Tierra" (abreviado en inglés: NEOs).
"Un caso como el de Tcheliabinsk sucede cada 40 o 50 años", declaró. Un suceso como el ocurrido hace 108 años, cuando un gran pedazo de 40 metros del espacio destruyó en Siberia cerca de 2.000 kilómetros cuadrados, es algo que sucede sólo cada 300 años, indicó. "Cuanto mayor es el asteroide, más baja es la probabilidad. El impacto que acabó con los dinosaurios sucedió hace 65 millones de años", recordó.
Es el hipotético caso de que un astro grande y potencialmente peligroso se acercara a la Tierra se tendrían años o incluso décadas, gracias a los actuales controles, para poder aplicar medidas de protección.
"La opción más lógica sería un impacto cinético", declaró Jehn. Esto significa, hacer que el asteroide impactara con otro objeto para poder desviarlo de su trayectoria. "En caso necesario se podría pensar también en un impacto nuclear, pero esto se lo deberíamos dejar a los estadounidenses. En Europa no estamos preparados para probarlo", agregó.
Sin embargo, los asteroides pequeños también suponen una amenaza como quedó patente en Tcheliabinsk. El ex astronauta del Apollo Rusty Schweickart aboga por luchar también contra este tipo de objetos del espacio. "Deberíamos hacer algo dondequiera que podamos salvar vida o evitar la destrucción de cosas", comentó el estadounidense de 81 años en una entrevista con la revista alemana "Der Spiegel".
Jehn aspira a la creación de su sistema de alerta con el que se pueda avisar a las personas en peligro cerca de una semana antes. "Si pudiéramos decir a la población: '¡Quedaros en vuestros sótanos!', como con una alerta de tornado, entonces se podría predecir con gran exactitud y evitar grandes daños. Eso sería un gran avance", declaró.
Schweickart se remite por su parte a que no sólo se trata de un sistema de alerta, así como de técnicas de defensa y evacuación, sino también de la preparación política. "En caso de que ocurriera debe estar claro quién decide qué, quién lanza los cohetes, quién paga el coste con dinero de sus contribuyentes. Es una decisión planetaria. Debemos actuar todos juntos", señaló.
Por el momento los presupuestos son más bien modestos. En la ESA hay a disposición de la detección de asteroides y defensa 26 millones de euros (30,8 millones de dólares) para los próximos cuatro años, según Jehn. Con esto, el trabajo se concentra, sobre todo, en el descubrimiento. Mientras, el programa de las Naciones Unidas se encuentra "por el momento a medio gas". Sin embargo, Jehn espera que esto cambie en caso de amenazas concretas.
Las películas sobre amenazas de asteroides como "Armageddon" o "Deep Impact" pueden resultar positivas, en opinión de Jehn, aunque la mayoría de ellas sean totalmente exageradas. "Las películas despiertan la conciencia y nos han ayudado enormemente con la financiación. Después de este tipo de películas se eleva cada vez nuestro presupuesto. Por ello, estamos siempre agradecidos cuando se rueda una película así", apuntó.
Por el momento se trata de buscar en todo el cielo objetos voladores y cubrir los agujeros que haya dentro de la observación. Para ello, la ESA quiere poner en funcionamiento un telescopio llamado "Fly-Eye" (Ojo de mosca) en 2019. Pero aún entonces no habrá una seguridad absoluta puesto que entre un 15 y un 20 por ciento de los NEOs llegan, según Jehn, desde el lado del sol y no pueden detectarse con el telescopio.
"Sin embargo, lo normal es que podamos ver el objeto a tiempo y tener tiempo suficiente para poder emprender las correspondientes medidas y contar con la financiación necesaria", agregó Jehn.