Las conductas cotidianas como el consumo de alcohol, comidas rápidas con alto contenido de sal, el estrés, entre otras, pueden determinar por anticipado quién puede padecer hipertensión arterial (HTA) a futuro. Estos condicionan al organismo más allá de lo genético.
La mayoría de la gente tiene al menos algún hábito que puede predisponerlo a padecer esta patología que la Organización Mundial de la Salud considera la principal causa de enfermedad y muerte en el mundo. Esto permite concluir que la mayoría está en condiciones de verse afectada.
"Esto es así a tal punto que la primera medida de prevención es el cambio de hábitos y lo primero que se indica cuando se detecta la enfermedad", señaló el doctor Alejandro Saracco, del Programa de Prevención Cardiovascular del Ministerio de Salud local. Actualmente, 60% de la población mayor de 65 años tiene HTA.
En tanto, el cardiólogo Gerardo García, miembro de la comisión directiva de la Sociedad Mendocina de Cardiología, señaló que "hay incluso cada vez más jóvenes menores de 20 años y adolescentes que empiezan a tener hábitos que el día de mañana los llevaría a tener HTA". Mencionó que "la mayoría de la población adulta mayor de 30 ó 35 años está en riesgo". En el caso de los jóvenes, esto es atribuible fundamentalmente a dos factores: el estilo de vida y la dieta.
En el primer caso, se observa una tendencia a dejar de hacer actividad física, fundamentalmente a partir de que se incorporan al mercado de trabajo. Además, el consumo de alcohol, cuando es excesivo, especialmente si va acompañado de tabaquismo, efectivamente aumenta la presión sanguínea.
Respecto de la dieta, las ingestas fuera de la casa o el poco tiempo dedicado a la cocina hacen que haya mayor consumo de comidas rápidas, muchas veces recargadas en sal, hidratos de carbono y grasas, alimentos que además producen sobrepeso.
Saracco planteó el escenario actual, en el que 100 mil argentinos mueren por año por enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte, íntimamente relacionadas con la HTA.
La presión arterial elevada tiene consecuencias en la salud cardiovascular, renal y mental, ya que es la principal causa de demencias y pérdida prematura de las capacidades cognitivas, se menciona en un documento del XX Congreso Argentino de Hipertensión Arterial que se realizó en abril en Rosario.
Anticiparse
La falta de conciencia real sobre las consecuencias de estos malos hábitos, así como de la enfermedad, es lo que redunda en la falta de acciones al respecto. Los médicos señalaron que se debe trabajar desde las escuelas, las familias, el gobierno y los médicos para lograr una comunicación más eficiente.
Por ejemplo, "hay que empezar a hacer actividad física antes de llegar al sobrepeso (...) hay que trabajar con el paciente sano", dijo Saracco.
Uno de los ejemplos mencionados es el de las familias completas que tienen aumentado su peso corporal, lo cual pone de manifiesto malos hábitos.
Se destaca que la atención primaria debería hacer una detección precoz de las conductas que pueden conllevar enfermedad en el largo plazo, pero al mismo tiempo se hace hincapié en el hecho de que es la misma comunidad la que no refleja las numerosas campañas y mensajes que circulan sobre el tema.
"No veo que se esté difundiendo adecuadamente para que repercuta en los hábitos, faltan métodos de prevención que impacten en la gente", dijo García.
Se recomienda consumir menos sal, evitar el sedentarismo y realizar actividad física, reducir el consumo de grasas, panificados y azúcares, reemplazándolos en lo posible por frutas y verduras, mantener controlado el peso y, desde luego, estar siempre atentos a los valores de presión arterial, que no deben superar los 140/90 mmHg.