En un estudio publicado el miércoles, un equipo de paleontólogos añadió algunas criaturas nuevas y fascinantes a la variedad mesozoica. No eran mamíferos que se quedaban a la sombra de los dinosaurios: los sobrevolaban y evitaban a así a los depredadores en el terreno; eran esencialmente ardillas voladoras del jurásico que formaban parte de una rama de mamíferos que posiblemente todavía ponía huevos.
Los fósiles son "los más primitivos que se conocen de los precursores de mamíferos que estaban en el aire", dijo Zhe-Xi Luo, paleontólogo de la Universidad de Chicago que lideró la investigación.
Los primeros fósiles de mamíferos mesozoicos fueron descubiertos a principios del siglo XIX pero los paleontólogos batallaron durante generaciones para encontrar algo más que dientes y pedazos de huesos. Lo lograron a finales de la década de los noventa.
En un sitio en el noreste de China, casi cada ladera tenía fósiles de mamíferos impresionantes; algunos datan de hace 160 millones de años. Los investigadores se vieron en la posibilidad de examinar esqueletos enteros, algunos de los cuales todavía tenían impresiones de pelaje y piel.
Conforme se han excavado más fósiles, los científicos los han usado para incorporar ramas antes desconocidas de la familia mamífera al árbol filogenético.
Todos los mamíferos vivientes están divididos en tres ramas. Los ornitorrincos, que todavía ponen huevos, pertenecen a la más antigua; se cree que sus ancestros se dividieron de los demás mamíferos hace unos 170 millones de años. Millones de años después se dividió otra rama.
Uno de los linajes resultantes evolucionó a los marsupiales, como canguros y zarigüeyas, los cuales terminan de desarrollarse dentro de las bolsas o marsupios.
El otro linaje es el nuestro y representa la mayoría de las especies mamíferas vivientes: los mamíferos con placenta se desarrollan dentro del útero y reciben la sangre de sus madres.
Unos de los fósiles recientemente descubiertos pertenecen a esos tres grupos. Otros pertenecen a ramas que antes no eran conocidas.
De estos últimos, algunos se dividieron de los ancestros comunes de mamíferos vivientes, pero otros mamíferos primitivos se separaron desde antes.
Cuando los paleontólogos estudiaron el tamaño y la forma de esos fósiles, encontraron que muchos no embonan (empalman) con las imágenes de los mamíferos tempranos como pequeños animales que comían insectos. Para sorpresa de los investigadores, varias especies extintas evolucionaron con cuerpos similares a los de mamíferos vivientes.
Probablemente hubo algún beneficio que los llevó a evolucionar de manera repetida como voladores. Por ejemplo, algunos mamíferos que habitan en árboles sólo pueden alimentarse de ciertas especies de estos y estar en el piso posiblemente los ponía en riesgo de morir a manos de algún depredador. Deslizarse por el aire posiblemente evitaba que tuvieran ese problema.
Algunos nadaban como nutrias, por ejemplo. Otros hurgaban por comida como los mapaches o se metían a nidos de insectos como los hormigueros.
Hoy, mamíferos con placenta como las ardillas voladoras o marsupiales como los petauros del azúcar, se deslizan por el aire para moverse de un árbol a otro.
No fueron los únicos mamíferos en hacerlo. Luo, de la Universidad de Chicago y sus colegas, han descubierto también al menos dos especies más de mamíferos voladores de China, los cuales describieron en un artículo de la revista Nature.
Los fósiles de esas especies, Maiopatagium y Vilevolodon, están muy bien preservados por lo que revelan muchos detalles anatómicos.
Tenían capas de piel que formaban unas cuasialas y se extendían de sus cachetes a sus piernas. También contaban con hombros flexibles necesarios para escalar árboles y maniobrar mientras se deslizaban por el aire.
Luo y sus colegas descubrieron que las dos nuevas especies son familiares todavía más lejanos de los actuales voladores que los Volaticotherium. Pertenecen a un linaje extinto, los haramiyidanos, que se separaron de los ancestros de todos los mamíferos actualmente vivos hace unos 200 millones de años.
Por tanto, sólo comparten algunas de las características que presentan los mamíferos actuales.
Tenían pelaje y sangre caliente, pero en otras cuestiones eran más como reptiles: no habían evolucionado una cadena de huesos que les permite oír a los mamíferos actuales, por ejemplo.
Los nuevos fósiles también muestran unas adaptaciones inusuales a su hábitat. Para reforzar los músculos usados para deslizarse, sus clavículas se juntan en forma de v, "como las espoletas de un pollo", dijo Guillermo Rougier, paleontólogo de la Universidad de Louisville que no estuvo involucrado en los nuevos estudios.
Luo agregó que probablemente hubo algún beneficio que los llevó a evolucionar de manera repetida como voladores. Por ejemplo, algunos mamíferos que habitan en árboles sólo pueden alimentarse de ciertas especies de estos y estar en el piso posiblemente los ponía en riesgo de morir a manos de algún depredador. Deslizarse por al aire posiblemente evitaba que tuvieran ese problema.
Para el Dr. Meng, del Museo Americano de Historia Nacional, los fósiles de voladores demuestran que muchos tipos de mamíferos siguieron el mismo trayecto evolutivo. "Hicieron sus propios experimentos", dijo.
El que se haya dado una evolución similar repetida es particularmente impresionante porque los mamíferos voladores más tempranos evolucionaron en bosques muy distintos a los actuales. Todavía no existían los árboles de flor, por lo que no había frutas que comer. En cambio, los mamíferos voladores tempranos probablemente comenzaron a saltar de árbol en árbol para alimentarse de coníferas o de las partes suaves de helechos.
Los nuevos fósiles señalan qué tantas sorpresas todavía hay por descubrir, dijo el Dr. Rougier, de Louisville. "Mi expectativa es que seguiremos encontrando más cosas extrañas".